Guillermo Ochoa-Montalvo
Querida Ana Karen, Este domingo desde Tepoztlán tengo una vista espléndida del Tepozteco, tan majestuoso y místico como el Tacaná en sus entrañas. Hace años, mis pies corrieron desde la finca Irlanda de Walter Petters hasta la cima del Tepozteco en busca de esas experiencias que brinda el eco turismo en los sitios más exuberantes de México.
En Tuxtepec, Oaxaca, la vegetación y la ganadería van de la mano con los cañaverales que en época de zafra suelen iluminar la ciudad por las noches con un esplendor rojo como si la tierra ardiera. Recuerdo bien aquellas escenas cuando desde la casa del intendente del ingenio solíamos salir a presenciar el espectáculo que se repetía en Cosamaloapan como seguramente sucedía en Huixtla y en muchos de los más de 200 ingenios que en la década de los setenta funcionaban bajo la Operadora Nacional de Ingenios.
Los caminos de México guardan muchos recuerdos. En cada lugar se evoca algún momento, la imagen de alguna situación grabada de manera imborrable o de alguna persona ligada a estas tierras. De Tuxtepec y sus alrededores saco del baúl el anecdotario de hazañas de cuando la CNC se propuso sindicalizar a los cortadores de caña para lograr al final su incorporación al IMSS y a los programas de vivienda del INDECO de aquella época. Pero tampoco puedo olvidar a los trucheros de Tuxtepec, como le dicen en Mochis, Sinaloa a los cortadores de caña, que un día fueron engañados por los gitanos quienes valiéndose de la ambición del pobre, les robaron todo cuanto habían reunido durante la semana. Aquellas imágenes de estafa a los campesinos y jornaleros por parte de los embriagadores, los talladores de baraja y estos gitanos me parecen repetirse cuando platicamos ahora con algunos de ellos quienes se quejan de lo mismo, hoy como antes.
El caso en las Fincas de Hamburgo e Irlanda es muy distinto. Ahí los finqueros han encontrado alternativas para mantener un triple compromiso: el social con sus trabajadores y los científicos; el ambiental, con su medio y el productivo para mantener empleos remunerados. La Fundación Finca Irlanda es resultado de esta triple conciencia donde por muchos años los investigadores han encontrado un nicho ecológico donde emprender importantes hallazgos científicos a favor de la agricultura y el eco turismo que también forma parte del proyecto de la Ruta del Café. La finca Hamburgo, como otras, mantienen el interés por impulsar las condiciones de salud, educación y empleo como base delo desarrollo rural donde todos ganen.
No se trata de altruismo puro, sino de un proyecto de vida, de desarrollo sustentable basado en mejorar la calidad de vida para el incremento de la productividad y de los mínimos de bienestar social para todos. De ese bienestar que alentó a Eugenia a participar en las elecciones para diputada en Tlaxcala con la clara idea que en este país lo que falta es una cultura de organización capaz de detonar proyectos locales conformando unidades productivas a partir de modelos agro empresariales donde todos jueguen a ganar ganar. Es como ella lo planteaba al decir que los mexicanos tenemos el defecto de buscar el por qué no a cada idea, en vez de encontrar el por qué sí, en cada proyecto.
La Fonda Santa Clara me hizo pensar en Eugenia y cada rincón en Puebla, me hace imaginarla recorriendo las calles de la ciudad Angelina de edificios coloniales, templos barrocos y neoclásicos, museos de la independencia y cientos de edificios históricos que dan cuenta de la evolución de este país. Las famosas iglesias de Cholula y sus universidades americanas de renombre internacional. Y mientras avanzo por las calles de Santa Ana Chautempan en Tlaxcala, casi adivino a Eugenia con alguna de esas ruanas que se confeccionan en los telares de esta famoso pueblo de profunda tradición textil.
Eugenia es una de esas mujeres que hablan directo, sin mentiras ni engaños, sin crear falsas expectativas y siempre van al grano. Eugenia es una mujer comprometidas con su propio género, no con una actitud sexista sino con una actitud positiva de lucha por la igualdad de oportunidades entre el hombre y la mujer.
Recuero que hace años, decenas de mujeres chiapanecas se dieron cita en la Ciudad de México para asistir al Congreso de la Unión decididas a no regresar con las manos vacías. Unas hablaron con claridad pero suele suceder que a los funcionarios federales no se les da eso de ser claros y precisos, les cuesta trabajo alejarse de sus tecnicismos y ni las presidentas tojolabales, ni las chol, ni las costeñas ni las serranas lograban entender esa parafernalia del lenguaje típico de los tecnócratas.
Pero lo más importante fue, que también supieron que no todos los Diputados y Diputadas son iguales; que hay diputadas comprometidas con Chiapas cuyo cargo, les durará tres años pero la vergüenza de nos ser dignos de este encargo, se prolongará por toda la vida.
Estas mujeres, en especial las del Soconusco, conocieron la importante función legislativa y de gestión que tienen a su cargo los Diputados, muchas de ellas lamentan ni siquiera conocer a su Diputado del XII Distrito y menos, haber tenido de parte de él ninguna atención. Pero al mismo tiempo se congratularon del esfuerzo que realizan las diputadas que en 2002 sólo representaban el 16.3% en la Cámara de Diputados pero, 22 años más tarde en 2024, ya lograron la equidad.
Los días de visita a los diversos organismos que promueven la cultura ambiental y el eco turismo en el Estado de México y Puebla merece un alto en las inmediaciones del Tepozteco donde se respira un aire de enorme misticismo. En esta región, los ejidatarios han logrado unir sus esfuerzos a los de organismos ambientalistas y gobiernos municipales para rescatar áreas de protección ambiental ye impulsar en ellas ambiciosos proyectos eco turísticos de alta rentabilidad social y económica.
Y mientras apuro el quinto café en Tepoztlán te sigo viendo en esta campiña donde los rituales se mantienen vivos y los turistas giran de un lado a otro tratando de explicarse de dónde le sale a México tanta belleza y tanta historia que ojalá se tradujera en cultura viva y no en simple cultura de piedra.
Un intenso cielo azul se ha cubierto de estrellas; quisiera grabar en mi mente cada uno de estos paisajes pero sobre todo quisiera que toda la gente conociera estas experiencias exitosas, esta experiencia de triunfo basada tan sólo en la organización y la unidad para la productividad. Cada rincón del país es una veta de oro por explorar, por explotar y por trabajar. Cada rincón del país debemos aprender a merecerlo, como una simple cuestión de amor