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¡Viva la democracia! / La Feria

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Sr. López

 

Sabido es que la abuela Virgen (la de los siete embarazos), hacía dos cosas bien: cocinar y rezar (ambas muy relacionadas como se verá); fuera de eso, su cociente intelectual era de canario (poquito menos). Así la queríamos mucho, sí, a pesar de sostener con seriedad que su mirífico bacalao a la vizcaína, dependía de rezar el adía anterior las tres partes del rosario (antes eran tres), y durante su confección, recitar sin tregua el “Sancta Maria, stella maris, filios tuos adiuva” (sin eso salía un batido de pescado, bueno para tirar a la basura… y varios tiró); un buen chocolate requería ser removido durante catorce “Credos”; sus legendarias alubias nomás no quedaban en su punto sin portar el escapulario de la Virgen del Carmen y el secreto de sus increíbles merengues era rezar sin pausa el “Veni Sancte Spiritus”, mientras batía las claras de huevo una hora. Una vez este López, entonces en tercero de Primaria, algo dijo de que la Tierra era redonda como una pelota y la santa viejecita, comentó sonriendo: -¡Qué imaginación de este niño! –la queríamos mucho.

Dicen que Churchill decía: “El mejor argumento en contra de la democracia es una conversación de cinco minutos con el votante medio”; si no lo dijo, le acomoda. Cuando se asoma uno a lo que algunos sectores de nuestros compañeros de especie traen en la cabeza, es como para ir de rodillas a pedir perdón a uno que otro dictador, autócrata y emperador… aunque tal vez sea preferible equivocarse colectivamente a estar sujetos a los caprichos de la voluntad de uno solo. Puede ser.

Cuando se recapacita en que el voto se cuenta pero no se pesa, dan escalofríos. Resulta que el voto de este menda vale exactamente lo mismo que el del Rector de la UNAM; el de mi abuelita Virgen que el de una egresada de la Escuela Superior de Economía; el de Peña Nieto que el de Macario Schettino. El del Pejehová que el de su Juanito.

Así las cosas, sigue siendo preferible elegir a las autoridades mediante el voto mayoritario, aunque no sea del todo sensato elegir con tal método a las autoridades superiores de una nación; sería cosa de pensarle, por ejemplo, que votáramos solo para elegir Jefe de Manzana (entre los que sí nos conocemos, sin campañas ni partidos, ni nada: tú nos representas, punto); luego entre jefes de manzana, al Jefe de Colonia; entre ellos al Alcalde; los alcaldes al Gobernador y estos al Presidente… digo, nomás es una idea, no se lo tome tan en serio, pero tampoco se tome muy a pecho nuestro sagrado derecho a elegir Presidente de la república entre los que nos dan a elegir los partidos, que bien vistas las cosas, son los verdaderos electores, pues podemos elegir ¡libremente!, solo entre lo que nos dan a elegir (y lo de los candidatos independientes con esos requisitos, es una broma pesada del régimen).

Como sea, este es nuestro sistema electoral y así se concreta el alma democrática de la nación. Perfecto. Ya habrá otros tiempos, otros modos.

Por lo pronto, si se respetaran todas las no pocas reglas electorales, y se contara el voto con cuidados de relojero, queda trémula el alma al saber que el voto de un sesudo intelectual, vale lo mismo que el de un barbaján; que el razonado voto de una dama bien informada, consciente de la responsabilidad que asume ante la patria al emitir su voto, cuenta igualito que el voto húmedo de aquellas a las que don Chente Fox les alborotaba el sistema hormonal o de las que lo hicieron por don Peña Nieto por guapito.

No desprecia a nadie su texto servidor. Pero para que calibre usted lo que significa la voluntad popular, nomás entérese que aún hay personas que están convencidas que la Tierra es plana. ¿No me cree?… lea:

Ayer, El Universal informó que en Raleigh, Carolina del Norte (en los EUA, pero-por-supuesto), se reunieron los pasados 9 y 10 de noviembre, los miembros de la Flat Earth Society (Sociedad de la Tierra Plana), para discutir los errores y mentiras de los científicos que predican que la Tierra es redonda (presentaron planos). ¿Son pocos?… bueno, uno ya es demasiado. Y no son tan pocos, en las redes sociales tiene millares de seguidores (sin saber cuántos están en eso nomás por chacotear).

La Sociedad de la Tierra Plana no la fundó un cantamañanas con el cerebro en remojo de alcohol, sino el muy respetable Samuel Shenton, integrante de la británica Real Sociedad Astronómica en 1956. Y sea como sea, apenas este mes viajaron a Raleigh de varias partes del mundo personas que creen que la Tierra es plana, para escuchar conferencias y participar en debates que prueban que lo teoría de la pelota sideral es mentira. No hace daño. Que crean lo que les parezca. Pero no se le olvide, esa gente cuando vota, su voto vale igual que el de cualquiera con las neuronas conectados ordenadamente. Horror.

Y es más de preocuparse que con toda seriedad se nos vaya a presentar en la boleta electoral del próximo año, la alianza entre el PRD el PAN y Movimiento Ciudadano (MC), pues aunque el partido de Dante Delgado (MC), sirva igual para un barrido que para un fregado, sí es un desfiguro que se nos diga que el PAN y el PRD son una misma cosa a la hora de elegir Presidente de la república.

Si la Santísima Trinidad de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, es un misterio inexplicado, esta trinidad de partidos por el contrario es muy explicable a la luz del oportunismo político de los tiempos que corren.

Están en su derecho de aliarse, qué duda cabe, pero un electorado serio los dejaría sin votos y una militancia formal impediría semejante desfiguro: ¿PAN y PRD con un mismo candidato, bajo la batuta de colmillo de elefante de Dante Delgado? La verdad que no nos van a decir ni quieren aceptar es que en la realidad han desaparecido ambos partidos, no son más que papeles registrados ante el INE, trámites cumplidos para expoliar el erario.

Eso, ellos y nosotros, sus babosos, porque van a obtener votos aunque sean pocos, ratificando que en México se vota a tontas y a locas. ¡Viva la democracia!

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