Por Rodulfo Reyes
Después de que en 1988 y en 1994 el candidato a la gubernatura de Tabasco del movimiento de Andrés Manuel López Obrador fue el propio dirigente, para las elecciones de 2000 no había quien aceptase el ofrecimiento de la naciente fuerza política. Eran tiempos en que la oposición estaba satanizada y las clases media y alta de la tierra de Tomás Garrido Canabal no aceptaban al joven rebelde que años después despacharía en Palacio Nacional. Por ello causó extrañeza que un empresario surgido del PRI como Raúl Ojeda Zubieta haya decidido dar el salto para contender por la Quinta Grijalva.
En 2000, el PRD –que entonces era el partido en el que militaban los seguidores del de Macuspana– le había pedido a los priístas Arturo Núñez Jiménez y Humberto Mayans Canabal ser los abanderados a la gubernatura, el mismo año en que López Obrador pelearía por la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México; ninguno quiso.
En aquel año, el sol azteca se quedó a un punto porcentual –unos siete mil votos– de ganar la silla de Plaza de Armas. El PRI pudo retener el poder por el cuantioso manejo de recursos, aunque el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) determinó que hubo irregularidades que ameritaban invalidar la jornada electoral que a duras penas había ganado el priísta Manuel Andrade Díaz.
Los comicios se repusieron en agosto de 2001, y el CEN priísta con Roberto Madrazo Pintado como capitán, se convirtió en una máquina demoledora y aplastó al movimiento de López Obrador, que para entonces ya era mandatario de la capital del país.
Como en 2000 el Revolucionario Institucional perdió la Presidencia, en 2006 parecía inevitable la derrota priísta en Tabasco, lo que alimentó el hambre de poder de algunos por hacerse de la candidatura opositora.
En 2006, Humberto Mayans buscó la nominación del PRD, pero como en 2000 se la pusieron en bandeja de plata y, aunque en un principio había dicho que sí, no aceptó de último momento, AMLO no lo dejó pasar y Ojeda repitió como abanderado.
Con dos sexenios al hilo derrotado en Los Pinos y como en el período 2006-2012 había hecho un desastre de gobierno en Tabasco, en 2012 fue natural la derrota del Revolucionario Institucional en la tierra de Carlos Pellicer Cámara.
En ese año apetecieron la plaza los perredistas Adán Augusto López Hernández, Oscar Cantó Zetina y Arturo Núñez Jiménez, siendo este último el ungido.
López Hernández, el hoy secretario de Gobernación, supo esperar y en 2018 se montó en la ola lopezobradorista que ganó México y de refilón mantuvo Tabasco, pese al cochinero del gobierno que encabezó Arturo Núñez.
Contar con la Presidencia le da a Morena la seguridad de que la administración de Tabasco será suya por tercer sexenio consecutivo. Por eso tiene por lo menos 12 aspirantes a ser candidatos.
Mas en el vinotinto se gesta una corriente de opinión entre fundadores del movimiento están a favor de que Raúl Ojeda vuelva a ponerse al frente, pues se cree que él
se vistió la camiseta cuando nadie quería ser parte de la corriente política que viene con AMLO desde 1988.
Y si bien los duros o fundadores rechazan a los priístas que llegaron al partido en 2018 para apuntalar la candidatura del hoy titular de Gobernación, manifestándose a favor de Javier May Rodríguez, director de Fonatur, un ala de este grupo no ve mal que Ojeda salte a la escena otra vez.
“A Raúl el movimiento le debe mucho; el régimen priísta lo persiguió; como empresario fue bloqueado, por eso él debe ser nuestro próximo candidato”, le dice al reportero un ex dirigente de Morena.
La misma fuente asegura que una prueba de que en un principio ningún político quería saber nada de López Obrador es que para las elecciones de 2000, Arturo Núñez y Humberto Mayans no quisieron ser postulados por el PRD.
Ambos –agrega– buscaron ser nominados cuando “el hueso ya tenía carnita”.
Las señales, sin embargo, apuntan a que ya se tomó la decisión de que en 2024 el bueno de Morena para el gobierno tabasqueño sea Javier May, quien se encuentra en abierta campaña desde su condición de responsable directo de la construcción del Tren Maya.