* Señaló la raíz de la violencia no ha sido abordada, y comunidades como Frontera Comalapa y Pantelhó continúan enfrentando altos niveles de inseguridad.
* Por su lado, la parroquia de San Andrés Larráinzar denunció la ineficacia del Estado en el esclarecimiento del asesinato del padre Marcelo.
Redacción / Alfaro Noticias
El obispo auxiliar de la diócesis de San Cristóbal de Las Casas, Luis Manuel López Alfaro, destacó los recientes avances en materia de seguridad en Chiapas, pero advirtió que aún no se ha abordado la raíz del problema. A pesar de que se ha percibido un ambiente de mayor tranquilidad, el líder religioso señaló que aún persisten desafíos importantes, sobre todo en municipios como Frontera Comalapa, Chicomuselo y Pantelhó, donde el crimen organizado sigue operando. En estos lugares, aunque públicamente se afirma que ya no existen retenes, las comunidades siguen siendo asediadas por grupos delictivos.
López Alfaro expresó que, aunque la situación ha mejorado en comparación con el pasado, cuando las autoridades negaban la magnitud del problema, sigue siendo necesario profundizar en las causas de la violencia. Subrayó que los esfuerzos por restablecer la seguridad deben ir más allá de las medidas superficiales y temporales, y abogar por un enfoque integral que atienda las raíces sociales, políticas y económicas de la inseguridad.
Una de las principales preocupaciones que el obispo mencionó es el accionar del grupo Fuerza de Reacción Inmediata Pakal (FRIP), una unidad policial recién formada para combatir el crimen. Aunque López Alfaro reconoció la intención de generar paz, advirtió sobre el riesgo de que las estrategias implementadas puedan resultar en abusos y detenciones injustas, lo que afectaría a personas inocentes. La falta de claridad sobre los límites de actuación de este grupo es un punto de incertidumbre para la población.
El obispo también denunció que, a pesar de los avances en la implementación de estrategias de seguridad, la violencia no ha cesado completamente. En las regiones más afectadas por el crimen organizado, como las mencionadas anteriormente, persiste un clima de incertidumbre y miedo. Las comunidades de estos municipios continúan enfrentando la amenaza de los grupos criminales, lo que les impide llevar una vida normal y segura.
López Alfaro subrayó que la situación es especialmente preocupante en el caso de municipios como Oxchuc, donde a pesar de la reciente toma de posesión de nuevos funcionarios, la violencia política ha sido un problema recurrente. En este municipio, las elecciones pasadas fueron acompañadas de enfrentamientos y conflictos, lo que plantea dudas sobre la posibilidad de lograr una paz duradera en la región.
Por último, el obispo recordó el asesinato del sacerdote Marcelo Pérez Pérez, ocurrido en octubre de 2024, y destacó la falta de avances significativos en la investigación. La parroquia de San Andrés Larráinzar, de donde era originario el religioso, denunció la ineficacia del Estado en la procuración de justicia y exigió que se esclarezcan los hechos. En el evento conmemorativo del sacerdote, los asistentes demandaron garantías de seguridad para las comunidades y para los defensores de derechos humanos, como sacerdotes y obispos, que siguen acompañando a los pueblos en la defensa de su justicia.
