Sr. López
Algo le he contado sobre las vergüenzas con que la selección de futbol obsequiaba al colegio en que este menda estuvo recluido Primaria y Secundaria. Que perdiera todos los partidos que disputaba (es un decir), era lo de menos, lo penoso era los marcadores con dos dígitos de goles en contra y ocasionalmente (muy rara vez), algún golecito a su favor. El ‘entrenador’ era el Perro Gámez, entusiasta y autista, que después de cada derrota decía: -Fueron pocos goles, fueron pocos goles, ¡vamos equipo! –y los jugadores no sabían si era burla. Lo decía en serio.
Ayer nos salvamos de que el Presidente renunciara después de las concentraciones del domingo en el Zócalo de la CdMx y el resto del país en oposición al Plan B, el que sin ironía pudiera llamarse Plan Bárbaro de leyes electorales contra la Constitución.
Sí, como usted recuerda, en su madrugadora del 29 de septiembre de 2020, Andrés Manuel López Obrador, anunció: “A la primera manifestación de 100 mil personas en mi contra, me voy a Palenque”; y agregó que no esperaría la revocación de mandato, aunque se reservó que era eso y además, que las encuestas no lo favorecieran. ¡Ah, bueno!
Como sea, ¡salvadota!, porque no es la primera manifestación de más de cien mil sino la segunda, contando la del 13 de noviembre del año pasado, cuando el mero día del 69 cumpleaños del Presidente, fue la marcha contra la reforma constitucional electoral, en la CdMx y en al menos, otras 15 ciudades del país.
Como es costumbre de siempre en México, después de concentraciones masivas contra el gobierno o alguna de sus políticas, se hace el anuncio oficial del flaco número de asistentes. En la manifestación del año pasado, el secretario de gobierno de la CdMx, un tal don Batres afirmó que habían acudido 18 mil personas haciendo un ridículo de récord Guinness; bendito sea el dios que protege a Morena, en esta ocasión no salió a decir nada (dios con minúscula como corresponde a los dioses mitológicos). Sin embargo, respecto de la de antier, la oficina de vialidad de la autoridad capitalina, seis horas después de terminado el mitin, informó que acudieron 90 mil personas. Vamos mejorando pero del otro lado, algunos de los organizadores afirmaron que fueron 500 mil bizarros tenochcas al mitin.
Irrita nos den cifras disparatadas sobre las concentraciones masivas en el Centro de la CdMx. No es tan difícil el cálculo, mire:
La plancha del Zócalo sin incluir los portales, el Empedradillo ni la Plaza del Seminario (para no hacer cuentas alegres), son 192 metros por 240 metros, eso es igual a 46,080 metros cuadrados que de a tres personas por metro cuadrado, arroja un total de 138,240 entusiastas tenochcas; agregue usted solo la mitad de las calles que desembocan en la Plaza: 20 de Noviembre, Pino Suárez, Madero, Cinco de Mayo y 16 de septiembre, tienen un área sumada de 49,034 metros cuadrados de los que ya quedamos, solo vamos a contar la mitad (para no exagerar, aunque algunas lucían a reventar cuando el Zócalo ya estaba repleto), suma esa mitad 24,517 metros cuadrados, que de a tres ciudadanos por
metro, da otras 73,551 gentes. Y no se vale contar cuatro personas por metro cuadrado porque eso es cuando verdaderamente no cabe un alfiler. No es el caso.
Así, en total en el Centro de la CdMx, estuvieron presentes poquito menos de 212 mil connacionales, sin contar mascotas, esas fueron acarreadas.
La cuenta del número de asistentes en el resto del país es imposible de hacerse. Pero igual, si de verdad salieron a manifestarse en 80 ciudades (hay quien dice que fueron 111), de a 1,500 por lugar, ponga usted otras 120 mil personas, aunque fueron muchísimos más en no pocas capitales estatales.
El gran total de manifestantes de este pasado domingo en defensa del INE como lo conocemos, es de mínimo 33e mil personas. Mínimo.
¿Es mucho, es poco?, según el Presidente es poco pues según él, los “(…) simpatizantes del conservadurismo en el país deben ser como 25 millones de ciudadanos en el país, que los debemos respetar porque es su pensamiento, siempre ha habido conservadurismo en nuestro país”. Sin ánimo de ofender, se le salió.
Sí, él sabe muy bien que su voto duro ronda los 15 millones, lo que explica su ataque a manifestantes que siempre según él “(…) cuando dicen no se toca el INE, el INE no se toca, lo que han de estar pensando es no se toca, que es lo que ellos quieren, la corrupción, la corrupción no se toca según ellos, los privilegios no se tocan, el narcoestado no se toca, esto es hablando en plata” (sic, así habla). Y llama la atención la rara manera de referirse a quienes dijo “debemos respetar”, para, acto seguido, espetarles que defienden la corrupción.
Un elemento que no ha mencionado el Presidente (hasta ahora), es la resonancia de estas manifestaciones en otros países. En estos tiempos de plagios impunes, advierte su texto servidor que cita a Eliseo Rodríguez Camou sobre el texto de Mario Ojeda Gómez (‘México antes y después de la alternancia política: un testimonio’, del Colegio de México, 2004), quien dice:
“(…) se analiza la coyuntura mundial que se presentó en la década de los noventa con el fin de la Guerra Fría y cómo esta situación obligó a Zedillo a facilitar la alternancia más que por su buena voluntad, por las presiones internacionales que le tocó afrontar durante su mandato (…) (México) no cumplía con los requisitos democráticos exigidos en el ámbito mundial y se estaba quedando rezagado, corriendo el peligro de ser excluido de las relaciones internacionales”. Sí, don Presidente, lo internacional también cuenta… mucho.
En fin, de regreso a si es mucho o es poco, imagine usted a alguien revisando cuánta gente acudió en Dolores, Hidalgo, al llamado de Miguel Hidalgo. No. Hay cosas que no se miden en cantidad. Que le rellenen el Zócalo capitalino en dos ocasiones, defendiendo las leyes electorales y el INE como los conocemos, se supone harían reflexionar a cualquiera, pero nuestro Presidente no es un cualquiera, él va derecho y no se quita.