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Mediocridad Manifiesta

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Una visión del mundo en decadencia

Ruperto Portela Alvarado

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.

INTRODUCCIÓN.

He querido escribir este delicado tema porque me lleva a pensar en un sociedad falta de educación, conocimientos de lo que sucede en el país y el mundo, pero también del sentido común de lo que nos hace daño y nos conduce al enfrenamiento entre nosotros mismo; a las manifestaciones de sectores sociales que están muy descontentos con las autoridades y gobernantes que no atienden ni resuelven los problemas sociales.

“Mediocridad Manifiesta”, no es solo un título de artículo o libro que se pretende, sino una forma de vida que se ha adoptado con más acento a partir del inicio del presente siglo XXI con valores perdidos como el respeto a las instituciones, a los símbolos patrios, a la gramática, las palabra, a los adultos mayores, padres de familia, maestros; a la naturaleza, medio ambiente y desconocimiento de los daños que se causa al cambio climático.

Todo en su conjunto termina por destruir a la sociedad y deja entrar por cualquier rendija la petulancia, la soberbia, egolatría, el valemadrismo, la chunga y en el medio político-gubernamental, el autoritarismo, el engaño, la simulación, el saqueo, la corrupción y la impunidad. Estamos sobrados de mala vibra y actitud negativa que por cualquier cosa nos enfrentamos unos contra otros aun siendo familiares, amigos o conocidos.

Dejamos que la facilidad de vivir nos permita producir basura y tirarla en los arroyos, ríos y en el suelo. No tenemos la prudencia de acomodar las cosas en el lugar que le corresponda, pues yo vi a unas damas en un lujoso automóvil, tirar en plena avenida, las cáscaras de plátano que iban comiendo. Contaminan el medio ambiente con las quemas de predios al inicio de la cosecha y ya nadie los puede detener y castigar.

La sociedad se volvió indolente e imprudente; hace lo que cree pertinente y vive para sí misma. No le importa el entorno y se vuelve cada vez más ignorante del universo social aunque tenga títulos académicos y condecoraciones que lo hacen más responsable del daño que hace. El otro caso es el de ente que por sí es irresponsable y cree que por tirar una colilla de cigarro, no está haciendo ningún daño a la naturaleza y a los demás. Ejemplos, ejemplos y ejemplos podemos tener a cada paso que damos, con respecto a este tema de la “Mediocridad Manifiesta” que vemos todos los días y no podemos resolver desde nuestra perspectiva y denuncia.

Creo que somos los integrantes de la sociedad lo que debemos poner de nuestra parte todo el esfuerzo para resolver este problema. Hay que exigirles a las autoridades, tomen cartas en el asunto y asuman su responsabilidad de promover una educación de calidad y maestros bien preparados en áreas como la pedagogía y las materias que les corresponden impartir. Porque también, hay que considerar que tres son los elementos básicos que utiliza el gobierno para mantenerse en el poder: la ignorancia, la pobreza y la desinformación.

Ya es tiempo de cambiar el estado social, político y económico mediocre de este país que nos ha dado tanto; que tiene una ubicación geográfica envidiable y los mejores recursos naturales que otras entidades del planeta ya quisieran. Tenemos todo, pero no  tenemos nada; somos muy ricos, pero estamos muy pobres. La naturaleza es pródiga con México, pero mientras no se explote racionalmente, seguiremos siendo pobres, ignorantes, mal informados; sometidos a un régimen de gobierno autoritario y en la más alta “Mediocridad Manifiesta”.

                                                                           El Autor.

LA MEDIOCRIDAD MANIFIESTA.

+ Felicidad y bienestar; riqueza y pobreza…

+ Decadencia política, oficial y social…

+ La importancia de la educación…

+ Improvisación y desprecio al conocimiento…

             Ruperto Portela Alvarado.

Capítulo I.

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Lunes 29 de Agosto de 2022.- La vida se resume a ser feliz. Es el objetivo único de vivir; porque, apenas nacemos, empezamos a morir un poco. Pero dice el filósofo mexicano ÓSCAR DE LA BORBOLLA que “la felicidad no existe”; si acaso, son pequeños períodos de alegría que cada ser humano concibe a su manera el concepto de la felicidad.

Se entiende en la experiencia de la vida, que cada persona concibe una forma única de construir su felicidad. A un compañero de trabajo, le criticaban el estar siempre fijado en el dinero y sus ganancias; pero, digo yo, así era feliz, una especie de Rico Mac Pato con sus montañas de monedas y una muy especial, que cuando la perdió, se sintió el ser más infeliz de la tierra.

A otros les reconvenían su afición por el alcohol y la bohemia. A lo que yo solo opiné –sin tener la certeza de que estaba en lo cierto— que cada uno ve y goza su tiempo y cree que esa es su felicidad: unos por el dinero y otros por el trago o quizá los demás con diversos formatos de pensamientos y sentimientos de sus formas de ser feliz.

Habrá otras razones de concebir la felicidad que para mí, es solo un concepto como la “Libertad de Expresión” y los “Derechos Humanos”  que ya están consignados como preceptos Constitucionales, pero que todavía tenemos que luchar por que se nos respeten. Podemos hablar hoy de “Felicidad” y “Bienestar” que parecen condiciones humanas naturales y sinónimas en los hechos, pero que están muy distantes el bienestar con tanta pobreza a nivel nacional (56%) y en Chiapas casi 78 puntos porcentuales de su población. Se puede carecer de lo elemental, pero al mismo tiempo ser feliz. Yo tengo los testimonios.

Hoy el término “Bienestar” es muy socorrido como una medida política, que no se da en la realidad por muchos factores que empiezan por la pobreza (cuando no alcanza ni para lo más mínimo de la canasta básica); la precaria educación formal que redunda en la ignorancia y lo mal informados que estamos. Sobre este rubro, hay una teoría o tesis, de que “así es como lo quiere y promueve el oficialismo desde el Sistema Nacional de Educación, con un fin político que es mantener el voto cautivo y seguro en el número de electores ignorantes, pobres y mal informados, que son mayoría”.

Un individuo pobre, ignorante y mal informado, es un voto seguro y presa fácil de un gobierno cualquiera que, piensa más en la próxima elección, que en la siguiente generación, como dijera el estadista inglés, WINSTON CHIRCHIL. La improvisación, el desprecio al conocimiento, la incapacidad en la materia encargada es la diferencia entre pésimos resultados o, la otra cara de la moneda que es la responsabilidad en el ejercicio de la tarea encomendada, la preparación académica y la experiencia en la administración de la “cosa pública”, que nos dará mejores beneficios en la vida política gubernamental. Porque, en el medio oficial, “se privilegia más la obediencia que la inteligencia”.      

Hemos entrado en la etapa crucial de la “Normalización de la Mediocridad” que viene avanzando cada vez más, desde entrado este nuevo siglo XXI; año 2000, cuando el gobierno cambió las siglas del “tricolor” por las del “blanquiazul” y ahora las del “intenso color vino” que privilegia y exige a sus correligionarios “90% de lealtad y honestidad” y “10% de conocimiento y experiencia”.

Esta premisa se considera un contrasentido porque, en la vida, como en la administración pública, lo que se requiere es un ser humano integral en: “honestidad, honradez, lealtad, alto nivel académico y conocimiento de la materia encargada”. En esa contracción de ideas, “es importantísima la educación”; aquella que se “mama” en el hogar con los padres y la “formal” que se adquiere en la escuela. “La educación se recibe en el hogar y en la escuela la instrucción académica”. Por eso mismo es recomendable una “escuela para padres de familia”, donde “se eduque, informe y asesore primero a los papás para ser verdaderos padres de familia” en términos de valores y respeto. En este proceso, es urgente y necesario que los “agentes de la educación” que son los maestros, tengan una sólida formación académica-pedagógica más una conducta responsable para que aprendan, sepan dirigir y transmitir conocimientos.

Pero estamos ante la coyuntura de un Sistema Nacional de Educación ineficiente y deficiente; partiendo de los programas y contenidos educativos del nivel básico, profesional y posgrado, más el pésimo nivel académico de los profesores que se improvisan o se producen en Escuelas Normales como en fábricas de tercer mundo, del que todavía, en pleno siglo XXI, no salimos. También, se desprecia y desatiende a los talentos porque representan un peligro para el sistema político constituido.

Tenemos que insistir en la  premisa de que “es importantísima la educación”, que ojalá, algún día nos demos cuenta de ello. Por eso mismo, la educación en México no ha funcionado a pesar de decenas de “Reformas y Revoluciones Educativas”, según el tiempo y el gobierno en turno.  Y sí, siempre a intereses, imagen y semejanza de quién o quiénes estén en la administración del país, sin importar ideologías, siglas y colores; solo sus fechorías por mantenerse en el poder.

Es hoy el caso de entes mediocres  que han ocupado en los últimos sexenios, la Secretaría de Educación pública (SEP), como EMILIO CHUAYFET CHEMOR, AURELIO NUÑO MAYER, llegando a los extremos de la decadencia con los nombramientos de la profesora DELFINA GÓMEZ ÁLVAREZ y más el de LETICIA RAMÍREZ AMAYA, que no supo responder el cómo se va a aplicar la reforma de la materia de matemáticas en el segundo grado de primaria.

Nadie llena los espacios dejados por verdaderos ejemplos de Secretarios de Educación como AGUSTIN YÁÑEZ DELGADILLO, JAIME TORRES BODET, NARCISO BASSOLS GARCÍA, JESÚS REYES HEROLES; inclusive PORFIRIO MUÑOZ LEDO, VICTOR BRAVO AHUJA y MIGUEL GONZÁLEZ AVELAR, por mencionar algunos.

Por eso, llegado el momento, estamos en un círculo vicioso de “Mediocridad y Decadencia” que empieza en los individuos que ejercen la política (los políticos), la transmiten a los órganos de gobierno (gobernantes), que a su vez, contaminan a la sociedad que se vuelve igual que ellos. Es una constante el que sean precisamente los más ignorantes, con   pésima mala fama, negro historial de conducta y honestidad; corrupción, soberbia e impunidad, los que lleguen a dirigir el País, los Estados y Municipios.

Es una vergüenza que personajes de tan ínfima estatura moral e ínfima calidad académica, tengan la oportunidad de alcanzar un peldaño en la estructura de representación popular, cambiar para mal los destinos del país y a la vez, frenar el desarrollo de los mexicanos. Es cuando “se aplaude al fracaso  y se premia la mediocridad”.

MEDIOCRIDAD QUE NOS ABRUMA…

+ Decadencia, sinónimo de nuestros tiempos…

+ ¿Por qué tantas movilizaciones y protestas?…

+ Políticos mediocres y gobiernos inútiles…

+ La sociedad permeada por la ignorancia…

                                  Capítulo II

EL DECLIVE POLÍTICO Y SOCIAL…

         Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Jueves 30 de Junio de 2022.- Uno de los elementos más importantes en el desarrollo integral de los pueblos, es la educación; pero cuando el proceso educativo tiende a la decadencia de sus programas, de los maestros carentes de preparación académica-pedagógica y el desdén de los gobernantes por impulsar las operaciones mediante acciones y presupuestos sustentables, sólo podemos tener resultados decadentes con educandos mediocres, para una sociedad ignorante e irreflexiva.

         El desarrollo humano debe prevalecer por encima de la política y el interés por el poder y el poder mismo. El Ejecutivo Federal y la Secretaría de Educación Pública están obligados a pensar en las nuevas generaciones y no en las próximas elecciones como sucede actualmente y seguramente sucedió en administraciones anteriores. Porque la teoría educativa de los gobiernos en México, han precisado mantener a los educandos (niños y jóvenes) en la inopia del conocimiento, la ignorancia y la pobreza porque, indudablemente, resultan votos cautivos.

         Tres son los elementos básicos para el control de la sociedad con derecho a voto: la pobreza, la ignorancia y la desinformación que llevan al control mediante dádivas que se disfrazan de “programas sociales”. De esa manera, sin un estudio previo y formal, nos podemos dar cuenta que ese es el objetivo de todo gobierno, donde el actual no está exento. Y no es que no haya estudios y diagnósticos al respecto, sino que no son de mi pleno conocimiento; pero los resultados educativos de primaria, secundaria, preparatoria, bachillerato con “especialidad” y nivel universitario, saltan a la vista por la mediocridad y decadencia.

         Podemos empezar este “análisis subconsciente” y de estudio por observación de la conducta social, que la punta de la madeja empieza por la formación deficiente, rayando en la ignorancia, el interés y la ambición del conglomerado político que luego se refleja en las estructuras de gobierno que administran la “cosa pública” y la economía, de manera empírica, improvisada; a su propio capricho, antojo y ocurrencias.

         Precisamente esa mediocridad y decadencia que presumen políticos y gobernantes, permea y corroe a la sociedad que no sabe pensar y menos actuar; carece del sentido analítico. El Sistema Nacional de Educación produce, invariablemente, entes sin criterio, irreflexivos.  Insisto: sin sentido analítico que debe ser una parte fundamental en el ser humano para aplicar bien su libre albedrío. Esas carencias de los ciudadanos, dan ventajas a quien ejerce el poder y lo usa para permanecer en el. Estamos hablando de una población de casi 64 millones de mexicanos en la pobreza y pobreza extrema que representa un aproximado de 56% de la población.

         Las consecuencias se dan en el marco de la ley física, de que “toda acción tiene una reacción” y por eso se suceden innumerables actos de protestas, movilizaciones y violencia de parte de quienes están cansados de cargar la pesada loza de pobreza e ignorancia; de carecer de lo más elemental. En ese sentido, no es cierto que se estén atacando las causas de la pobreza, ignorancia, violencia y muertes, pues desde el ámbito oficial solo se han dedicado a fomentar la pereza con dádivas a través de engañosos programas sociales. Esa decadencia social y mediocridad –a la que me refiero– de las nuevas generaciones a las que se les ofrecen “apoyos económicos”, migajas, no resuelven el desarrollo humano ni ¡nada!. Por el contrario las agrava.

         ¿Qué, quién o quiénes promueven y provocan las protestas y movilizaciones?;

1.- Seguramente la falta de conocimiento y pericia política de quienes gobiernan, provocan el descontento y consecuentemente las movilizaciones porque, los “agraviados” no obtuvieron solución a sus problemas y los operadores políticos y el gobierno, no tienen una adecuada preparación universitaria, si es que la cursaron, o, ni se prepararon para el ejercicio del poder.

2.- Tampoco la oficialidad demuestra interés por dar resultados y solución a la problemática social que hoy más que nunca está desbordada en las calles con actos de exigencia y violencia funesta que provoca “La Teoría del Desorden”.

         3.- Es la educación deficiente la que ha producido desde antaño, políticos mediocres y gobiernos inútiles que provocan la decadencia social que estamos viviendo. Hay muchos ejemplos de la forma improcedente del como actúan los individuos en su entorno social, desde tirar una envoltura de chicles, la colilla de cigarros y la servilleta al piso. O un político que no sabe responder a una pregunta y en el caso particular, ejercer su encargo con eficacia y eficiencia; aplicar las normas para solucionar un asunto, por lo más sencillo que sea y prepararse para cumplir bien su objetivo.

         La pulcritud, responsabilidad, ética, honestidad y honradez que debiera imperar en las esferas del gobierno, la política y la sociedad, en muchos casos se ha cambiado por la ambición, el interés en el poder y el dinero en que gira el actuar de un político o gobernante del nivel de que se trate. Hemos llegado al fondo de la antipatía por los gobernados y el “me vale” injusto que responde a todo lo malo que del oficialismo se ha dicho y  tenido.

         Por supuesto que el tema sobre “La Mediocridad que nos Abruma”; “La Decadencia como Sinónimo de Nuestros Tiempos”; las protestas y movilizaciones a causa de la negligencia de gobernantes que no dan solución a las necesidad ingente de los sectores sociales; “Políticos y Gobiernos Inútiles” que no tienen las capacidad para atender la materia encargada y otros puntos que pueden señalarse como ejemplos de todo eso a que me refiero en este comentario, incluyendo a la sociedad que no reacciona y sigue también en su confort, debido a su ignorancia, pobreza y mediocridad.

         Todo redunda en el bajo o ínfimo desarrollo humano, pues, en la decadencia gubernamental, política y social, tenemos: carreteras destruidas; escuelas sin aulas, agua y sanitarios; algunas hasta sin techo. Directores y Rectores de escuelas y universidades robándose el dinero destinado a la educación, que constituye un delito y crimen de Lesa Humanidad, porque limitan la educación, detienen el desarrollo y el futuro promisorio de los niños y jóvenes estudiantes. 

         Es claro que nos hemos acostumbrado a los actos de mediocridad y decadencia social. Ejemplos sencillos van desde la impuntualidad por la razón de que: si la cita es a las 9:00 horas, vamos llegando a las 9:30 o 10:00 horas, porque está normalizado llegar tarde, pues “a esa hora van a ir llegando los demás”.  

EJEMPLOS DE MEDIOCRIDAD.

             + El valor cívico de la palabra…

             + La dignidad y credibilidad formal.

             + El gusto por el respeto y la honestidad…

             + La Ética, Lógica y Filosofía integral…

Capítulo III.

         Nunca como ahora habíamos sentido en carne propia la decadencia de la política, los políticos, gobernantes y entes sociales. Hay una cobertura –desde hace mucho tiempo—a los actos de corrupción que inhiben todo indicio de progreso y desarrollo del país, las entidades federadas, los municipios y mexicanos. Estamos envueltos en una espiral de malas costumbres y desaparición de los buenos hábitos, el respeto y solvencia moral en términos generales. No hay formación cívica, académica de calidad y poca seriedad en el proceso enseñanza-aprendizaje.

         Estamos inmersos en lo que podemos llamar “La Teoría del Desorden” que solo conviene a quienes gobiernan y perjudican a los ciudadanos gobernados. Claro, los gobernantes no tienen la capacidad de crear exprofeso el desorden, pero participan y lo incentivan.  Nos mantienen ocupados en resolver conflictos creados desde la oficialidad y de paso en satisfacer nuestras propias necesidades en un círculo de pobreza e ignorancia que la oficialidad promueve. Nada está desconectado de la estructura del poder y su proyecto de mantenerse en el poder, por sí mismo o interpósita persona como ha sucedido en los últimos 80 años.

         Entre la complicidad manifiesta de la oficialidad e irresponsabilidad gubernamental, con el actuar virulento de diversos grupos sociales, se ha contribuido al desorden social, la ausencia de autoridad y el estado de derecho. Estamos hablando de la omisión oficial para atender el fenómeno de la desestabilización social y las repercusiones que afectan a los ciudadanos en México y Chiapas que es nuestro entorno.

         Los índices de violencia, más otras conductas sociales y de las autoridades omisas o actuantes de manera errónea, conlleva a ese desorden social del que estamos hablando y viviendo actualmente. Por un lado, la irresponsabilidad manifiesta de las autoridades que tienen la facultad y a la vez la obligación de tomar decisiones en beneficio de todos los mexicanos y chiapanecos, en el caso particular de nosotros, pero que no nos resuelven nada.

         En estos casos, han fallado por negligencia, incapacidad o soberbia. No han hecho el trabajo que les corresponde para protegernos de la inseguridad, proporcionarnos empleo con digna remuneración; seguridad social que más del 50% de mexicanos no tienen; acceso a los servicios públicos de salud, educación, agua, energía eléctrica y economía de calidad. Esta debe ser la cara bonita de la oficialidad en sus tres niveles de gobierno, porque algunos están consignados como derechos humanos.

         La otra cara, pésima y perversa, es la que presentan diversos sectores sociales que han hecho de la movilización, la manifestación y la violencia, una forma de vivir y un negocio demasiado próspero. Ha sido millonariamente redituable, presionar a las autoridades, inútiles, serviles y cobardes, como ha sucedido con el grupo magisterial de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE); los alumnos de las Normales Rurales de Ayotzinapa en Guerrero; Mactumatzá en Tuxtla Gutiérrez, Jacinto Canet de San Cristóbal de las Casas, así como de contingentes indígenas que ya aprendieron la lección y encontraron el caminito hacia el dinero fácil y los presupuestos millonarios.

         Debo decir que en la decadencia, la mediocridad y el desorden, los mexicanos salimos perdiendo siempre, mientras los ganadores son los políticos que reciben altos emolumentos sin hacer nada, por encima de lo que reciben maestros de tiempo completo en las universidades, investigadores, especialistas del sistema de salud en México o rectores de las universidades, por ejemplo la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM.

         Se ha perdido el valor de la palabra que era un patrimonio del ser humano desde la antigüedad y nuestros últimos lustros. Ya no hay confianza en la honestidad y cumplimiento de la palabra y por ello, todo se tiene que consignar en un documento estrictamente firmado por las partes aunque después no se cumpla, termine en los tribunales y los descontentos en las calles afectando a terceros que nada tienen que ver con sus problemas.

         Tenemos que entrar en el gusto por nuestra dignidad, confianza, respeto y dignidad; elementos que dan valor al ser humano que además, deben practicar por su salud mental y física, el método infalible para ser feliz: ni odios, ni envidias, ni rencores, Además, inventar o emplear frases que incidan en la felicidad propia y de sus cercanos semejantes. Porque la felicidad se construye todos los días. Nacemos para ser felices, que es el único objetivo de la vida. Todo gira a su alrededor.

         Siempre se ha dicho que “solo la educación no salvará del mal destino de la pobreza, ignorancia y esclavitud de que otros piensen y actúen por nosotros”. Por eso se deben revisar los programas y contenidos que conjuntan el Sistema Nacional de Educación, porque el actual está obsoleto y desfasado. Se tiene que saber para qué estamos construyendo ciudadanos del presente y el futuro con un espejo retrovisor, como dijera Marshall McLujan. Qué es lo que necesitamos de la educación para impulsar el desarrollo social de manera integral y no entes sin capacidad reflexiva y analítica que nos lleva a la mediocridad manifiesta hoy más que nunca.

         Igualmente, debemos volver a los tiempos de la educación con valores, respeto a los maestros, mayores de edad, a los padres y la sociedad misma. Entendido que la educación empieza en el hogar porque la escuela instruye y transmite conocimientos básicos para la vida. En ese sentido, tres son las materias que se tienen que incluir en los programas de estudios: la Ética para inculcar valores; la Lógica, resolver problemas y, la Filosofía, para saber pensar.

         Ese es el razonamiento lógico para definir qué queremos, hacia dónde vamos y qué es lo que al final podemos hacer por el desarrollo social, político y económico que son las grandes áreas de la vida, que hoy están en retroceso y mediocridad manifiesta.

CONCLUSIONES.

         Dejamos establecido en todo este contraste de ideas –que no deben ser las únicas ni las más acertadas— que hoy estamos viviendo el más alto nivel de mediocridad, donde se premia la inutilidad, la ineficiencia, la deshonestidad e ignorancia. Hemos tocado fondo en el índice del respeto a los demás congéneres, al medio ambiente, a la autoridad, a los maestros, padres de familia, adultos mayores y la sociedad misma.

         No hay conciencia de la política del “Cambio Climático”, el medio ambiente, la naturaleza que, por inconsciencia nos atrevemos a tirar una cajita de chicles, la ceniza y colilla de cigarros, papeles, latas y plásticos e inclusive descargas residuales al suelo y los ríos, sin saber que eso conlleva a desastres naturales; aunque también demuestra el que lo hace, su falta de educación, baja estima, carencia de sentido común y raciocinio. Hemos caído en los más altos niveles de mediocridad que se manifiesta en todas las áreas de la vida como la política, la economía, la salud, la educación y la acción de la oficialidad.

         Ante todo eso, es prudente que se proceda a:

1.- Revisar los planes y contenidos de estudios para saber qué es lo que más conviene del conocimiento y sus formas para el desarrollo social a partir de las nuevas generaciones que serán las que fortalecerán a la sociedad, llevando a mejores estatus  de vida a los habitantes de este país.

2.- Concatenar a los padres de familia con los maestros para dejar asentado que la educación se obtiene en el hogar y la instrucción en las aulas. Crear las “Escuelas para Padres de Familia” y elevar los niveles de capacitación pedagógica, académica y el conocimiento de los planes de estudio de los maestros, para coincidir en un todo satisfactorio en el ámbito educativo de calidad.

3.- Un elemento muy importante es que las autoridades en sus tres niveles de gobierno se responsabilicen por la calidad de la educación; centren sus acciones en presupuestos adecuados para escuelas dignas y maestros respetables en su concepción de educadores, transmisores de conocimientos, guías del saber para la competencia o nuevas formas de educar  para la vida.

         Seguramente habrá más opiniones al respecto, pero quiero dejar asentado que desde la educación, pasando por la alimentación, la economía, la salud y el empleo bien remunerado, podremos tener mejores ciudadanos con más sentido común, reflexivos, analíticos, responsables, honestos, eficientes y con una preparación integral para la competencia en la vida. Porque la “Mediocridad Manifiesta” que estamos viviendo, nos abruma y debemos erradicarla junto con otros elementos nocivos que deterioran nuestra forma de vivir y ser felices… RP@…  

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