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CARTA A MARIANA, CON PREPARATIVOS / ARENILLA

CARTA A MARIANA, CON PREPARATIVOS / ARENILLA
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Querida Mariana: los universitarios ya están alebrestados, con justa razón. Ya te conté que la UNACH celebrará los treinta años del campus comiteco. La comunidad universitaria los celebrará en grande con una jornada académica, actos culturales y deportivos.
La tarde del 21 de septiembre 2023 estuve en el patio central del campus, lugar donde fueron convocados los catedráticos para tomarse la fotografía del recuerdo.
A mí me encanta ser testigo de estos momentos históricos, porque siempre que vemos la fotografía del recuerdo no pensamos en el aro que rodeó el instante. Mi posición me permite ver el andamiaje que se levanta en torno a un acto de cualquier índole.
Me encanta ser espectador. Así vi cómo los maestros que fueron convocados llegaron con anticipación, se reunieron en diversos grupos y platicaron, de pie, en torno a la plaza central, en espera de la indicación de los fotógrafos.
Me senté ante una de las mesas que usan los maestros y alumnos para el desayuno o para el trabajo o la sencilla plática (la deliciosa chorcha) y que tiene una sombra deliciosa. Desde ahí a la distancia fui testigo de ese instante luminoso. Vi que muchos alumnos también hicieron lo mismo que yo, fueron testigos, desde la segunda planta, del movimiento generado por la toma de fotografía. Ellos se acodaron en el pasillo del Edificio A y, como si estuvieran en un palco de honor, vieron lo mismo que yo. No sé si se fijaron en el viejo que a la distancia los observaba, pero yo sí estuve pendiente de ellos, porque estos muchachos sintetizan el anhelo y trabajo de esta universidad. Durante treinta años los maestros han compartido conocimientos para formar jóvenes profesionistas. La mayoría lo ha hecho con pasión y entrega, claro, no faltarán los que caminan por la orilla sin mayor compromiso, porque, ya lo sabemos, ¡de todo hay en la Viña del Señor! Soy testigo que, en los últimos tiempos, hay un verdadero interés por llenar de gloria a esta institución, ya que la doctora Mary Carmen Vázquez Velasco es una mujer comprometida y, medio mundo de acá, reconoce que es una académica que siembra luz en cada instante.
Como la toma de foto fue al aire libre todo mundo esperaba que por ahí una nube hiciera el prodigio de ocultar tantito el sol. Vi que Elma Pech y Gabriel Penagos, fotógrafos de excelencia, prepararon todo el escenario para que la toma de foto tuviera óptimos resultados, que es característica en ellos. Elma y Gabriel colocaron sillas al frente, un determinado número, Gabriel checó que todas las sillas estuvieran en línea y con la distancia suficiente; luego Elma colocó unos banquitos de plástico en la línea posterior. Si ves con atención notarás que formaron tres filas, la primera donde estuvieron sentados, la segunda con los integrantes de pie y la tercera encaramados sobre los banquitos. Me fascinó cómo se fue haciendo esta maravillosa pirámide.
Cuando todo estuvo listo Elma llamó a los maestros y les pidió que se formaran por alturas, del más pequeño al más alto. Quise apostar, porque entre los maestros estaba mi amiga Eneyda Ovando y supe que ella estaría al final de la fila porque es altísima y, maravillosa, llevaba calzado con tacones. Es genial. Si hubiera apostado habría ganado, ¡por supuesto!, ella estuvo al final de la fila, porque, ya lo dijo la sentencia bíblica, los últimos serán los más altos.
Me encantó ver a todos los maestros bien dóciles, como si fueran niños de primaria atendieron a las indicaciones, porque se sabe que los expertos en ese momento eran los fotógrafos, debían atender cuando Elma indicaba un poco más allá, levanten la cara.
No hubo necesidad de la clásica palabra ¡güisqui!, porque todos estaban sonrientes, estaban conscientes de la trascendencia del acto. Ellos forman parte importante de esta gran institución. Antes de la fotografía saludé al contador Adán Figueroa, él me dijo que se incorporó al plantel seis meses después del inicio. ¿Mirás? De los treinta años lleva 29 con un semestre laborando ahí. La historia es tan brillante que ahora una de sus hijas también imparte cátedra.
Posdata: fui testigo de un momento glorioso para la historia de nuestra comunidad. Vi el entusiasmo de todos los participantes. Este entusiasmo se incrementará conforme se acerque la fecha del guateque principal, donde esperan la presencia del Rector doctor Carlos F. Natarén Nandayapa. Espero asomarme por ahí, para contarte mis impresiones de este jolgorio.
¡Tzatz Comitán!

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