Sr. López
Tío Ficho (le pusieron Pontificio, cómo quería que le dijéramos), era ignorante de sonrojar a una corista, mandón de asustar a Pancho Villa y mentiroso de escandalizar a un vendedor de coches usados, pero en su casa su palabra era ley y dijera lo que dijera, “amén” era la respuesta con tal de no aguantarle una bronca. De viejito, era un mitómano, burla de todo Autlán. Triste.
Antier, en su gustado programa matutino de variedades, el Presidente anunció que se adoptará “una fase superior” de ahorro para pasar de la “austeridad republicana” a la “pobreza franciscana” y disponer de más recursos para la población más vulnerable. Aprovechó para hacer saber que su austeridad ya se ha traducido (en lo que va de su administración), en “economías” por dos billones de pesos (dos millones de millones). ¡Mag-ní-fi-co!
Explicó que los ahorros obtenidos por la pobreza franciscana serán “Para seguir sin deuda, sin solicitar deudas adicionales, sin aumentar impuestos, sin aumentar el precio de las gasolinas”.
Ya antes ha insistido este menda, en la urgente necesidad de que los integrantes del gabinete presidencial lo ayuden. No hay que ser.
Mire usted, eso de que vamos a “seguir sin deuda” y seguir “sin solicitar deudas adicionales”, es más falso que las virtudes de una trotacalles:
Hacienda, de su gabinete de él, informa en los “Saldos de la deuda del sector público federal, variaciones”, que durante la presente administración, hasta el año 2021, se ha contratado deuda adicional por la bonita cantidad de UN billón 697 mil millones de pesos (1’’697,000’000,000.00, pa’que se entere)… pero como las cifras de tal tamaño acaban por no decir nada, se lo digo de otra manera: CADA DÍA la deuda ha crecido 1,743 millones de pesos (diario, que eso es cada día, sin descontar días de asueto).
Conste que no es necesariamente malo contratar deuda, lo que hace rara la insistencia en mentir sobre el tema. Lo que sí es fatal es endeudarse a lo puro maje, no para proyectos productivos, sino para tirar el dinero, ¿en qué?, averígüelo Vargas, diría Isabel la Católica; y peor es lo que nos está pasando: crece la deuda y no crece el producto interno bruto para pagarla.
Y del aumento del precio de las gasolinas y el diesel, no digamos ya nada, eso sí lo sabemos todos (justificado o no, ha aumentado el precio, ¿qué necesidad de negarlo?).
Lo de que van a seguir “sin aumentar impuestos”, sin ninguna pena le digo, tampoco es cierto. Lo que han hecho es aumentarlos a la chita callando, que eso es disminuir las deducciones, aparte de los aumentos de gravámenes en gasolinas, refrescos y cigarros, por ejemplo. Y otra vez: eso no es malo, de algún lado el gobierno debe obtener recursos. O el presiente cree que es malo y lo ha hecho. ¡Qué enredo!
Por cierto, como sus colaboradores dejan que el Presidente se aviente a alberca sin agua, nadie le dijo que ni se le ocurriera hablar de los supuestos dos billones de pesos que él sostiene que se ha ahorrado por su austericidio, pues ese “ahorro” más la deuda que ha contratado, suma 3 billones 697 mil millones y nomás con eso, tendría más de lo que suma el déficit del gasto, en otras palabras: le sobraría dinero, tendría en caja 1 billón 52 mil 254 millones de pesos. Son las cifras de SU gobierno, no hay otros datos. Como sea, ojalá no haya un perverso que solicite información para verificar que sí ahorró dos billones. Qué pena con las visitas.
Por supuesto, en un país con tanta gente, habrá quien haga eso y encima, cuestione la “austeridad”, republicana o franciscana, de un gobierno que creció el gasto público en 21.4% en cuatro años (de 5’ billones 838 mil 60 millones en 2019 a 7 billones 88 mil 250 millones en este 2022). Y oootra vez: eso no necesariamente es malo, el gasto equivale al ingreso del gobierno, lástima que este gobierno se ha gastado 1 billón 697 mil millones de pesos más de lo que recauda.
Algo anda mal. Aparte de semejantes cosas, recuerde usted que este gobierno por decreto presidencial, se gastó ya los guardaditos que encontró, como los fideicomisos públicos sin estructura orgánica, según informó la Función Pública el 3 de abril de 2020, de los que ya dispuso de 100 mil millones de pesos, aparte de 995 mil 29 millones de pesos que se embuchacó del Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilización y el Desarrollo (FMP), y hay más, usted busque por su cuenta los Criterios Generales de Política Económica que elabora Hacienda para cada presupuesto anual, ahí está sepultada la información. ¿Dónde está tanto dinero?
Sí, ¿dónde está tanto dinero?… pues en la gente, como lo dijo el Presidente: la pobreza franciscana es para “disponer de más recursos para las poblaciones más vulnerables”. Lindo.
Lástima que entre más dinero dispone este gobierno para la gente, más crece la pobreza. Sí, según el Coneval (que es parte de la administración pública), ahora hay 3.8 millones más de personas en pobreza respecto del 2018; ya son 56 millones de alegres esperanzados en los programas sociales del gobierno, en pobreza o pobreza extrema (miseria).
No puede ser. Bueno, así es. Son datos oficiales. No olvide que este gobierno canceló Prospera, que durante 20 años dio dinero en efectivo a las madres en situación de pobreza, a cambio de que siguieran sus hijos en la escuela y llevarlos a revisiones médicas; que este gobierno quitó las escuelas de tiempo completo, que permitían trabajar todo el día a los adultos; las guarderías… y sigue sin haber medicamentos, ni mantenimiento del Metro lo que costó 26 vidas, ni del aeropuerto de la capital. Sí, algo anda mal.
La confederación internacional Oxfam, fundada en 1942, que trabaja en 90 países bajo el lema es “Trabajar con otros para combatir la pobreza y el sufrimiento”, informó el año pasado que “los proyectos diseñados para beneficiar directamente a los grupos más vulnerables de México han sido utilizados como una forma ‘efectiva’ para desviar recursos públicos”. Y se confirma: no son iguales que los de antes. No, no son iguales.