Home Columnas La Impunidad en el Poder: El Doctor Pepe Cruz, Cuauhtémoc Blanco y la farsa de Morena

La Impunidad en el Poder: El Doctor Pepe Cruz, Cuauhtémoc Blanco y la farsa de Morena

La Impunidad en el Poder: El Doctor Pepe Cruz, Cuauhtémoc Blanco y la farsa de Morena
0

Juan Carlos Toledo

Chiapas, ese rincón tan único de nuestro país, que no solo nos sorprende por su riqueza cultural, sino también por los pintorescos personajes que la política local y nacional nos presenta. Entre estos, resalta un nombre que, por su mera mención, debería hacernos reflexionar sobre la verdadera naturaleza de la democracia y el Estado de Derecho en México: el doctor Pepe Cruz, actual senador y exsecretario de Salud del estado, y, por supuesto, Cuauhtémoc Blanco, exfutbolista de la selección mexicana y actual diputado federal.

Empecemos con el doctor Pepe Cruz. La sombra de la impunidad que lo rodea es tan densa que, más que un político, parece un experto en cómo manejar los hilos del poder para no rendir cuentas. Su gestión al frente de la Secretaría de Salud de Chiapas estuvo marcada por escándalos, desvíos de recursos y una administración que más que servir a la gente, sirvió a intereses personales y de allegados. En lugar de renunciar o ser llamado a cuentas, el doctor Cruz se convirtió en senador. Sí, de esos senadores que se sienten intocables, inmunes a las críticas, como si una capa de invisibilidad los protegiera de cualquier responsabilidad.

Y no nos engañemos, su ascenso no es fortuito. En una democracia donde el partido y la lealtad política priman por encima de la ética y la moral, personajes como él se mantienen flotando en un mar de impunidad. Chiapas, una entidad marcada por la desigualdad, se convierte en el caldo de cultivo perfecto para que estos “líderes” sigan ganando terreno, no por sus méritos, sino por su habilidad para jugar con el sistema.

Ahora bien, si el doctor Pepe Cruz es un ejemplo de cómo la impunidad puede regalarte una carrera política, Cuauhtémoc Blanco es el vivo reflejo de lo que pasa cuando el fútbol se mezcla con la política. Nadie dudó de las habilidades de Blanco en la cancha, pero su incursión en la política ha sido un auténtico desatino. Como Gobernador de Cuernavaca, su gestión fue tan errática que muchos se preguntaron si el verdadero “gol” que logró fue el de quedar fuera de su propia responsabilidad. Y cuando pensábamos que ya no podía dar más sorpresas, decide lanzarse como diputado federal. Así, de repente, el Cuauhtémoc, que fue el ídolo de muchos en el deporte, se convierte en un ídolo de la indiferencia política, una figura que asume el cargo pero no cumple con las expectativas mínimas.

Ambos casos nos muestran lo que, tristemente, parece ser la verdadera democracia de México: un sistema donde el talento para hacer política es sustituido por el descaro, la impunidad y la falta de responsabilidad. El doctor Pepe Cruz y Cuauhtémoc Blanco no son solo políticos, son un símbolo de cómo el sistema permite que los mismos rostros se mantengan en el poder, sin importar los daños que hayan causado en el camino.

Y aquí es donde entra en escena el partido que les dio la plataforma: el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Una institución política que se presenta como la esperanza del cambio, pero que se ha convertido en una farsa sin aciertos. Morena, un partido que llegó al poder prometiendo transparencia y justicia, pero que ha sido incapaz de limpiar sus propias filas. El doctor Pepe Cruz y Cuauhtémoc Blanco son solo dos ejemplos de cómo este partido ha permitido que personajes de dudosa reputación sigan ascendiendo, sin una verdadera reforma o revisión de sus estructuras. Morena, en lugar de ser la punta de lanza del cambio, ha demostrado ser más de lo mismo: un campo de cultivo para la impunidad y la perpetuación de los mismos viejos vicios políticos.

Morena no ha hecho más que perpetuar las prácticas que tanto criticó cuando estaba en la oposición. La “cuarta transformación” parece estar más cerca de una tercera reelección para los políticos de siempre, que de un verdadero cambio de fondo. El partido ha sido incapaz de acotar la influencia de figuras como el doctor Pepe Cruz y Cuauhtémoc Blanco, quienes, por más que digan estar comprometidos con el pueblo, lo único que realmente han logrado es mantener el statu quo de la política mexicana: un sistema donde los ciudadanos se sienten cada vez más alejados y desconectados de sus representantes.

Y es que, ¿cómo no reír ante tal escenario? Aquí tenemos a un doctor Pepe Cruz que, en lugar de curar, parece que es un especialista en infectar la política con más impunidad, mientras que Cuauhtémoc Blanco, un hombre que fue capaz de burlar defensas en la cancha, ahora se dedica a esquivar las preguntas incómodas en el Congreso yvdelos medios de comunicación. Entre los dos, han convertido la política en un juego de farsa donde las reglas las ponen ellos, y nosotros, los ciudadanos, solo somos espectadores. Y por si fuera poco, Morena, el partido que en teoría venía a cambiar las cosas, se ha sumado a este circo de ineficiencia y corrupción.

¿Será que en Chiapas y México necesitamos un verdadero cambio, o simplemente otro “gol de media cancha” que nos vuelva a dejar atónitos por la falta de sentido común? Si este es el futuro político que nos espera, nos queda claro que el verdadero cambio no está en las promesas de unos y otros, sino en un pueblo que finalmente decida actuar más allá de la risa nerviosa ante esta comedia política.

LEAVE YOUR COMMENT

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *