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Somos nosotros / Galimatías

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2 de diciembre de 2019
Ernesto Gómez Pananá para Intersticios Radio 
La corrupción recorre las venas de América Latina y sin duda del resto del mundo. En Galimatías hemos comentado sobre ello en las últimas entregas.
Pero la corrupción no surge por generación espontánea. Se engendra en casa, incluso desde la infancia. Se legitima. Se normaliza. Se acepta. Tiene muchas formas. Una de ellas, al inicio puede llamarse bullying, después incluso acoso. ¿Qué tiene en común con la corrupción? Un hilo a veces imperceptible: Las une la impunidad. Ambas conductas, la corrupción y el acoso son posibles gracias a la impunidad.
Traigo esto a colación porque hay otro asunto en la agenda social que recorre con fuerza un buen número de naciones. Empezó en el sur, en Chile, pero ya se replicó en Francia, en Australia, en El Salvador, en Ciudad de México. Incluso aquí. En Tuxtla Gutiérrez: me refiero al más reciente eslabón en la cadena de protestas feministas que trabajan para tumbar al patriarcado y aspiran a una sociedad en la que ninguna mujer pierda la vida por cómo se viste o la hora en que camina.
El mundo está cambiando.  En términos de espacio vital y sexualidad, aquello que hace 20 años podía ser “lógico”, “aplaudido” o “permitido” hoy ya no necesariamente lo es, y si no, que Plácido Domingo, Kevin Spacey, Bill Cosby o incluso Ricardo Rocha.
La ola morada en esta etapa reciente inició con el #MeToo y el caudal de denuncias, pasando por las marchas de la diamantina rosa, hasta los días recientes, con el performance en el que mujeres se reúnen y juntas bailan y gritan “la culpa no era mía, ni dónde estaba ni dónde estaba ni como vestía”.
Si bien la letra de la coreografía es dolorosa y denuncia hechos generalizados y atroces, el ánimo no deja de ser festivo y estimulante: mujeres tomando la calle para denunciar y continuar su lucha para derrotar al patriarcado. Son tiempos nuevos, nuevas realidades. Nosotros, los varones privilegiados necesitamos resignificarnos. Por decencia. Por pudor. Por vergüenza. Son tiempos nuevos.
Oximoronas. Un año de 4T. Con aciertos y desaciertos, con ganancias y desgaste. Es un momento inédito. Había que vivirlo y aprender de la experiencia. Es el proceso natural para aprender y evolucionar como sociedad.

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