La pandemia resaltó la necesidad de abordar las amenazas a las que se enfrentan los ecosistemas y la población. La salud y el medio ambiente que nos rodea están íntimamente relacionados, ya que son muchos y diversos aspectos que influyen sobre los organismos vivos. Los alimentos que comemos, el aire que respiramos, el agua que bebemos y el clima que nos rodea hacen posible que vivamos; dependiendo de la calidad de estos elementos, así será nuestra salud y la calidad de vida que tengamos. En la situación actual con la recurrencia de las enfermedades infectocontagiosas y la incidencia en la población de las enfermedades no transmisibles, es aún más importante proteger el medio ambiente y la salud de la población.
El medio ambiente resulta vital para nuestra supervivencia, la naturaleza nos proporciona oxígeno, regula los sistemas meteorológicos, poliniza los cultivos que producen nuestros alimentos; sin embargo, los humanos hemos alterado casi el 75% de la superficie terrestre y llevado a la flora y fauna silvestres a un rincón del planeta cada vez más pequeño. Alrededor de un millón de especies animales y plantas se encuentran en peligro de extinción, de acuerdo con el Informe de Evaluación Global sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos de 2019; la deforestación y la desertificación provocan un cambio climático que supone graves desafíos para el desarrollo sostenible y han afectado los medios de subsistencia. A medida que seguimos invadiendo los frágiles ecosistemas, entramos cada vez más en contacto con la flora y fauna silvestres, lo que permite que los patógenos presentes en ellas se propaguen al ganado y a los seres humanos, lo cual aumenta el riesgo de aparición de enfermedades. La salud ambiental se relaciona con todos los elementos físicos, químicos y biológicos externos, todos estos elementos que sirven de indicadores para la prevención y la creación de ambientes propicios para una adecuada salud humana.
Con la COVID-19, el planeta ha enviado su mayor alerta indicando que la humanidad debe cambiar a una visión y cultura que nos permita hacer frente a los retos globales más urgentes en materia económica, social, ambiental y de gobernanza; trabajar con el medio ambiente para proteger la salud de las personas, reconstruir mediante una base científica más sólida, con políticas que contribuyan a comunidades más sanas y generen inversiones verdes, limpias y sostenibles. Los ecosistemas son la clave para la salud, su destrucción o manipulación pone en grave riesgo a la población mundial, el cambio en el uso del suelo, la sobreexplotación de los recursos naturales, la deforestación, la alteración de la calidad del agua potable, la generación de gases de efecto invernadero y el consiguiente cambio climático, la contaminación y la propagación de especies invasoras son resultados con efectos graves para la naturaleza, para el planeta y para la salud de las personas, ya que facilita la expansión de virus, bacterias y hongos que representan una amenaza para todos los seres vivos en el mundo, generando una disminución de la producción de alimentos, efectos en la cantidad y calidad del agua disponible para el consumo humano y el incremento de enfermedades.
Es imprescindible que los seres humanos entendamos que nuestra salud depende de la de los ecosistemas; desde el 2016, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) alertó que de darse un aumento mundial de las enfermedades que se transmiten de animales a seres humanos sería motivo de preocupación. En concreto, señaló que el 75% de todas las enfermedades infecciosas actualmente en humanos son zoonóticas y que dichas enfermedades están estrechamente relacionadas con la integridad de los ecosistemas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que una de cada cuatro enfermedades en el mundo puede estar relacionada con factores ambientales, siendo diferentes en cada región del mundo, y que alrededor del 20% de las muertes se deben a problemas derivados de la degradación del medio ambiente. Respecto a la población mundial, esta cifra supone 12,6 millones de muertes cada año, distribuyéndose de manera desigual alrededor del planeta. Las condiciones de cada zona (sanitarias, industriales, económicas, sociales, etc.) y las circunstancias en las que viven las personas tienen una gran influencia en la manera en la que el medio ambiente afecta a la población en su salud.
Para prevenir, detener y revertir la degradación de los ecosistemas de todo el mundo debemos trabajar con el medio ambiente, migrar de un visión de sanidad a una plataforma inteligente de análisis de riesgos; en la creación, implementación y desarrollo de programas que nos permitan la generación de proyectos de sanidad ecosistémica en México, que priorice inversiones y producción de información y mejoramiento de la capacidad para analizar datos y traducirlos en alertas y ajustes de control y vigilancia. Es decir, que a medida que cerramos las brechas de infraestructura y áreas libres de enfermedades, que es meta prioritaria a corto plazo, las inversiones vayan moviéndose al control de riesgos.
La inversión prioritaria de cualquier país debe ser en la restauración de la tierra que es crucial para mejorar los medios de subsistencia y reducir las vulnerabilidades y los riesgos para la economía (ODS15, Agenda 2030). El medio ambiente y la salud humana dependen de ello.
Es por ello, que en este año RedSalud Internacional pondrá énfasis en la educación para la salud, en el cual cualquier empresa, escuela, comercio, universidad, institución y organización, podrá solicitar pláticas y cursos gratuitos en línea a través de nuestra pagina web www.rsalud.com.mx, de cualquier tema de interés, si estas interesado en colaborar no dudes en contactarnos al correo afilia-t@rsalud.com.mx o al whatsapp 2222388473.