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Quimera / La Feria

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Sr. López

Tío Pico entró en agonía. Se llamaba Cutberto, lo de Pico era por como era, puro pico, mentiroso de Grandes Ligas, ‘summa cum laude’. Era un tipo enteco, alto y pelirrojo, inconfundible. Ya en los preparativos finales para pasar al definitivo estado de fiambre, su esposa, tía Lupe, hincada al lado de su cama, le decía llorosa que no la fuera a dejar con la duda de “eso” de su comadre (asunto viejo, motivo de muchos desencuentros, inolvidable para ella por ser la de los cuernos), y tío Pico, sacando fuerza de flaqueza, a susurros, respondió: -Muero con la herida de tu desconfianza, Dios te perdone –la tía se sintió una facha. Murió el mendaz y a la funeraria llegó su comadre con una sorpresa, cuatro hijos, altos, entecos y pelirrojos. Tía Lupe sacó a toda la familia de la capilla ardiente y le dijo a su comadre: -Ahí te lo dejo… pagas el funeral –no hubo misas. Rigurosamente cierto.

El presidente López Obrador, no va a decepcionar a los gallardos integrantes del peladaje nacional. Saldrá de Palacio Nacional como entró: mintiendo. Por eso es tan importante cualquiera de sus actos en estos postreros días, no es cosa de dar un patinazo y echar a perder su legado, siendo veraz por algún descuido imperdonable. ¡Coherencia!

Ayer mismo en su gustado programa de variedades desde el Salón Tesorería de su casa (Palacio Nacional), dijo:

“Aprovecho para informarles que José Ramón, según me ha manifestado, no va a trabajar en el gobierno, Gonzalo tampoco, Andrés sí, pero no en el gobierno, él va a participar en Morena, quiere ayudar a consolidar Morena”.

Aclaró que su nene, Andy, no va por la presidencia del movimiento-partido de su papi, y añadió: “Sí quiero cumplirles el compromiso, de que ya una vez que yo me jubile, pues son libres, porque pues imagínense, si en la casa siempre escucharon desde niños la palabra justicia, democracia y la política, siempre”.

Después, Citlalli Hernández, la actual secretaria General de Morena, dijo que respalda la posibilidad de que Andrés López Beltrán (Andy, pero ni modo de que la señora se ande con confiancitas), ocupe el puesto de ella en Morena.

La intención de hacer de Andy el segundo a bordo de Morena ya corría desde días antes en calidad de chisme, luego ya con declaraciones de dos morenistas de alto voltaje de allá de Tabasco, que lo propusieron para el honroso cargo (no se ría).

El Presidente, que está en todas, debe haber pensado que no iba a faltar el despistado en Morena que pensara que era idea de esos dos tabasqueños pero no de él, y fueran a votar en contra de Andy para secretario General. Lo mejor era dar línea dejando claro que él nombra a Andy para el cargo; igualito que a Luisa María Alcalde para presidenta del muégano ese de Morena que aún no es partido político y no lo será mientras lo siga mangoneando López Obrador, porque es su Frankenstein, su Gólem y no piensa dejarlo en manos de las tribus que lo integran porque… porque los conoce.

Son muchas mentiras. Destaca que Andy le haya “manifestado” que no va a participar en el gobierno (dejando claro que no es necesario que doña Sheinbaum los invite, es decisión de ellos participar o no), sino que quiere “participar” en el partido de su papi, para ayudar a consolidarlo. Difícil de creer: -Oye papá, fíjate que quiero consolidar tu banda –no suena lógico; más bien suena a que papá se puso de acuerdo con su hijo para cuidar la presidencia de doña Alcalde, no vaya la joven a creerse que preside, no vaya a empezar a tomar acuerdos con la que será Presidenta del país…. ¡no señor!, en Morena manda solo él y quién mejor para vigilar el asunto que su propio hijo, faltaba más.

Solo por no dejar pasar cómo, según él, educó a sus hijos (“en la casa siempre escucharon desde niños la palabra justicia, democracia y la política”), y aceptando que cada quien es libérrimo en ese tema tan delicado, imagine cómo serían los hijos de usted, si los hubiera educado repitiéndoles las palabras justicia, democracia y política. Todo tiene una explicación. Pobres muchachos.

Este menda hubiera apostado los dos ojos a que el tal Andy no iría a meterse en algún cargo en Morena, porque su papá le evitaría el riesgo que significa destacarse en un cargo partidista que le asegura ataques desde adentro de Morena, porque ya no quieren seguir asfixiados por su fundador; desde afuera, porque los partidos opositores lo van a traer con marcaje personal y de zona; y desde la prensa esa que hace trabajos de investigación, que está tantito ofendida después de seis años de ninguneo e insultos. Allá él, allá ellos.

Ayer también el huésped de Palacio, dijo de sus hijos: “Me han ayudado mucho en eso y también voluntariamente me ayudan, pero no son funcionarios, no trabajan en el gobierno y ya están grandes”. Bueno, eso es cierto, sus hijos no trabajan, ni el gobierno ni en nada (la chocolatera no cuenta, es fachada), y sí, ya están grandes. Pero esa ayuda “voluntaria”, no implica que haya sido gratuita, como pretende inducir el todavía Presidente.

Remató de pecho al rechazar que sea nepotismo lo de Andy: “(…) uno tiene que ser consecuente, si yo aceptara el nepotismo, el amiguismo, el influyentismo, la corrupción, no tendría autoridad moral y cualquiera me faltaría al respeto”.

Es lo malo de la pertinacia desde el poder, se acaban confiando, caen en el cinismo. Si algo se puede reclamar al gobierno de López Obrador, es precisamente su nepotismo, tan a la vista; su amiguismo modelo Ignacio Ovalle; su influyentismo de contrataciones directas y su constante imponer su autoridad como primera y última palabra; y la bárbara corrupción nunca antes vista en México. Su boca es su medida en lo de la autoridad moral y el respeto.

Según parece, el presidente quiere atar las manos de su sucesora, desde Morena y el Congreso. Parece creer que así asegura que doña Sheinbaum sea solo una administradora obediente de lo que él permita que administre.

Ni modo, no es mala fe, pero así duele más perder el poder, aferrado a su propia leyenda, a esa quimera.

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