Francisco Félix Durán
El caso Outreau: Una pesadilla francesa, es una serie documental recientemente estrenada en Netflix y según su sinopsis “repasa el caso Outreau de abuso infantil, un desastre judicial y uno de los mayores escándalos de la historia de Francia”, por lo que al verla uno pensaría encontrar al menos la voz de las victimas como acto de justicia, pero resulta ser todo lo contrario.
En una localidad al norte de Francia, Myriam Badaoui y Thierry Delay, fueron denunciados por sus hijos por incesto, violaciones y agresiones sexuales, corrupción de menores y proxenetismo, en donde participaron vecinos y visitantes de los condominios que habitaban, lo que a finales de los años noventa reunió la denuncia de casi dos docenas de niñas y niños por las mismas circunstancias.
En ese contexto, hoy consideramos que una medida afirmativa a favor de las infancias es creerles, pero en este documental en donde Myriam Badaoui y sus hijos denunciaron y señalaron quienes participaron en los actos sexuales con los menores, pareciera que la premisa es absolver a gran parte de los implicados, que ya fueron condonados jurídicamente, pero ahora se aprecia que este documental tratase de limpiar su imagen pública.
Es así, como a pesar de que Jonathan Delay, víctima de muchos pedófilos incluyendo sus padres, señaló quienes participaron en los actos e incluso denuncia haber sido llevado a Bélgica para un acto zoofílico, el jurado prefirió creer que todo eran inventos de un niño, que hoy siendo adulto continúa manteniendo su historia.
Me resulta imposible imaginar, que unos niños van a inventar los actos tan aberrantes que se discuten durante el juicio, como si para los infantes fuera algo casual generar historias de zoofilia, sadomasoquismo, intercambio de parejas, rituales sexuales, entre otros tantos temas dantescos.
Lo que queda claro en El caso Outreau: Una pesadilla francesa, es que los protagonistas son los abogados de las personas que resultaron absueltas de estos crímenes y que ahora se suponen victimas del sistema legal por culpa de unos niños con mucha imaginación sexual (léase en tono sarcástico).
Por otra parte, si leyeron bien la introducción de este texto: ¿En dónde están el resto de las niñas y niños que también fueron víctimas de este suceso? ¿Por qué no se les dio voz y por qué a pesar de hablar de una niña muerta que fue enterrada cerca de los condominios, también se toma como una fantasía infantil? ¿Por qué la mayoría de los agresores resultaron ser víctimas? Sin duda, esta serie documental deja más preguntas que respuestas, pero sobre todo muchísima indignación.