Héctor Estrada
A contra corriente y con varias voluntades intentando complicarle el paso desde hace tiempo, Eduardo Ramírez Aguilar finalmente terminó siendo elegido coordinador de la defensa de la 4T en Chiapas, o abanderado estatal de Morena, tras un largo, tenso y hasta dramático proceso de revelación de resultados que se prolongó hasta la madrugada del pasado sábado.
En la agenda del viernes de definiciones para Morena, Chiapas fue colocado justo en la penúltima posición para el anuncio de resultados. Y no era para menos. La entidad se había vuelto, junto a la Ciudad de México, en uno de los dos estados con mayores complicaciones para el proceso interno debido al nudo de intereses y resistencias poderosas que se disputaban la candidatura… Y así quedó comprobado esa misma noche.
Con más de una hora de reunión previa al anuncio, la entidad se convirtió en uno de los momentos más tensos de la larga jornada. Incluso, con mayores detalles de dificultad que los señalados en Ciudad de México. Como no sucedió en las otras ocho entidades, en Chiapas, según el propio Mario Delgado, dos encuestas tuvieron que desecharse por la falta de confiabilidad, por lo que se requirió hacer uso de una encuesta más hecha por el mismo Comité Ejecutivo Nacional de Morena.
Los rostros de tensión no dejaron espacio a las dudas. Definir Chiapas se había complicado todavía más, sumando los resultados que daban como ganador a Omar García Harfuch en Ciudad de México. El ambiente se plagó muy rápido de nuevas especulaciones, e incluso aseveraciones convencidas, sobre inminentes cambios en la dignación por reglas de paridad, pese a que los resultados de las encuestas referidas colocaban como virtual ganador a Ramírez Aguilar.
Y, finalmente, a eso de las 3:30 de la madrugada, la incertidumbre que se había prolongado por varios meses finalmente se disipó. Contra todas las aseveraciones que advertían la inminente inclinación del Comité Ejecutivo Nacional de Morena para designar a una candidata mujer en Chiapas, Eduardo Ramírez Aguilar fue ratificado ganador del proceso interno y virtual candidato de Morena en la entidad.
Tras seis años de espera, al final de cuentas, Ramírez había ganado la larga carrera por la postulación morenista en Chiapas. Aún contra las filias o fobias de la cúpula nacional, la maquinaria del gobierno estatal actual (respaldada por el grupo Tabasco) y los intereses poderosos del propio Manuel Velasco, el autodenominado “jaguar” terminó concretando esa ansiada candidatura pausada en 2018.
Y es que para nadie era un secreto, ni siquiera para sus propios contendientes, que Ramírez Aguilar, sin ninguna maquinaria gubernamental detrás, contaba desde hace mucho con la mayor estructura y capital electoral disponible para enfrentar el 2024. Morena siempre estuvo consciente de que, más allá de las afinidades o temores, ya sin Zoé en el panorama, Eduardo representaba la candidatura con mayor potencial para sumarse a las estructuras morenistas disponibles.
Por eso la elección de Eduardo Ramírez no resultó inesperada para muchos. Era, en razón de potencial, la más viable para garantizar el fácil triunfo de Morena en Chiapas y la suma de mayores votos a Sheinbaum, ahora con toda la maquinaria estatal y federal detrás. Hoy, Ramírez Aguilar, consciente plenamente de que cuenta con quienes lo apoyaron desde el principio y que vendrán nuevas sumas de conveniencia, se enfila a un proceso electoral sin tanta complicación que, si algo extraño no sucede, terminará el próximo año con su principal sueño político consumado… así las cosas.