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El uso y abuso de las televisoras Públicas / A Estribor

El uso y abuso de las televisoras Públicas / A Estribor
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Juan Carlos Cal y Mayor

 

Nos encontramos con la novedad de que los canales once y 22, televisoras públicas por excelencia para promover el arte, la cultura y la investigación, se están convirtiendo en plataformas propagandísticas y de francotiradores del movimiento de regeneración nacional. No se trata de publicidad gubernamental o campañas de salud, ambientales o de protección civil. Los nuevos contenidos que promueven las televisoras han abierto el espacio para la promoción política pretendiendo contrarrestar a la que vierten los medios de información, radio, prensa y televisión  comercial (la prensa fifí), esta última con altos raitings no solo por sus noticieros. Los más por sus programas de entretenimiento, algunos de ellos bastante frívolos, triviales y cuestionables.

 

Parece que no basta con los 4 mil millones de pesos que el gobierno invertirá en la prensa como ya sucede con algunos contenidos en televisoras como Milenio Tv que trasmite en vivo las giras del Presidente. Ciertamente la contratación de estos espacios no ha condicionado la libertad de expresión, sin embargo los espacios radiofónicos y televisivos se han ido abriendo paulatinamente a los comentócratas oficialistas que contrastan sus ideas con otros analistas defendiendo a capa y espada las acciones del gobierno lopezobradorista. Algunos de ellos ya gozaban con anterioridad con espacios dentro de los programas de análisis. Ahora van por más y apuestan al uso de la Televisión pública con un predecible fracaso. Si lo quieren es ofrecer alternativas de un entretenimiento ideologizado como apologistas del gobierno así será.

 

En primer lugar es un abuso el que se disponga con tal ligereza de dos instituciones de la televisión pública como lo son el canal 11 y 22. Los contenidos desde su creación han sido predominantemente culturales y educativos. Quizá no tienen el mismo volumen de espectadores que la televisión comercial, pero no es esa su vocación. Desafortunadamente la gente en nuestro país prefiere ver a Cristina o la Rosa de Guadalupe, que un documental sobre el templo mayor o la cultura prehispánica. Aún así es deber del estado privilegiar la calidad de sus contenidos en la televisión pública. 

 

Ahora se pretende crear una nueva programación similar a la televisión comercial. No es lo mismo un programa que satiriza a la política y los políticos de todos los partidos incluyendo al gobierno, que otro hecho ex profeso para satirizar sin mayor creatividad a sus opositores y críticos. Los nuevos lanzamientos hasta ahora son: John&Sabina, con John Ackerman y Sabina Berman, cuyo spot promocional parece el de una serie televisiva. La “Maroma Estelar” con el comentarista y articulista político Hernán Gómez Bruera acompañado del standopero Carlos Ballarta, que mezcla los monólogos y entrevistas con analistas serios no aptos para ser comparsas de parodias oficialistas. Otro programa más, “Me Canso Ganso”, haciendo analogía con una de las típicas frases del Presidente, así como el “Chapucero Tv” que salta de las redes sociales a la televisión oficial con la participación de declarados activistas e integrantes de Morena como los moneros Hernández y  “El Fisgón”. Este último encabeza la comisión de adoctrinamiento de Morena.

 

Ni siquiera el PRI en sus peores momentos fue tan obvio en su pretendida intención de cooptar a las masas. Evidentemente controlaba y censuraba la información, pero nunca intentó desde las dos televisoras oficiales competir con la Carabina de Ambrosio.

 

El resultado de este experimento de los genios de la propaganda del régimen es simplemente patético. Si lo que pretenden es emular a la televisión comercial, con sus frivolidades, desde una perspectiva progobiernista morirán de inanición. No en cambio el ojo crítico de la prensa, incluso la sátira y las parodias que ridiculizan al poder excesos. Hay una conexión automática con ello porque representan un mecanismo de defensa de la sociedad contra los errores, desaciertos y abusos de quien detenta el poder y del partido que sea.

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