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Ineptitud

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José Antonio Molina Farro*

La frivolidad del poder y la ineptitud  tienen hoy en México muchos rostros. En Ética para Amador, Savater sostiene que la única obligación en la vida es ” no ser imbéciles”, del latín baculus que significa bastón. El imbécil en la referencia de Savater cogea del ánimo, es una flaqueza del espíritu. En cuestiones del poder es el que se apoya en cosas ajenas a la entereza de su propio carácter. Es común ver a la inmensa mayoría de los gobernadores recurrir a la vieja práctica de gastar millones de pesos para fortalecer su imagen y resaltar su liderazgo. Ésto en muchos casos resulta infructuoso, pues no se le puede pedir peras al olmo. Ha sido tan desastrosa su gestión en materia de seguridad, combate a la pobreza, educación y crecimiento económico, que no bastan los millones para tapar con publicidad y propaganda lo que para todos resulta obvio. Son arrogantes y carecen de sensibilidad para procesar datos duros que arroja la realidad y lo que es vox populi. Es el egoísmo metafísico del solipsista.

            Yo insisto en la “teoría de la disonancia cognitiva”; a fuer de practicar reiteradamente una conducta te muestras incapaz de evaluarla críticamente. La ineptitud gobierna, la rapacidad gobierna, las ocurrencias, la frivolidad, el amiguismo y el cinismo gobiernan, son el sello de esos gobiernos. Estas “deficiencias” del poder se agudizan en entidades con muy altos índices de pobreza y exclusión. Chiapas es la entidad con el más alto porcentaje de pobres en el país, el setenta y ocho por ciento de su población. De acuerdo a la UNICEF también ocupa el primer lugar con prevalencia de bajo peso y talla en niños menores de cinco años; en IDH, que mide educación, salud e ingreso, Chiapas ocupa el último lugar.

Sería muy injusto y muy sesgado atribuir a este gobierno un cuadro de siglos, un círculo vicioso donde la pobreza histórica y estructural se reciclan generacionalmente. El desarrollo es un fenómeno de largo plazo que demanda políticas de Estado, por definición transexenales, sostenidas, y mantenerse firmes en ellas. El autoritarismo de los gobernadores en turno y, sobre todo, la falta de equilibrio de poderes es el principal obstáculo al desarrollo de este tipo de políticas. La falta de conciencia y compromiso y la  abyecta sumisión de los partidos mayoritarios en los Congresos Locales abonan a esta condición.

Hay determinantes del desarrollo válidos para el crecimiento de los países y regiones, para ello es menester precisar qué es lo que se quiere en el corto, mediano y largo plazos, tasas más altas de ahorro, mayores inversiones en capital humano, fomentar la investigación científica y el desarrollo tecnológico, incrementar la productividad y el coeficiente de inversión y ajustar las finanzas públicas. El periodista de Univisión Enrique Acevedo presentó un reportaje donde sostiene que en 2012, el último año de Juan Sabines el gasto en Comunicación Social llegó a 427 millones de pesos. ¿Pues así como? ¿ Cuánto ha gastado este gobierno? Es un insulto, un gasto execrable en una entidad con nuestras carencias. Y va de nuez, ¿porqué este tipo de gobiernos se perpetúan? Por qué  tanta indignación no se traduce en las urnas?

Para obviar el abordamiento de cuestiones teóricas radicales como el bajo nivel de cultura política y la reforma de las instituciones, puedo afirmar que se puede avanzar con valentía para denunciar, con participación social organizada, voluntad política y destreza para un gradualismo pactado, mismo que debe ser aceptado por las fuerzas que promueven el cambio. El voluntarismo, per sé, sin calibrar las condiciones objetivas también tiene sus límites. Es necesario aceptar lo que hoy la arrogancia del poder no puede ver: admitir que a sus propios intereses les conviene más cambiar que no hacerlo; que es más costoso resistir que encauzar y pactar las reglas del juego. El pacto debe considerar al mismo tiempo el avance democrático, el desarrollo económico, la justicia social, la gobernabilidad  y la soberanía nacional. Por su parte, las fuerzas políticas convergentes deben formular programas y definir, de cara a la nación, los términos, plazos y modalidades del cambio y promover su eficaz observancia. Los aliados naturales de los partidos en una fase de fortalecimiento democrático son los intelectuales, universitarios y medios masivos de comunicación. Las redes sociales son fundamentales.

En la circunstancia mexicana y en Chiapas en particular, habrá que preguntarse si existe la determinación política de abrir las compuertas del desarrollo democrático, por la vía de los pactos y los nuevos entendimientos que los momentos políticos exigen. Me temo que no, me sumo, por desgracia, al pesimismo de los muchos. Hay pruebas sobradas de faccionalismo y pequeñez para los asuntos de Estado. Manuel Velasco, la gran esperanza de un cambio firme hacia adelante ha fracasado. Despertamos de la utopía. Insisto, es un joven carismático y un publirelacionista como muy pocos. Quiere crecer, es un  político  con ímpetu y legítimas ambiciones, pero los gigantes se rodean de gigantes, no temen a su sombra porque no puede haberla. Manuel se ha rodeado, salvo excepciones, de colaboradores nefastos, sin estatura, sin idea de poder para servir, ni compromiso para edificar en la grandeza. Así está Chiapas, así estamos los chiapanecos.

*Premio Nacional de Economia Política

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