Sr. López
Bueno, es que hay gente a la que le gusta sufrir, enfermos de pesimismo, que ven el vaso medio vacío, la mosca en la leche, el muerto en un estadio lleno de gente viva… sí, gente que le gusta criticar, se fija en la excepción y desprecia la regla, como explicaba la tía Elsa muy ofendida cuando tío Neto, su esposo, la botó porque la sorprendió en el acto mismo de coronarle la testa con lucidora cornamenta (en su recámara, en su casa), y se quejaba: -¡Por una vez!, se había de fijar en los años y años que le fui fiel –qué tal la tía.
Igual ahora, no va a faltar el que diga que nos mintió el Presidente el viernes pasado al decir muy contento que la refinería Deer Park ya es mexicana y que se adquirió a “buen precio”, pues costó alrededor de 600 millones de dólares (mdd)… bueno, el “alrededor” presidencial es de amplio espectro: se compró en el doble, 1,192 mdd. Lo explicó el propio Director General de Pemex, Octavio Romero Oropeza: “Adicionalmente, por instrucciones del Presidente de la república, se va a liquidar la deuda existente por los 596 millones que corresponden al 50% de la participación de Pemex (…)”; y no fue por “instrucciones” de nadie, se liquidaban los pasivos o no había compra.
O con la refinería de Dos Bocas cuyo costo de construcción se anunció en 8,900 mdd (cantidad que los contratistas internacionales consideraron imposible para el alcance del proyecto, por lo que ninguno participó en la licitación en 2019), y que ahora ya se sabe ronda los 12,500 mdd, por más que sea reservada la información; con el añadido de que a la vista de los avances de la obra, los especialistas estiman que es poco probable que se termine antes del plazo de 2022 y que no produzca un solo galón de gasolina en 2022 y podría producir solo cantidades limitadas de combustible durante varios años después. Con unos añadidos atroces: nada se sabe del avance de las conexiones de agua, gas y las tuberías para llevar el petróleo crudo a la refinería, ni de la construcción de la terminal marítima para sacar los refinados (gasolina y diésel). No dude que se inaugure con fanfarrias este año, pero será de mentiritas.
Lo mismo con el aeropuerto Felipe Ángeles que será pronto inaugurado con líneas aéreas guajoloteras y sin tener asegurada la aprobación de las organizaciones internacionales de aviación, lo que lo puede dejar en calidad de aeropuertito de capricho, lejísimos de sustituto del de Texcoco, clausurado con una consulta ilegal y cuestionable.
Y el Tren Maya con retrasos, cambios de proyecto y presupuesto, o las obras del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (de Coatzacoalcos a Salina Cruz), de las que ya desde 2019 la Auditoría Superior de la Federación advirtió la desarticulación y falta de planeación del proyecto, para no mencionar la oposición de al menos 40 organizaciones y comunidades indígenas del Istmo de Tehuantepec, ni que ya metieron a la cárcel a cuando menos una de sus dirigentes, con su hijo.
Todo sobre las rodillas, al aventón, al me canso ganso. Y todos los proyectos en la opacidad oficial al haberlos declarado de seguridad nacional, ahogando con propaganda oficial las denuncias y quejas por la corrupción que dicen -dicen-, permea los proyectos. Ojalá no sea cierto (no se ría).
Como es posible que usted no recuerde La Feria del 2 de agosto de 2013, le repito que en
China hay un chino -Liu Zhijun- que veneran como “el padre” de la red ferroviaria de alta velocidad en China (claro).
Un país de esas dimensiones requiere, sí o sí, un medio de transporte rápido, seguro y económico: de las fábricas de la región norte a los puertos de embarque, por carretera se hace hasta un mes de recorrido (de ese tamaño es China).
En 25 años ‘l?wù’ Liu (‘l?wù’, ‘don’ en chino simplificado), hizo la red más extensa de ferrocarril de alta velocidad en el mundo, 8 mil kilómetros; el gobierno chino considera eso como el proyecto estelar de esta época (y lo dicen mirando su Gran Muralla y sus naves al espacio). Padrísimo (por ellos). Aparte don Liu amplió 14 mil kilómetros la red ferroviaria normal que mide en total 140 mil kilómetros.
Así las cosas, en 2011 hubo un accidente que costó la vida a 40 personas -chinos- lo que equivale en ese país con 1,350 millones de habitantes -chinos-, a que en México se machuque un dedo un niño. Pero allá no es acá y se pusieron a investigar y averiguando averiguando, encontraron que había deudas, otros accidentes menores y que don Liu había recibido sobornos por unos 65 millones de yuanes, por ahí de 7.5 millones de dólares, cifra de sirvientas para los estándares de algunos funcionarios mexicanos, más, considerando que don Lui ejercía de presupuesto de 100 mil millones de dólares, por año. Un santo para los estándares… ya sabe.
En China al funcionario que agarra más de 100 mil yuanes, 215 mil pesos, le toca pena de muerte… sí, DE MUERTE, y la confiscación de todos sus bienes, todos. Esa fue la sentencia a don Liu, el 8 de julio de 2013. Salvo que ya no sea así, en China la familia del ejecutado paga las balas.
En China estas sentencias a muerte casi siempre se conmutan por cadena perpetua, si el preso muestra buen comportamiento, arrepentimiento y suelta toda la sopa, si da información, si canta; pero no se va a su casa, se queda preso toda su vida.
Don Liu cantó más que Lola Beltrán y Paquita la del Barrio, juntas. Dicen que es casi (casi) seguro que no lo ejecuten, casi.
Celebremos que en México no haya pena de muerte, no nos conviene: sería un “acusadero” para sacar unas estupendas mordidas. Mejor no.
Por cierto, el trenecito Maya es de 1,525 kilómetros, de los que ya existen 553, solo se construirán 972 kilómetros nuevos y va a ser un sonoro fracaso económico (solo dos líneas ferroviarias del mundo son rentables: París-Lyon, en Francia y Tokio-Osaka, en Japón, las demás cuestan, al Estado, o sea a todos); otro por cierto, en todo el país tenemos 26 mil kilómetros de ferrocarril… en condiciones que a una mula artrítica la hacen llorar de risa.