Juan Carlos Cal y Mayor
Aunque muchos dan por descontado que Morena y sus aliados tienen asegurado el triunfo en las elecciones del 2024, hay razones para suponer que nada está escrito. El principal problema entre quienes se oponen a la continuidad de la 4t y no son pocos, es que observan a una oposición pasmada incapaz de ofrecer una alternativa verdaderamente competitiva y sólida para revertir una eventual elección de estado con el uso condicionado de los programas sociales, el uso indiscriminado de recursos y todo al aparato gubernamental.
LOS VOTOS NO SE TRASLADAN
Para empezar el presidente no estará en la boleta y aunque dirija la orquesta, no va trasladar en automático los votos que tuvo en el 2018. Aunque sigue siendo popular, su promedio de aceptación -salvo en el caso de Peña Nieto- no es superior al de otros expresidentes. En el 2018 el mapa completo de la república se tiñó de guinda (salvo Guanajuato), pero en las elecciones del 21 los votos sumados de la oposición fueron superiores a los de Morena. Varios estados del centro, occidente y norte del país difícilmente refrendarán su voto. Un sector importante de la clase media harta de la corrupción y la inseguridad le dio su voto a López Obrador solo que ahora están convencidos -y arrepentidos- porque nada ha cambiado.
VOTO COOPTADO
Pasamos de un voto razonablemente reflexionado, hoy decepcionado, a uno que será sustituido por el de los adultos mayores, los becarios de jóvenes construyendo el futuro, las becas Benito Juárez, el subsidio al campo y toda una lista de programas del bienestar, apoyos que ahora reciben religiosamente mediante tarjetas de débito, todo en cash, sin más requisitos que estar empadronados.
NO PUEDEN SOLOS
Aun así, los votos no le cuadran al partido gobernante. Lo vimos ahora en las elecciones de Coahuila donde el voto dividido y un mal candidato no fueron suficientes para ganar la elección. Además, el candidato del PT derivó de una ruptura en Morena lo cual los obliga a elegir correctamente a su próximo candidato o candidata presidencial.
CORCHOLATAS
El experimento de las llamadas corcholatas para sustituir la vieja práctica priísta del tapadismo conlleva un riesgo y la vez una oportunidad. El problema es que no hay un claro ganador. Aunque se sabe que la consentida es Claudia, no todas las encuestas parecen favorecerla. El método no está exento de riesgos. Por eso Marcelo Ebrard propuso las encuestas “espejo”, es decir que cada candidato proponga una encuestadora además de la que finalmente elija la dirigencia de Morena.
¿Y SI LAS CIFRAS NO CUADRAN?
¿Qué pasará si las cifras no cuadran? ¿Si el promedio dividido entre todas no arroja un claro ganador? ¿Si otras encuestas independientes arrojan resultados diametralmente opuestos? ¿Bastará con que la mayoría de los participantes le levanten la mano al ungido (o la ungida) de ese proceso para con ello legitimar la decisión? Por ahora la gran incógnita es Marcelo. Es el único que parece estarle disputando la delantera a Claudia. Si así fuera ¿aceptará su derrota nada más porque sí? Todas esas interrogantes habrán de descifrarse al final del proceso. Aceptar la derrota no será convincente para quienes se la jugaron con él y quizás ya no tengan cabida en el equipo del ganar. Ya veremos en qué termina todo esto.
DANTE
Dante jura y perjura que Movimiento Ciudadano iría solo. Parece más interesado en consolidar el crecimiento de su partido porque se antoja imposible que puedan solos ganar la presidencia. Por ello es que puede cargar con el estigma de facilitar el triunfo de la 4t. Corre el riesgo, en una elección polarizada, de perder hasta su registro.
INE CIUDADANO
Por su parte la oposición empieza a dar señales de vida. La Alianza Va por México, se acaba de aprobar un proceso inédito. Ante un escenario que no pinta bien, apostará por la propuesta de las organizaciones civiles que quieren conformar un INE ciudadano para elegir la candidatura. En mi opinión no tienen mucho que perder y si las cosas les salen bien tienen mucho que ganar. No solo incrementar sus votos sino incluso ganar la presidencia.
2024, UN TÚ POR TÚ
En un tú por tú, lo que contará serán los candidatos. La capacidad de desarrollar una campaña exitosa. Elegir a una persona con el carisma suficiente para crecer en las preferencias y que sea capaz de darle la vuelta a la historia. A como pinta el proceso ciudadanizado que sería inédito, no esperemos a que resulte el más calificado, el que tenga más experiencia sino quien logre motivar a los electores. No hay que olvidar que los electores se mueven por emociones más que por razones. Está científicamente comprobado. A pesar del despliegue propagandístico, del derroche de recursos y la operación política, puede emerger alguien capaz de mover conciencias. Modificar las tendencias y darle la vuelta a la elección. “Despertar a México, mover las almas” decía el gran Maquio citando a Gómez Morin.