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Observando y sugiriendo

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POR: SHEILA GARZA

La práctica habitual de algunos líderes políticos hoy en día pareciera un “Al Pueblo Pan y Circo” y esto ya no sé si es para reir, para llorar o para preocuparnos más de la cuenta.

La fórmula o estrategia que a ellos les funciona pone solo en evidencia la poca inteligencia para llevar el barco a buen puerto, y eso afecta severamente al país y a sus ciudadanos.

Entre los actores de los tres poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial no se hace uno sólo para afianzar, manejar y entregar buenos resultados en la Administración Pública como se debe, con el único objetivo de generar bienestar común para todo el pueblo, sin diferencias, sin discriminación, sin polarización y sin bandos contrarios. ¿Cuántos de estos servidores públicos son tan capaces, tan valientes, tan preparados, tan reales, tan objetivos, tan congruentes, tan honestos para levantar la mano y trabajar en pro de los mexicanos sin tener que seguir instrucciones para golpear, para contradecir al oponente, para contravenir el color contrario, para frenar el avance?

Ahora distraer la atención del pueblo de los cruciales problemas sociales o conflictos funciona mejor para desviar atenciones, para mantener entretenida a la gente, para que se olviden de una forma constante de lo que falta, para que no haya suficiente tiempo de denunciar, para postergar los asuntos, para hacer lo que se les hinche su gana, para no dar continuidad a lo prioritario, para truncar lo que se tiene que trabajar, para pasar por encima de las leyes, para dar rienda a la corrupción y para postergar impunidades, lo que al final de cuentas crea desinterés en una sociedad mexicana que ya no cree, que poco está interesada, que desconoce y que ya no se prepara para saber exigir lo que por derecho y obligación le corresponde. El verdadero poder y control falsamente está en el ciudadano común y corriente porque no pertenece a ese círculo, a esa clase, a ese ente que dice cómo, cuándo y dónde se hacen las cosas a conveniencias personales o partidarias. Nada pertenece al pueblo, más que su vida propia y su afán por salir adelante en su día a día para seguir.

Dar tanta tela de donde cortar a través de pleitos baratos, discursos seniles, berrinches de adolescentes, palabrerías y groserías, violencia física o verbal, faltas de respeto constantes ya sea en las mañaneras, en las discusiones en pleno dentro de las Cámaras de Diputados o Senadores, en los Tribunales de Justicia no es sano, ni está bien visto, ni siquiera corresponde la investidura a la que se hicieron nombrar. Son puestos públicos que tienen que ganar para ser ocupados por gente que ocupa trabajar a favor de un país, de un pueblo urgido de justicia, necesitado de buenos líderes, sólo que desafortunadamente carente de guías o estrategas con “Honor” que nos gobiernen y nos representen. Para muestra las funciones circenses que diariamente nos regalan como la de hace un par de días por citar un ejemplo, durante la votación por la iniciativa a la Reforma Eléctrica en un recinto que merece el mínimo respeto por lo que debería significar y representar. De vergüenza ajena de verdad. Lean, estudien, prepárense, saquen estadísticas, hagan comparativos, analicen con detenimiento cada tema que deben poner sobre la mesa.

La constante marea de circo expuesto públicamente no permite avanzar, la estrategia de mantenerse en boca de todos para olvidar lo que se hizo, lo que se deshizo o lo que se dejó de hacer a nosotros como ciudadanos ¿qué tanto nos importa?, ¿qué tanto es convincente?, ¿qué tanto ayuda para los que quieren controlar el poder?

Sin el afán de elogiar, pero tampoco de ofender, el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador está siendo todo un personaje para la Historia, tal como decía su viejo eslogan de campaña, “JUNTOS HAREMOS HISTORIA”. Un Presidente que de forma personal considero que un pelo de tonto no tiene, por el contrario, inteligencia de sobra tendrá para manejar lo que hace, como lo hace, con quienes lo hace y mantenerse aún firme con sus discursos, con tal número de fieles seguidores, como con tal número de oponentes también.

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