* Hay un incremento del 31 por ciento en comparación con las tropas utilizadas durante la administración de López Obrador en 2023.
Con el incremento de la violencia en al menos ocho estados del país, el gobierno de Claudia Sheinbaum ha reforzado la presencia militar en tareas de seguridad pública, alcanzando un despliegue de 131 mil 630 elementos. Según cifras de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), esta cantidad representa un incremento del 31 por ciento en comparación con las tropas utilizadas durante la administración de Andrés Manuel López Obrador en 2023 y los primeros meses de 2024, cuando 100 mil 226 efectivos apoyaban estas labores.
El reforzamiento militar se ha enfocado en estados con brotes críticos de violencia, como Guerrero, Sinaloa, Chiapas y Michoacán, además de Guanajuato, Baja California, Tabasco y Morelos. En Guerrero, por ejemplo, se reporta la presencia de 4 mil 201 elementos del Ejército, además de 8 mil 474 efectivos de la Guardia Nacional desplegados en municipios como Acapulco, Tecpan y Quechultenango.
El plan de seguridad del actual gobierno, que prioriza la investigación e inteligencia, no ha reducido la presencia militar en las calles, destacándose un esfuerzo por focalizar el despliegue en las regiones más afectadas. El pasado 29 de octubre, la Secretaría de Seguridad Pública anunció la reorientación de 246 mil efectivos de la Guardia Nacional y las Fuerzas Armadas para enfrentar la violencia y el crimen organizado por regiones.
De acuerdo con la Sedena, las tropas no solo participan en tareas de seguridad pública, sino también en la protección del territorio y espacio aéreo nacionales, la seguridad de instalaciones estratégicas, la intercepción de armas, la erradicación de cultivos ilícitos y la ejecución del Plan DN-III. Este despliegue representa el 45.5 por ciento de los 289 mil 118 efectivos que conforman las filas del Ejército mexicano.
En el marco de los primeros 100 días de gobierno, se ha dado prioridad a la atención de los diez municipios más peligrosos del país, además de coordinar esfuerzos en zonas específicas con altos índices de violencia. Estos operativos buscan contener la expansión de grupos del crimen organizado y reducir los delitos de alto impacto, como homicidios y secuestros.
El aumento del despliegue militar, aunque ha sido respaldado por algunos sectores, también ha generado cuestionamientos sobre el alcance de esta estrategia. Expertos en seguridad han señalado que, aunque la presencia militar es necesaria en zonas de alto riesgo, debe complementarse con un fortalecimiento de las capacidades civiles y una mayor inversión en investigación e inteligencia.
