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El poder desgasta / A Estribor

El poder desgasta / A Estribor
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Juan Carlos Cal y Mayor
 
 
La presión sobre el presupuesto para cumplir con los compromisos de campaña del presidente López Obrador esta provocando secuelas que a la postre redundarán en el menoscabo de la popularidad de que goza el actual gobierno. La prisa por esos cambios se ha reflejado en ajustes presupuestales que sacrificarían diversos programas como el de las estancias infantiles.  
 
Según señaló recientemente el Secretario de Comunicaciones y Transportes, Jiménez Espriu, la cancelación del NAIM no se debió ha hechos de corrupción como se presuponía. Solo fue una decisión de carácter técnico por la inviabilidad del “excesivo costo” económico y ambiental de esa obra.
 
Si esa fuera la razón no habría –y al parecer no hay- recursos suficientes para construir la refinería de dos bocas y el Tren Maya, entre otros proyectos. Ambos se estarían concluyendo dentro de cuatro años, es decir que sus dividendos no podrían reflejarse positivamente durante la actual administración. Los anterior sin considerar factores externos y más allá de la disciplina fiscal, las fluctuaciones en la paridad monetaria o posibles reducciones en los precios del petróleo.
 
Si se comparara el costo beneficio entre los tres proyectos, la cancelación del NAIM significa, como han señalado los analistas, un retroceso en el crecimiento económico del país. Claro que es deseable y justo para reducir los desequilibrios económicos del país dotar al sur sureste de infraestructura ferroviaria, igualmente el que seamos autosuficientes para dejar de ser dependientes en la producción de nuestras gasolinas; el problema es que el dinero no alcanza y no hay por donde. Más aún si consideramos también el compromiso presidencial de no incrementar los impuestos como sucede con la tenencia vehicular y a la vez evitar un déficit presupuestal respetando la autonomía del Banco de México así como no incrementar la deuda externa del país. Eso sería un signo ominoso para los equilibrios financieros del país y la confianza de los mercados.
Por eso es que contra los pronósticos de crecer al 4%, cosa que no ha sucedido nunca en nuestro país, los cálculos de la propia Secretaria de Hacienda estiman un crecimiento no mayor al 2%, incluso menor al de administraciones anteriores marcadas y estigmatizadas por la política neoliberal.
 
Eliminar la corrupción -cosa que esta en veremos- así como los privilegios de la clase gobernante, no ha sido suficiente para obtener los recursos financieros necesarios para llevar a buen puerto los propósitos del presidente. Tomar decisiones en cualquier sentido puede representarle costos políticos que se verían reflejados en las elecciones intermedias. A menos que, como algunos suponen, se pretenda construir una base clientelar sólida de votantes a partir de los apoyos económicos directos sin importar el desequilibrio en las finanzas públicas.
 
No se puede pretender quedar bien todo el tiempo con todo el mundo. Tampoco se puede culpar de todos los males, todo el tiempo, a los conservadores, neoliberales, fifís o integrantes de la mafia del poder. Atrapado por el canto de las sirenas de las encuestas que reflejan un alto índice de apoyo y confianza en su gobierno, el presidente se enfrenta ante la difícil disyuntiva de tomas decisiones en demérito de su propia popularidad. El poder desgasta…

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