Ernesto Gómez Pananá
I.
-¡Mamá! ¡Mamá!¿ Ya me puedo meter a mi alberca?
-Todavía no chamaca ¿Qué no ves que estoy ocupada?(…) ¡Ricardo invítame una cerveza! Este calor está imposible. Ahí abajo del mantel tengo un billete de cincuenta. Que la vaya a comprar Axel.
-Chaparra si quieres dile a Camilita que venga a nadar. Que se ponga su traje de baño mamita.
Es miércoles de Semana Santa, en Taxco y las escuelas no tienen clases. Ana Rosa puso temprano la manguera y la alberca está casi llena. No tuvo venta estos días, llenar la alberca es la única diversión que puede darle a su hija. Su pareja -el padrastro-, se la pasó borracho varios días y tampoco agarró trabajo. Necesitan dinero.
-¿Va a venir la niña? Ahí tenemos que ponernos abusados Rosa. Ahí hay bisnes.
-Deja de decir pendejadas. Hay que hacer las cosas con cuidado. Si acepte es solo por necesidad y solamente esta vez.
(…)
II.
-¡Mamá! ¡Mamá! Ya llegó Camilita.
-Hola güerita… tú cada día más bonita… ¿vas a nadar? ¿te vas a cambiar tu ropita? Rosa ayúdale Camila a que se cambie allá arriba. Apúrate. Que baje rápido a nadar.
-Ven hijita. Acá te ayudo a ponerte tu trajecito. Sube..
-¡Mamaaaaaá! ¿Y Camila? ¿A qué hora va a bajar? Ya quiero nadar con ella.
-Tu amiguita se regresó a su casa chamaca, su mamá la vino a traer… ya, olvídate de ella y deja de dar lata o te saco de la alberca y te encierro en el cuarto.
-No mamá por favor. No me encierres. Me da mucho miedo.
-Pues silencio entonces y no me estés fregando.
III.
-La ruca se está poniendo terca, si lo creyó pero dice que no tiene el dinero. Ya le bajé a treinta y cinco, le dije que llamo a las cuatro y que si no, no la cuenta. Pinche vieja.
-La niña no se queda quieta. La amarré y le di la pastilla para que no grite. Se quedó bien dormida.
-Mamá ¿puedo ir a buscar a Camila a su casa para jugar?
-Ya te dije que no. Camila ya no va a ser tu amiga, es una niña grosera y su mamá es una alzada que se cree más que una. Olvídate de ella.
-Está bien mami.
IV
-Salte tú primero con la niña y yo salgo atrás con una bolsa de ropa para que parezca otra cosa. Súbete al taxi y te alcanzo.
-Explícale a tus hijos lo que tienen que decir. La chamaca nunca vino a la casa. Nosotros no sabemos nada.
-¿Mamá a dónde vas? ¿Puedes llevarme contigo? Estoy aburrida. Quiero jugar con Camila.
IV.
(Turba que grita en la calle)
-¡Robachicos! ¡Asesina! ¡Salgan perra! ¡Salgan o vamos a entrar a matarlos!
-Ricardo ya me dio miedo. Esto no era lo que planeamos.
-¡Cállate vieja pendeja! Bien que dijiste que si cuando te lo propuse así que te aguantas. Ahorita nos brincamos la barda y nos pelamos a Acapulco en lo que pasa el desmadre. Leí en Facebook que ya encontraron el cuerpo. Por eso están tan calientes.
-¿Y mi hija? Ni modo que dejemos a mi hijita.
-Si la llevamos no vamos a poder pelarnos tan rápido. Esa escuincla siempre ha sido un estorbo.
V.
Patadas. Gritos. Sirenas. Sangre.
La policía esposa a Ricardo. A los hijos de Rosa los suben graves a la ambulancia. El cadaver de Ana Rosa tirado sobre la banqueta. Su hija miró todo desde la ventana del cuarto, no entiende que pasó. Hoy su amiguita está muerta. Hoy ella es una niña huérfana de la que nadie se acuerda.
Oximoronas 1. Tiempos de internet, fugaces y voraces. Hoy nadie se acuerda de Camila, tampoco de su amiga huérfana.
Oximoronas 2. Vaya tiempos que vivimos: Rusia Vs. Ucrania, Israel Vs. Palestina y ahora Irán y sus aliados, Vs. Israel y sus aliados.
Guerra de pronóstico reservado, malo y profundamente preocupante: cualquier resultado es una suma cero planetaria.
Oximoronas 3. A todos quienes preguntaron por la ausencia de la columna la semana pasada, gracias. Todo bien. Contratiempos logísticos complicaron la producción. Reactivamos hoy, ya con 52 vueltas al sol cumplidas.