DAVID SANTIAGO TOVILLA
Hay frases que se perpetúan en el lector porque llevan a otros pensamientos. Hay libros que generan conocimiento porque sus palabras no sólo tienen brillo sino contenido. El coronel Tek, de Francisco Félix Durán, es de esos: un poemario para crecer.
Lo más relevante del volumen es su capacidad de decir, al margen de una circunstancia personal del autor. Sí, borda sobre la pérdida de un ser querido y la alteración consecuente, pero va más allá porque, a través del diálogo, con sensibilidad, desprende meditaciones.
Una escritura concentrada en breves versos porque la riqueza significativa suple la extensión. Lo importante es a dónde conduce, qué convoca. Escribir para trascender la simple lectura de las palabras. Hacer apuntes para involucrar a otros en cada instante de reflexión.
La palabra y su función comunicativa usadas en la poesía para traer la esencia humana luego relegada.
El poema como un medio para conectar con la vida. Véase algo de ello:
El coronel Tek se inicia con una pregunta: «¿Cuánto dura la lluvia / si la llevas en tus ojos?». Una hermosa manera de aludir la incontinencia del llanto. Consignar en una imagen verbal el avasallamiento de un sentimiento. Qué forma de expresar temporalidad y cantidad. Qué modo de arrasar al lector en ese torrente.
Francisco Félix Duran traduce su don de observación en líneas con mucha fuerza. El estancamiento emocional devuelve cada segundo a la misma condición. Permanecer en bucle porque hay situaciones de vida en que no hay para dónde moverse. Dejar que ocurra: «Las horas ya están muertas, / pero el estertor del segundero / dice que un minuto podría resucitar».
Asumir con entereza ese transcurrir. Ser lo debido. Recuperarse porque el tiempo no existe afuera: son los humanos quienes lo experimentan. Viven una experiencia y dejan de vivirla para ser otros. Se convierten en algo diferente. Crecen en la adversidad porque el cambio es inevitable, incesante.
La felicidad son instantes de resplandor; la tristeza momentos de penumbra, pero en estos lo trascendente es encontrarse uno mismo. Hallar lo esencial, aquello que hace a las personas vulnerables y vigorosas a la vez: «Solo necesito un par de fotografías / para saber lo que tengo y quiero».
Entendimientos logrados con el ímpetu de la realidad. Verdades, a veces tan cerca, no vistas hasta que el mundo cesa por un rato. Entonces es cuando las evidencias son tangibles: «El pasado / es una ola enorme / que, si te detienes a verla, / te aplastará con toda su fuerza».
Un poemario que coloca palabras soporte para caminar sobre ellas. Envuelve en el silencio. Contagia su incertidumbre. Expresa dudas; propone respuestas. Transmite sus recuerdos. Comparte confesiones.
El coronel Tek, ilustrado por Luz Martínez, es un testimonio del largo camino del pasmo a la comprensión. Una prueba de que simpatía, comunión de pensamiento y gratitud son lazos que trascienden cualquier situación, la existencia terrenal inclusive.