* Tan solo en lo que va del año, se han documentado al menos cuatro agresiones contra personas trans, según la Red por la Inclusión de la Diversidad Sexual.
Redacción / Alfaro Noticias
A pesar de los avances en visibilidad y organización comunitaria, la población LGBT+ chiapaneca señaló que continúan enfrentando discriminación y violencia, particularmente en municipios rurales o regidos por usos y costumbres. Tan solo en lo que va del año, se han documentado al menos cuatro agresiones contra personas trans, según la Red por la Inclusión de la Diversidad Sexual.
Carmen Velasco, coordinadora de la red, advirtió que la marginación persiste en espacios laborales, educativos y familiares, y que muchas personas se ven obligadas a migrar desde sus comunidades para poder vivir su identidad con libertad. “La sociedad aún está impregnada de machismo y prejuicios. Hay jóvenes que no pueden ser quienes son en su lugar de origen”, explicó.
Uno de los focos de mayor preocupación son los llamados ECOSIG, centros de “terapias de conversión” que, aunque prohibidos en otros estados, continúan operando en Chiapas. “Tenemos identificados al menos ocho espacios de este tipo en distintos municipios, donde se sigue promoviendo la idea de que la diversidad sexual es una enfermedad que puede corregirse”, denunció Velasco.
Aunque recientemente la comunidad LGBT+ fue recibida por el gobernador Eduardo Ramírez, quien escuchó demandas relacionadas con la Ley de Identidad de Género y la prohibición de ECOSIG, las y los activistas temen que las reformas queden nuevamente en el olvido. “Esperamos que no se vayan otra vez a la congeladora. Esta vez se nos escuchó, pero falta que se actúe”, añadió.
Los municipios de la Costa chiapaneca, como Tapachula, reportan los índices más altos de violencia y exclusión, pero también son zonas donde la organización de la comunidad ha ido creciendo. Colectivos locales como Cerveza Rosa, La Disicleta de la Diversidad y Grupo Settu impulsan actividades culturales y de denuncia, y también participan activamente en la organización de la marcha del orgullo que se realizará este 14 de junio en distintas regiones del estado.
Desde 2016, la Marcha del Orgullo en Chiapas ha pasado de congregar a unas 300 personas a convocar a más de 15 mil. Sin embargo, detrás de la celebración y los colores, persiste una demanda urgente de justicia, reconocimiento legal y respeto pleno a los derechos humanos.
“Esta no es solo una fiesta. Es una manifestación política, una lucha por existir en un entorno que aún nos margina”, concluyó Meme Velasco, también integrante de la red, al hacer un llamado a autoridades, medios y sociedad a no olvidar que, para muchas personas LGBT+ en Chiapas, salir del clóset aún puede ser un riesgo.
Durante la presentación, los organizadores destacaron que la marcha será una celebración pacífica y sin actos violentos, pero con un claro mensaje político. Además, reconocieron otras formas de protesta, como las del movimiento feminista, y afirmaron que cada lucha tiene sus propias expresiones. Para esta edición, eligieron la fiesta como una forma de resistencia y reivindicación de los derechos de la comunidad LGBT+ en Chiapas.
