Héctor Estrada
Uno de los dos temidos escenarios para la Secretaría de Salud en Chiapas se consumó la noche de este lunes tras el triunfo de José Luis Díaz Selvas en las elecciones internas de la Sección 50 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Salud (SNTSA) y su ya inevitable regreso a la dirigencia de dicho organismo gremial en Chiapas.
Los resultados que comenzaron a filtrase durante las primeras horas de la noche cayeron como balde de agua fría a más de uno. Y es que, los números marcaron una tendencia constante en favor de Díaz Selvas, terminando con una diferencia casi mil votos por encima de Dey Damián de la Planilla Rosa y más de tres mil sufragios sobre María de Jesús Espinoza que buscaba su reelección.
No importaron la serie de acusaciones que desde hace 10 años existen sobre el ahora líder sindical electo, entre las que destacan irregularidades detectadas por la Auditoría Superior por alrededor de 75 millones de pesos, entre otros casos de corrupción durante el gobierno de Velasco Coello. Finalmente, Díaz Selvas terminó por recobrar el poder.
Sin embargo, los resultados de este lunes dentro de la Sección 50 ofrecen otras lecturas sobre las razones reales que motivaron el retorno de quien ya había dirigido el sindicato por diez años, y las culpas apuntan en buena medida a la lideresa saliente. María de Jesús había llegado en 2018 con una elección histórica de más de cinco mil votos a su favor, pero sale hoy con apenas 600 votos en busca de su reelección.
Sin duda algo hizo muy mal la enfermera “Chusita” para no sólo perder al primer el intento de continuidad, sino además motivar el voto hacia el controversial pasado. El mayor error de María de Jesús fue alejarse de las bases e iniciar una especie de revancha, cerrando la puerta a todos los vinculados con Díaz Selvas y cerrarse al círculo de sus más allegados.
Chusita llegó a la dirigencia de la Sección 50 como una esperanza de cambio, después de cobrar popularidad con la huelga de hambre y representar una contracara a una dirigencia sindical entregada a las autoridades en turno. Pero cayó en muchos de los mismos vicios que criticó, se peleó con todos los frentes, nunca hizo alianzas y se olvidó de gestar nuevas afinidades con la base.
María de Jesús al final de cuentas se quedó sola, pero también dejó en orfandad a buena parte de una base gremial que terminó tan decepcionada, que al final de cuentas acabó añorando a la vieja dirigencia con todo y sus oscuros vicios. Por eso no se equivocan quienes aseguran hoy que fue Chusita quien sacó a Díaz Selvas de la dirigencia y también quien terminó propiciando su retorno.
Ni siquiera toda la estructura institucional operando a favor de la Planilla Rosa fue suficiente para impedir el regreso del antiguo dirigente. Al final de cuentas contaba con un descontento gremial que le alcanzó para derrocar a la dirigencia en turno y a las autoridades de salud al mismo tiempo. Ni más ni menos.
Hoy el escenario no luce tan sencillo para la Secretaría de Salud. El colmillo de Díaz Selvas no es tan sencillo de pulir como al de la inexperta María de Jesús. Ahora se requerirá de mayor astucia para “ablandar” voluntades o generar nuevos acuerdos, seguramente más costosos para las finanzas públicas, por el bien de un sector tan importante como lo es el sistema de salud en Chiapas… así las cosas.