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Orantes y Bodegas, en el show de la negociación preelectoral / En la Mira

Orantes y Bodegas, en el show de la negociación preelectoral / En la Mira
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Héctor Estrada
Lo que actualmente sucede con María Elena Orantes López y José Antonio Aguilar Bodegas es el más puro ejemplo la vieja estrategia policía que indica “apuntar hacia arriba para conseguir algo de mediano pelo” en el reparto del pastel sexenal venidero. Se trata del escándalo, el chantaje, el show o el espejismo político; como quiera usted llamarle a la vieja maniobra de negociación cupular dentro de la política mexicana.
Orantes y Aguilar Bodegas son políticos ya muy experimentados en esto de los procesos preelectorales. Ninguno de los demás “aparentes suspirantes” tienen el colmillo tan afilado como el de estos dos personajes de cepa priista.  Por eso resulta tan sencillo entender sus procedimientos y visualizar sus intenciones.
A estas alturas del partido José Antonio Aguilar Bodegas sabe perfectamente que no va a ser candidato al gobierno de Chiapas por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y sus posibilidades para alcanzar la dirigencia estatal del partido son francamente cada vez más lejanas. No cuenta con la preferencia de la dirigencia nacional y su peso político en la entidad se hace más liviano con el pasar de los años.
Hoy Aguilar Bodegas está apostando a quemar las municiones más estruendosas que le quedan en la artillería. Juega abriendo dos posibilidades: Hacerles el trabajo sucio a los enemigos de Albores Gleason y, al mismo tiempo, posicionarse como figura incómoda lista para la negociación con miras a la contienda electoral de 2018.
José Antonio es un priista de congruencia partidista a quien las circunstancias simplemente no le han favorecido. Ha sobrevivido durante el presente sexenio gracias a los acuerdos y favores hechos con Manuel Velasco Coello y, ahora, se encuentra inmerso en la búsqueda de los propios con los aspirantes que realmente tienen posibilidades de suceder al actual mandatario chiapaneco.
El caso de María Elena Orantes López tiene particularidades aún más controversiales. La diputada federal ha vivido (desde 2011) años de serio descrédito y deterioro a su imagen pública. Su repentino salto del PRI al PRD para ser candidata al gobierno de Chiapas y servir de comodín en el ascenso de Velasco Coello, así como su último salto a Movimiento Ciudadano para conseguir la diputación federal, han sepultado su credibilidad e incrementado el rechazo entre la población.
La deslealtad de María Elena a las bases de Movimiento Ciudadano y la soberbia permanente a la hora de negociar beneficios políticos “con sombrero ajeno” le han generado enemistades y distanciamientos con importantes figuras. Lo sucedido este fin de semana con su informe de actividades en el Poliforum Mesoamericano es espejismo puro.
El evento fue manufactura de terceros. El dinero, la logística y el acarreo masivo de espectadores se trató simplemente de un intercambio de favores políticos. Nada de lo que sucedió ahí fue real. Ni el aparente lleno total, ni los aplausos y, mucho menos, el discurso plagado de actividades de agenda rigurosa, nada extraordinarias. Sin duda, un golpe duro al ego de quienes antes se vanagloriaron con las imágenes de un Poliforum a reventar durante sus respectivos informes.
El hecho de que María Elena haya llenado ese auditorio emite un mensaje claro: los acarreados no representan ni garantizan nada extraordinario en la política local. Aunque parezca distinto a la hora del show frente a medios, Orantes López no está dentro del total agrado de la dirigencia nacional de Movimiento Ciudadano, ha tenido ya serios problemas con importantes figuras de ese partido y su permanencia ahí es prácticamente un tema de política bajo conveniencia momentánea.
El despliegue de anuncios espectaculares y el show de este fin de semana no son más que la misma estrategia para asomar la cabeza en el templete y buscar uno que otro acuerdo político que finalmente le permitan seguir vigente y conseguir un nuevo espacio a costa del erario público; tal como lo ha hecho durante gran parte de su carrera política… así las cosas.

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