Sr. López
La educación que en su infancia recibió el del teclado, inducía un estado de permanente corto circuito neuronal. Por un lado, Dios se había despachado la creación entera en una semana y por el otro, en la escuela nos explicaban teorías sobre el origen del universo y los miles de millones de años que había tardado la cosa. Al mismo tiempo, Porfirio Díaz le sacaba suspiros a las viejitas de la casa, y en las clases de historia nos dejaban claro que había sido un dictador de lo peor; sin dejar de mencionar que había posturas irreconciliables entre las ramas materna y paterna: aquellos, mochos de dar asco a Torquemada, y estos, descreídos, muy orgullosos del lema: pienso luego insisto; aparte, los materno-toluqueños veneraban lo español y a don Alfonso XIII, mientras para los paterno-autlecos, los gachupines no servían ni para hacer de carne humana la estatua de Robespierre y la democracia era dogma.
La acumulación de años en lomo, ¡qué duda cabe!, reblandece convicciones y certezas, y ya como un clavo ardiendo se aferra uno a eso que le achacan a Churchill, de que la democracia es un mal sistema de gobierno, pero los demás son peores, aunque tal vez la única ventaja de la democracia sea que vacuna contra las dictaduras pero no contra el autoritarismo ni la estupidez, eso no, aunque consuela pensar que los gobiernos solo duran el periodo legal para el que fueron elegidos… si no modifican la Constitución, democráticamente, claro.
Leyendo hace años un artículo del País, firmado por un reputado catedrático, Gabriel Tortella (creo), se hacen evidentes los riesgos de elegir popularmente a los gobernantes, pues accedieron al poder democráticamente, Hitler, Mussolini, Milosevic, Banzer y tantos más que le quitan la fe al demócrata más aferrado, aparte de la extraña inclinación de la gente a elegir incapaces y corruptos: “El Loco” Bucaram en Ecuador; Alan García en Perú, Perón en Argentina, y si de esos no se acuerda, ahí están el Boris Johnson de la Gran Bretaña (que ayer renunció) y el mequetrefe, Pedro Castillo, en Perú. La democracia no garantiza: recuerde (o entérese), que en la Argentina tuvieron cinco presidentes en dos semanas (De la Rúa, Puerta, Rodríguez Saá, Camaño y Duhalde, del 19 de diciembre de 2001 al 1 de enero de 2002… y solo dos renunciaron a la pensión vitalicia por haber sido presidentes, finísimas personas).
Se atribuye a George Bernard Shaw, haber dicho: “La democracia sustituye el nombramiento hecho por una minoría corrompida, por la elección debida a una mayoría incompetente”… y hasta peor, porque no es tan cierto que elige la mayoría, sino en muchos casos, en la mayoría de los casos, decide la minoría más numerosa (nuestro actual Presidente, legalito asumió el cargo con el voto de tres de cada 10 mexicanos, el 33.71% de la lista nacional de electores, que representaron el 53.19% de los que votaron, sí, pero igual 7 de cada diez no lo eligieron).
Y si decidiera siempre una mayoría real, la suma de ignorantes no da un sabio y si duda, entérese que todavía hay gente que cree que el Sol gira alrededor de la Tierra (al menos en los EUA, en 1999, el 18% de la gente lo pensaba y el 3% dijo “no tener opinión”, según la prestigiada encuestadora Gallup).
La mayoría no da certeza de acierto y como es imposible un Registro Nacional de Estúpidos, se han intentado algunos medios para matizar el porcentaje de metidas de pata. Las más antiguas democracias de occidente (y las de mayor prestigio), no permiten la elección universal directa del gobernante: la Gran Bretaña, las democracias del norte de Europa e Italia, han optado por métodos de elección indirecta, pero al participar todos, igual salen con su domingo siete, como Chamberlain en la Gran Bretaña, que los metió en el problemita de la Segunda Guerra Mundial.
Se ha intentado en algunos países mejorar la calidad de la decisión colectiva, impidiendo votar a los analfabetos, a los que no tienen propiedades, a los que no pagan impuestos… y a los negros. Se atribuye a Thomas Sowell, el destacadísimo economista y catedrático yanqui (negro), haber dicho: “Es duro imaginarse una manera más estúpida o más peligrosa de tomar decisiones que poner esas decisiones en las manos de la gente que no paga ningún precio porequivocarse” (y agrega este menda: caso de estudio, México siglo XXI).
Pero se impuso en casi todas partes el voto universal pues es muy seductor plantear que todos tienen derecho a votar y decidir, ¿todos?, ¡todos!, idiotas e ignorantes, viciosos y vagos, la delincuencia organizada y la desorganizada, todos votan y su voto vale lo mismo que el de la ciudadanía de bien, los que saben Derecho y el rector de la UNAM.
Como contrapeso y tamiz de arbitrariedades, se inventaron los órganos ciudadanos autónomos, mantenidos por el erario pero ajenos al gobierno y dirigidos por quienes no elige la población. INE, Cofetel, IFAI, CNDH y otros, tienen fuerza legal para meter en varas a los gobernantes y ya va siendo hora de que la Unidad de Inteligencia Financiera, la Auditoría Superior y la procuración de justicia, las fiscalías, sean del todo autónomas del Poder Ejecutivo con sus miembros elegidos por el Legislativo a propuesta de universidades, colegios de profesionalesy hasta el Poder Judicial. Y es urgente ante la evidencia que día a día nos estalla en la cara de este gobierno sin duda elegido y sin duda absolutamente ineficaz. México no podía perder un sexenio y ya lo perdimos.
Un gobierno no es democrático solo por cómo se elige,sino también por el honesto y eficaz ejercicio de los recursos y la aplicación pareja de la ley, sin burlas como el amago a Peña Nieto de ayer, que se nos informó le han abierto una carpeta de investigación por haber descubierto depósitos extraños en sus cuentasbancarias, ¡a casi cuatro años de que entregó el poder!, maniobra politiquera del gobierno para ganar la elección de Gobernador del Estado de México el próximo año.
Nada le harán a don Quique Copete porque va a ceder. Una burla, otra burla.