Manuel Ruiseñor Liévano
Cuando se habla de igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, así como de perspectiva de género, la sociedad en su conjunto está obligada a afinar la mirada, porque en nuestra compleja diversidad cultural, económica y política,suelen aparecer agarradas de la mano luces y sombras en el camino de una nación que sigue aspirando a ser justa e incluyente.
Si no, veamos dos sucesos recientes que contribuyen a retratar los claroscuros de la realidad nacional, más si se trata, como decíamos, de medir la paridad entre géneros.
LUZ
La gran nota se dio antier en la Cámara federal de Diputados, cuando en sesión plenaria se aprobó, en lo general y en lo particular, el dictamen que reforma, adiciona y deroga 17 ordenamientos en materia de igualdad sustantiva y perspectiva de género, enviado— nada más ni nada menos— por la presidenta Claudia Sheinbaum. Valga acotar que en su trámite constitucional la reforma fue turnada al Senado para su posterior discusión.
Se trata de una reforma que actualiza las leyes generales para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, de Desarrollo Social, de Salud, de Educación, de Cultura y Derechos Culturales.
A modo de resumen, podemos decir que la nueva norma propuesta persigue armonizar la legislación vigente, a efecto de asegurar que ninguna mujer vea menoscabados sus derechos, sin importar su edad, lugar de residencia, servicio público requerido o actividad que desempeñe.
Por igual, confiere mayores atribuciones a la Secretaría de la Mujer y a la Secretaría de Gobernación, en relación con las violencias de género, determinando que en la impartición de justicia las autoridades jurisdiccionales deban velar en todo momento por garantizar la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, actuando con perspectiva de género y pleno respeto a los derechos humanos.
Enhorabuena, porque a lo anterior se agrega que la reforma fija el uso del lenguaje incluyente, transfiere las atribuciones del Instituto Nacional de la Mujer a la Secretaría de la Mujer y —mucho ojo— sustituye el concepto de igualdad por el de igualdad sustantiva entre mujeres y hombres. La reforma aprobada ayer, fue respaldada por el voto de las legisladoras del PAN y del PRI, lo que perfila una votación prácticamente unánime en su favor.
SOMBRAS
Ahora bien de cara a esta buena noticia y en virtud de una publicación del IMCO, uno de los más prestigiosos centros de investigación en política pública del país y cuya virtud radica en proponer soluciones efectivas a los grandes desafíos nacionales, ayer mismo conocimos los resultados de la “quinta edición Mujeres en las Empresas”, donde cual oscuros se nos dan a conocer datos reveladores, producto de que en este 2025 se analizaron a cerca de 200 compañías que cotizan en la bolsa de valores, a efecto de medir la participación de las mujeres en los consejos de administración, las direcciones relevantes (general, financiera y jurídica), as como las políticas de inclusión promotoras de su desarrollo profesional.
El condensado de resultados es abrumador en cuanto a la oscuridad que exhibe respecto del rol de las mujeres en el sector privado. Y más allá de esto, porque también retrata el enorme trecho que aún queda por recorrer, para que la paridad de género sea parte sustantiva de la cultura empresarial en nuestro país:
Uno. “México es el país de América Latina con menor participación de mujeres en los consejos de administración. Mientras que Colombia (25%), Chile (24%) y Brasil (22%) han logrado duplicar la representación de las mujeres en menos de una década, en México el avance ha sido más lento”.
Dos. “En México, las mujeres ocupan 14% de los asientos en los consejos de administración, frente a 13% en 2023 y 2024. De continuar así, el país alcanzaría la paridad hasta 2043.
Tres. “En las direcciones relevantes (general, financiera y jurídica) las brechas también persisten. Las mujeres representan 3% en la dirección general, un nivel que no ha cambiado desde 2021 y que evidencia un rezago para llegar a los puestos de mayor toma de decisión. Por otro lado, la presencia de mujeres aumentó a 15% en las direcciones financieras y a 26% en las direcciones jurídicas.
Cifras en verdad contundentes que contrastan la oscuridad del sector privado a diferencia de las luces que se dan en el ámbito del sector público. Aunque —debemos subrayar— una cuestión es la ley en letra y otra muy diferente su aplicación y asimilación en la vida nacional.
En su conjunto, son indicativos de los retos a vencer en medio de una realidad sociocultural y económica, insistimos, que ha hecho moverse con pies de plomo a las mujeres en su anhelada igualdad sustantiva.
A MANERA DE COLOFÓN
Nos queda claro que la mirada de la sociedad mexicana, debe agudizarse y no perder de vista cómo evolucionan, las prácticas de gobierno con la aplicación de la reforma que, aún en proceso, finalmente será aprobada por la mayoría del oficialísimo con y sin oposición.
Asimismo, deberá mirarse con ojo de lince si el avance en las empresas privadas es capaz de adoptar medidas que contribuyan a cerrar brechas en los consejos de administración y en la alta dirección, para abonar a una lucha histórica de las mujeres, azotadas muchas veces por la indiferencia, más allá del consabido patriarcado que las ha sujetado a lo largo del tiempo.
Queda claro que cuando se tiene voluntad y visión humanista más allá del discurso y la visión voluntarista, mucho se puede lograr. Esta semana el Congreso federal dio un paso adelante. Falta que ahora el sector privado, no de dos pasos atrás.
A nivel continental como nación no hemos salido bien librados y ya viene siendo hora de que el liderazgo de México en la llamada América Latina se finque mediante muy buenas notas de igualdad sustantiva y perspectiva de género. ¿O no? Estaremos pendientes.
titovruisenor@gmail.com
