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Son o se hacen / La Feria

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Sr. López

Unos tíos de los de Jalisco, vivieron unos años en Brasil y allá, su hija Estela se casó con un hombrón rubio de ojos azules como platos, cara cincelada ycuerpo de Tarzán, que hubiera hecho tirar la chancleta a santa Úrsula y las once mil vírgenes: un Adonis. Ya en México, tuvieron su primer hijo, un bebé negro -pero ¡negro!-, y el Adonis, feliz porque era idéntico a uno de sus abuelos. Muy bien. Pero la palabra negro los tíos y la Estela, no la decían ni para hablar del piano y del niño, decían que era ‘morenito’. La abuela Elena comentaba: -Son babosadas, aunque no le digan negro, es negro y negro lo quieren ellos y negro lo queremos todos… y es muy gracioso -¡ah!, la abuela.

El viernes pasado, anticipando la conmemoración el sábado 12, del Día de la Resistencia Indígena (como bautizó el gobierno anterior lo que antes era el Día de la Raza, ¡esas son hazañas!), la Presidenta, para remachar el pleito gratuito, inútil, grosero y ahistórico, que trae con España para beneficio de nadie y ridículo de México, insistió en que el rey Felipe VI pida disculpas por lo que su país -que no existía hace 500 años-, hizo al nuestro -que tampoco existía-, cuando sucedió eso que llaman Conquista de México los que estudian historia ojeando revistas del súper (en lo que pagan). Doña Sheinbaum, agregó: 

“Antes le llamaban el Día de la Raza, que no tiene nada que ver con raza porque las razas no existen en los seres humanos, somos una sola especie y no hay razas, demostrado biológicamente, ahora le llaman el Día de la Hispanidad (…) recuperar el sentido de patria, el sentido de nación, el sentido histórico, es un elemento fundamental de la cuarta transformación”.Cosas veredes.

Empecemos por el final: este menda no estaba enterado de que hubiéramos perdido y haya que recuperar, “el sentido de patria, el sentido de nación, el sentido histórico”, ni mucho menos que fuera fundamental para lo que con humorismo involuntario insisten en llamar “cuarta transformación”. Y en el contexto de su galana solicitud de disculpas, este junta palabra de dura sesera, se pregunta: ¿si el rey de España nos pide perdón, recuperamos todo eso?… si es así, ya podía don Felipe hacer una excepción, a la vista de los beneficios que nos traerá, ¿qué le cuesta?

Segundo: lo del Día de la Hispanidad es como en España llaman a su fiesta nacional de ellos, allá, por el descubrimiento de América y el inicio de la proyección de su cultura allende Europa. Muy su gusto. Muy su fiesta. Muy nuestra presidencial metida de pata.

Y de eso de que somos una sola especie, que no existen las razas y que está demostrado biológicamente, hay que hilar más fino.

Claro que somos una sola especie aunque contemplando a algunos de sus ejemplares, se llegue a dudar. Pero sí somos una sola especie todos los humanos. Y sí hay razas… ¿y qué? Igual ninguna es superior a otra.

Se confunden los que quieren atajar los fétidos problemas del infame racismo, injustificable en cualquiera de sus presentaciones. Y acomoda aclarar que ese sentimiento de desprecio por los de otra raza y su discriminación, no es exclusivo del hombre blanco contra el negro, que en algunos países de África, es al revés y los blancos lo pasan fatal (y no hay espacio para comentar sobre el terrible racismo japonés). Es un mal universal que tristemente remite muy lentamente.

Fue al término de la Segunda Guerra Mundial que fue obvio que debía extirparse el concepto de raza en el contexto nazi. No son bromas lo que los nazis les hicieron a judíos, gitanos, eslavos, polacos y otros, porque de los once millones que murieron en el Holocausto, cinco millones no eran judíos. Arrasaron parejo.

Así se empezó primero por sustituir la palabra raza por otras, etnia, ascendencia biogeográfica, afrodescendiente… e implantar la idea de que el concepto de raza era una “construcción social”.

Luego hubo y hay esfuerzos de algunos no pocos científicos, en probar que no hay diferencias genéticas entre razas y que hay una sola especie. Bueno, pues eso lo debaten otros científicos, porque sí hay diferencias genéticas aunque parezcan mínimas. Un genetista de prestigio e intenciones fuera de duda, como David E. Reich, de Oxford y Harvard, explica: “como genetista, también sé que simplemente ya no es posible ignorar las diferencias genéticas promedio entre razas (…) si bien la raza puede ser una construcción social, son reales las diferencias en la ascendencia genética (…)”. Y lo más importante que dice  es que “esas variaciones son significativas para la medicina”. Cierto, hay enfermedades ajenas a unas razas y comunes en otras. ¿Y qué?, igual ninguna es inferior ni superior.

Por otro lado: la UNESCO (ONU) en 1950, declaró: “La raza no es tanto un fenómeno biológico como un mito social” y recomendó que no se dijera ‘raza’ sino ‘grupos étnicos’. ¡Padre!, pero luego, en 1969, definió: “Una raza, biológicamente hablando, puede (…)definirse como un grupo entre los que constituyen la especie ‘Homo sapiens’ (…)  raza designa un grupo o una población caracterizada por (…) la distribución de genes o de caracteres físicos”. O sea…

Da lo mismo. Si a doña Sheinbaum le interesa el asunto, que tramite borrar la palabra raza del artículo 2 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos; y que ordene que se borre del artículo 3, fracción II, inciso C, de nuestra Constitución, y del artículo 149 Ter, del Código Penal Federal; y urgentemente del lema de la UNAM (‘Por mi raza, hablará el espíritu’), que es de Vasconcelos.

Hay que hilar más fino. El afamado y respetado líder político de Benin (antes Dahomey, en el oeste de África), negro de toda negritud, reflexionaba y decía que “suprimir el término raza o el adjetivo racial podría perjudicar la lucha contra el racismo”. Puede ser.

Lo cierto es que en nuestro país hay racismo y nuestros políticos aparte de sus discursos políticamente correctos, en la práctica poco hacen y parecen creer que con suprimir la palabra raza, se elimina el problema. Son o se hacen.

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