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Bienvenida, presidenta / A Estribor

Bienvenida, presidenta / A Estribor
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Juan Carlos Cal y Mayor

Este fin de semana, Chiapas recibirá la visita de la presidenta Claudia Sheinbaum. Más allá de los eventos programados y los discursos protocolares, la verdadera pregunta es: ¿qué tiene en mente —si es que lo tiene— para impulsar el desarrollo económico y social del estado? Chiapas sigue siendo una de las entidades más rezagadas del país, con altos niveles de pobreza y una dependencia excesiva de los programas sociales. La expectativa de su visita debería centrarse en respuestas concretas para cambiar esta realidad, pero no creo que suceda.

PACIFICACIÓN

El gobernador Eduardo Ramírez ha logrado abatir radicalmente y en un tiempo record la inseguridad en Chiapas como ningún otro mandatario estatal en el país. En un contexto nacional donde la violencia se ha convertido en una constante, Chiapas ha conseguido reducir significativamente la delincuencia, lo que es un paso fundamental para el desarrollo. Sin seguridad, no puede haber progreso. Sin embargo, este es apenas el primer escalón de una larga escalera: la pacificación debe ser el punto de partida para una estrategia más ambiciosa que impulse la inversión, la generación de empleo y la mejora de las condiciones de vida de los chiapanecos.

ASISTENCIALISMO: ¿SOLUCIÓN O DEPENDENCIA?

Desde hace tres décadas, Chiapas ha recibido un apoyo presupuestario sustancial por parte de la federación. Sin embargo, esto no se ha traducido en una reducción efectiva de la pobreza. Según el Coneval, el 73.5 % de la población del estado vive en pobreza y el 29.3 % en pobreza extrema. A pesar del flujo constante de recursos, los chiapanecos siguen atrapados en una dinámica donde los programas sociales son un paliativo, pero no una solución estructural. Eso ha generado una enorme clientela electoral, pero no movilidad social ni crecimiento económico sostenido.

BAJOS SALARIOS Y FALTA DE OPORTUNIDADES

El salario promedio en Chiapas es —si no el que más— uno de los más bajos del país. De acuerdo con datos del INEGI, el ingreso laboral per cápita en el estado es de aproximadamente $3,200 pesos mensuales, mientras que en entidades del norte y occidente del país supera los $8,000 pesos. Esta brecha se debe a la escasa generación de empleos bien remunerados. La falta de una mayor inversión en sectores estratégicos como el turismo, la agroindustria y la manufactura ha dejado a Chiapas sin alternativas de desarrollo real. Algo se está haciendo, pero todavía no se ve. Quizás haya que dar más tiempo al gobierno local, y por eso el apoyo del gobierno federal para reorientar y enfocar recursos debe ser preponderante.

EL CHIAPAS POTENCIAL

Chiapas no puede depender únicamente de los programas sociales. Su ubicación es privilegiada: colinda con Centroamérica, cuenta con acceso al océano Pacífico y posee vastos recursos naturales. Esto debería traducirse en un plan integral para atraer inversiones, con incentivos fiscales agresivos, infraestructura adecuada y condiciones óptimas para la instalación de industrias. El estado tiene una de las poblaciones más jóvenes del país, lo que representa una ventaja competitiva en términos de fuerza laboral, pero sin un modelo educativo que fomente competencia, habilidades técnicas y emprendimiento, este bono demográfico se desperdiciará.

INFRAESTRUCTURA

Uno de los proyectos más relevantes en marcha es la construcción de la carretera San Cristóbal-Palenque, que mejorará la conectividad interna. Por alguna extraña razón, no aparece en el plan nacional de infraestructura anunciado por la presidenta. Financiarlo con recursos estatales frenaría la derrama económica en otros sectores de la construcción, y eso se percibirá de inmediato en la falta de circulante que afecta la economía.

Chiapas necesita corredores logísticos que faciliten la exportación de productos agrícolas y manufacturados, así como la atracción y el fomento a la inversión. Ejemplos de éxito como el Bajío, que pasó de ser una región agrícola a un hubindustrial, demuestran que con infraestructura y políticas adecuadas es posible cambiar el destino económico de una región.

EL IMPACTO NEGATIVO DE LOS PROGRAMAS SOCIALES EN LA MENTALIDAD COLECTIVA

Un efecto preocupante de la dependencia gubernamental es el cambio en las aspiraciones de la población. En lugar de buscar emprender, generar negocios o acceder a empleos mejor remunerados, muchos chiapanecos ven en los programas sociales, la obtención de una plaza gubernamental o la proveeduría la única alternativa de subsistencia. Esto genera una parálisis económica: si el incentivo principal es recibir dinero del gobierno sin necesidad de generar valor, la productividad y el crecimiento se estancan. En este contexto, la inversión en educación y el combate al analfabetismo pierden sentido, ya que no se traducen en empleos mejor pagados ni en desarrollo empresarial.

La educación debería ser una de las principales herramientas para salir del rezago. Sin embargo, el sistema educativo chiapaneco vive enfocado en sus demandas salariales, mientras que la calidad educativa queda en segundo plano. Por otro lado, los empresarios locales, en su mayoría, han optado por un modelo basado en la cercanía con el poder, donde sus ingresos dependen de contratos gubernamentales en lugar de la competencia real en el mercado. Esta simbiosis entre políticos y empresarios ha frenado la innovación y el desarrollo de sectores productivos independientes.

UNA ESTRATEGIA ECONÓMICA REAL

Diagnósticos hay muchos, pero soluciones efectivas, pocas. Sabemos qué nos duele, dónde nos duele, pero no encontramos la receta para solucionarlo. Se necesita una estrategia de desarrollo económico con metas claras a corto, mediano y largo plazo. No se trata solo de obtener más dinero de la federación, sino de utilizarlo de manera inteligente para generar infraestructura, incentivos fiscales y un entorno propicio para la inversión.

El Salvador, un país con menos de la mitad del territorio de Chiapas, ha demostrado que es posible cambiar el rumbo con decisiones estratégicas. Más allá del enfoque de seguridad de Nayib Bukele, su gobierno ha impulsado inversiones en tecnología y turismo que han comenzado a transformar su economía. Chiapas podría seguir un camino similar, pero para ello es necesaria una visión de futuro y una política que trascienda el asistencialismo.


CHIAPAS NO ESTÁ CONDENADO AL REZAGO

No se trata de mala suerte, sino de falta de planeación. Chiapas es una tierra rica en recursos naturales, cultura y gente trabajadora, pero necesita una transformación estructural. El apoyo federal es importante, pero debe canalizarse en proyectos que generen oportunidades, no en mantener un sistema de interdependencia. La visita de la presidenta Claudia Sheinbaum debería servir para abrir el debate sobre el futuro económico de Chiapas. ¿Habrá una estrategia real o seguiremos atrapados en el mismo círculo vicioso? Esa es la pregunta que debemos hacerle y esperar que responda con hechos concretos, no solo con discursos.

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