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Pura dinamita / La Feria

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Sr. López 

Allá en Autlán le decían Tota a tía Antonia. De niña fue Toñita, de joven Toñota (pues creció más que sus hermanos y el más chaparro era de 1.80), y de Toñota quedó en Tota que se casó (rigurosamente cierto), con tío Tito que medía dos metros y era vasco (un toro). Tuvieron nueve hijos varones. Tío Tito trabajaba como un mulo y pensaba igual, por lo que tía Tota manejaba el dinero de los abarrotes con que se hicieron ricos (ricos de pueblo, se advierte). Un día, la tía le dijo al tío Tito que era hora de hacer testamento, considerando que él le llevaba 16 años de edad; le respondió que ya estaba hecho; se lo pidió, lo leyó y a la mañana siguiente estaban con el Notario, al que la tía dictó de un tirón la última voluntad de su marido: -Había puesto que mis hijos y yo heredábamos todo a partes iguales… ya me veo lidiando con los nueve para ponernos de acuerdo en algo… ya me veo… –decía ya viuda y dueña de todo. Pues sí. 

El próximo 1 de octubre restarán dos años a este gobierno y hay quien se devana los sesos, imaginando cómo será el cierre del sexenio. Algunos piensan que el Presidente dejará al país listo para cuidados intensivos, más enconado entre los que siguen pensando que es un honor estar con él (cada vez menos, ya 15 millones menos), y los que con ojeras negras, corean que es un horror y que necesitaremos Dios y ayuda para que no siga mangoneando el destino de la nación, dando órdenes desde su finca a quien lo suceda, porque lo más posible es que sea Presidente quien él decida, a las chuecas o a las derechas, no hay inconveniente (además cuenta, sin saberlo y si lo sabe, sin decirlo ni a él mismo, con la ayuda extraoficial de algunos grupos empresariales informales a los que los insensibles llaman delincuencia organizada). 

Los que hemos visto sexenios modelo Echeverría y López Portillo, nos preocupamos menos: ni esos de tiempos del PRI imperial se salvaron del inmediato olvido producto de la súbita pérdida total del poder que supone entregar el cargo. No hay nadie que llegue a la presidencia y no ejerza a plenitud sus facultades legales y también las supraconstitucionales (o extraconstitucionales, que lo de ‘metaconstitucionales’ es una barbaridad). 

Por supuesto el Presidente supone que seguirá siendo el líder moral de la nación y jefe de facto de su sucesor (a), que es una de las razones por las que impidió que Morena se convirtiera en partido político real, con fuerza propia, capaz de apoyar eficazmente al siguiente Presidente; él y solo él indujo a su movimiento a la anemia en que está y su futuro es muy negro (como fue el del PRD a consecuencia de haberlo elegido como su líder y a fuerza de ser el único que tomaba decisiones, lo dejó hecho garras y al borde de la desaparición en que está). 

Andrés Manuel López Obrador se irá como todos, definitivamente, para siempre aunque sus malquerientes se van a quedar con las ganas de verlo ante la justicia: nadie lo tocará (aplican restricciones: compañeros de aventura y familiares, vayan buscando abogado -bueno-, no olviden por su bien lo que le sucedió a Raúl Salinas… la impunidad presidencial no se contagia). 

Así las cosas, lo que sí es previsible es que el Presidente siga gobernando como hasta ahora: mal. 

No es fantasía decir que nos dejará el país muy deteriorado en salud, educación, con una inseguridad rampante y no se asuste pero para el 2025 -si no es que antes-, no es difícil que nos reviente una crisis económica y financiera que será lo que obligue al sucesor a pintar su raya y dar el golpe de timón que le urge a la nación. 

No es de mala fe afirmar que seguirá gobernando como lo ha hecho, mal. Si duda, entérese que ayer mismo propuso una consulta popular para que la ciudadanía decida si quiere mantener a las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública. ¡Jesucristo-aplaca-tu-ira! 

No sabe nada el Presidente. Fuera de la política en su variante de grilla electoral y de maniobras para mantener el poder en sus manos y solo las de él, de nada sabe ni se entera y como habla de bote pronto, dice barbaridades (sacar petróleo no tiene chiste y gobernar no es tan difícil, por dar dos ejemplos de afirmaciones del estadista en cuyas manos está el país). 

Esa consulta que plantea tiene el pequeño inconveniente de estar contra la Ley Federal de Consulta Popular que en su artículo 11 dice qué NO pueden someterse a consulta popular la seguridad nacional (fracción VII), ni la organización, funcionamiento y disciplina de la Fuerza Armada permanente (fracción VIII). Y que no vaya a decir el Presidente que esa ley se la dejaron los neoliberales adversarios suyos, pues su última modificación es del 19 de mayo de 2021, a iniciativa de su gobierno. 

Lo de la Guardia Nacional adscrita a la Secretaría de la Defensa Nacional y que las fuerzas armadas continúen en labores de seguridad pública, tiene que ver con su organización y funcionamiento, y claramente son temas de seguridad nacional (esto sí, no la plomería de Dos Bocas, el trenecito Maya ni el aeropuerto Felipe Ángeles). La consulta sería ilegal, punto, ya sin considerar que las consultas populares solo se pueden realizar el primer domingo de agosto (artículo 8). 

Ahora (o en estos días), cuando alguno de sus colaboradores, con la boca seca y las manos sudadas, le diga que la ley prohíbe esa consulta popular, ya lo veremos en su siguiente mañanera, diciendo que la consulta va, que el pueblo manda, que no necesita de vejigas para nadar y como la ley no es la ley, su corcholata de Bucareli se encargará de organizar y realizar la consulta. 

Carlos Urzúa Macías, primer secretario de Hacienda de este gobierno, licenciado en Matemáticas por el Tecnológico de Monterrey, con maestría del Centro de Investigaciones y de Estudios Avanzados del IPN, doctor en economía por la Universidad de Wisconsin, en reciente entrevista con Carlos Loret, pronosticó que López Obrador, heredará a su sucesor, encendido, un cartucho de dinamita. El Presidente va a sentir bonito pensando que es pura dinamita.

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