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Rebelión en la granja / A Estribor

Rebelión en la granja / A Estribor
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Juan Carlos Cal y Mayor

Desaseo

Aunque se trate de minimizar lo sucedido el sábado pasado en las elecciones para elegir a los consejeros de Morena en todo el país, el proceso no fue la deseable para sus propios, ni tampoco para la opinión pública en tratándose del partido político que tiene la responsabilidad de gobernar al país.

A diferencia de otros momentos en que se movilizó al partido tales como la votación para la revocación de mandato o el juicio a los expresidentes, ahora si se observó un despliegue sin precedentes en que participaron sin ningún pudor funcionarios públicos, autoridades municipales, operadores de los programas sociales, además de las más tradicionales prácticas de acarreo, condicionamiento y compra de votos. No lo afirmamos nosotros sino el dicho de los propios participantes que denunciaron los hechos.

Ellos mismos documentaron los hechos subiendo videos a las redes y obteniendo testimonios de personas a las que llevaron a votar y no sabían ni a lo que iban. Aquí no hubo mano sucia ni infiltrados a los cuales culpar del desaseado proceso que observamos durante la jornada electoral interna. Tampoco participaron las autoridades electorales como el INE o la Fiscalía Especializada contra delitos electorales. Lo que se alcanzó a observar fueron a policías municipales tratando de imponer orden. Lo que pudo presumirse como una nutrida participación de simpatizantes, terminó en algunos casos en zacapelas de todos contra todos.

A pesar del llamado que hizo el presidente de la república previo al proceso de Morena para llamar a una participación libre y civilizada -y sin borregos, así lo dijo- trascendió todo lo contrario. No dudo que haya habido urnas en las que todo trascendiera con normalidad, pero eso no fue la nota. A trancazos, pero Morena tendrá sus consejeros cumpliendo con lo que dicen sus estatutos. Hoy como nunca se entiende la necesidad de contar con instituciones electorales porque su vacío da lugar a la barbarie.

LAS BARBAS A REMOJAR

La oposición debería de poner sus barbas a remojar. Si los simpatizantes, militantes y autoridades emanadas de Morena son capaces de hacer eso hay que pensar en serio lo que puede suceder en el 2024. La lucha por el poder se ha convertido en la principal debilidad. Al dar por hecho que la franquicia les garantiza el triunfo se han desatado las ambiciones. Las designaciones en las candidaturas a la presidencia y las gubernaturas se harán por medio de encuestas y ahí no podrá hacerse valer el peso del voto de los militantes. Cualquiera puede opinar, pero no cualquiera puede ganar.

La guerra fratricida por ser consejeros se debe a las ambiciones o aspiraciones por repartirse espacios menores de representación en los congresos locales y regidurías. Si a eso se suma el hecho de que se están conformando grupos en todo el país para apoyar a los aspirantes presidenciales, es previsible que haya rupturas porque el poder no va alcanzar para todos. Por ahora en las candidaturas para las gubernaturas las cosas se han resuelto satisfactoriamente. Habrá que repensar si así será ahora que López Obrador deje el poder, ya que a cualquiera que lo suceda le quedará grande la camisa porque la popularidad no se hereda.

¿AGUA PARA MONTERREY?

El gobernador de Nuevo León Samuel García anunció que se atenderá el problema del suministro del vital líquido… con pipas. Aunado a ello continuará con el bombardeo de nubes proceso en el cual, desde las alturas, se descargan cientos de litros de yoduro de plata sobre nubes que son específicas de lluvia y que por cierto no ha dado los resultados esperados. También se anunció la construcción de una nueva presa, el Cuchillo II, pero eso tomará su tiempo y tampoco garantiza una solución a fondo para los próximos años.

Todo indica que el cambio climático seguirá causando cada vez más estragos. Las sequías y la consecuente escasez de agua pondrán en serios aprietos no solo a la población del centro y sobre todo el norte del país (Monterrey es solo un botón de muestra) sino también afectarán a la producción agrícola e industrial que consumen la mayor parte del suministro del líquido.

Habrá que voltear al sur del país, a Chiapas y Tabasco, que son los estados que concentran más del 60% de toda el agua dulce del país. Puede convertirse en un área de oportunidad para el desarrollo, la generación de empleos y por ende el combate a la pobreza. Va a estar difícil que se puedan construir miles de kilómetros de acueductos hasta el norte. Puede ser la gran alternativa para revertir la lacerante desigualdad del sur del país.

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