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Todo en orden / La Feria

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Sr. López 

Tía Hercila, de las de Autlán, tuvo tres niñas y un niño, de cuatro señores y nunca se casó. Sus hijas, para compensarla, la obsequiaron con nueve matrimonios (de mayor a menor: dos, cuatro y tres bodas). Decían de ella: -A Hercila nada la asusta -y qué la iba a asustar, si de remate, su hijo varón salió con los mismos gustos que sus hermanas, nada más que él no se casaba (eran otros tiempos). 

A veces, parece que estamos en México como tía Hercila: ya nada nos espanta. De un pasado no tan lejano, nuestro “Iron Chef” nacional (el Pozolero), y de actualidad, 121,655 homicidios en los primeros 42 meses de sexenio (más o menos el triple que con Calderón en el mismo periodo; el doble que Peña Nieto); más 31,533 desaparecidos en lo que va de la actual administración (para un total de cien mil, si es cierto lo que nos dicen); aparte, decapitados, destazados, fosas comunes, desfiles de narcos armados frente a nuestros soldados… nada nos asusta y el escándalo por los dos jesuitas asesinados, ya pasó a páginas interiores y en los portales de noticias ni aparece; pasa uno las páginas del periódico casi bostezando, los récords del Covid 19 no nos sobresaltan ni porque oficialmente han fallecido al viernes pasado, 325,553, aunque al final de los informes de la Secretaría de Salud se mencione casi el doble… y son más. 

Es sano no perder la escala de lo que estamos viviendo, estar conscientes de las proporciones de lo que está pasando en México: son escándalo mundial las masacres y horrores del régimen de Pinochet en Chile (1973-1990… 17 años de dictadura), con un total de 2,279 muertos y desaparecidos (Informe Rettig), causa de juicios en Chile y en tribunales internacionales; en Argentina no amaina la indignación ni olvidan la guerra sucia de su último régimen militar (de 1976 a 1983), con sus 30 mil asesinados y desaparecidos (en siete años, mientras acá en tres años y medio, muchos más que esos). 

También son indelebles los horrores sucedidos en Bosnia y Herzegovina, como la masacre de Srebrenica (ni idea de su pronunciación), que costó la vida a 8,373 personas, lo que le valió al general serbo-bosnio Radislav Krstic (misma nota), ser juzgado y condenado por el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, que calificó el hecho como “el mayor asesinato masivo desde la Segunda Guerra Mundial”; y nadie en sus cabales niega la masacre sucedida en la España de Pancho Franco (dictador de 1938 a 1973), que se estima entre 50 mil y 135 mil asesinatos… en 35 años. Con estos pocos ejemplos, imagine cómo nos ve el mundo. 

Hay otras atrocidades fermentando en expedientes olvidados; aparte de feminicidios y secuestros, trata de personas, explotación sexual infantil y sin que ningún medio de comunicación se atreva ni a mencionarlo, que México es paso seguro de terroristas internacionales (¡cuidado con el tío Sam!), aparte, repito, ahí está la tragedia de los migrantes que cruzan México rumbo a los EU, que tarde o temprano reventará en la jeta nacional. 

Sin encontrar datos actuales, hay un informe del Congreso de la Unión, en el que se detalla que entre 1998 y 2008 desaparecieron 60 mil personas (favor de comparar con los totales estimados de Chile, Argentina, Bosnia y España, vaya usted comparando); pero en ese entonces la Comisión Nacional de Derechos Humanos, estimó en 20 mil el número de 

migrantes secuestrados al año (¡al año!), dato que la Comisión de Gobernación de la Cámara de Diputados calificó como cifras “irreales y bajas”, y afirmó que cuando menos eran 50 mil migrantes al año los que sufren algún tipo de violencia, atentados a sus derechos humanos, extorsión de civiles y “en ocasiones por las propias autoridades de migración”; y ese drama se ha agudizado en este tiempo… mucho, porque la delincuencia organizada actúa a sus anchas al cobijo de los abrazos oficiales y la inacción de las fuerzas del orden que tienen esas órdenes, ‘manque’ les pese. 

Pero… no dramaticemos: ¡hay mando!, el líder de la nación se ha amarrado las manos al timón, dispuesto a todo con tal de llevar a buen puerto a México (léase con la voz de Manuel Bernal, el Declamador de América… “¡Andrés Manuel, creo en ti!”). Nuestro visionario hombre de Estado, no ceja en su empeño de pacificar al país atacando las causas, la raíz, regalando dinero a espuertas (palabra en desuso que refleja la edad de este menda), a manos llenas pues, que eso son los casi 500 mil millones de pesos anuales que reparte… sin que disminuya la pobreza, con los crímenes en aumento… ¡cosa más rara! 

La realidad contradice el pregón oficial. Y eso no tiene otra explicación que la realidad está mal. Y oiga usted, no se le olvide que si la realidad es lo que es, es por culpa de un señor que dejó la presidencia hace casi 10 años. Sí señor, pinche Calderón. Está bien, es su culpa… ¿y no hay algún responsable en el gobierno actual? 

Mala cosa que un gobernante busque culpables en el pasado o peor, que alegue que los homicidios son del fuero común, asunto de los gobiernos estatales, cuando eso es una mentira redonda: los crímenes de la delincuencia organizada y todos en los que se usan armas reservadas al ejército, son del fuero federal, que por algo se queda con casi todo el pastel del presupuesto. O que no hubiera jurado cumplir la Constitución, sin condiciones. 

Nos guste o no, hoy el mundo entero oye la palabra México y hace cara de asco. Compare cifras de horrores. El Presidente de la república ya se volvió refractario a la realidad: nada lo hace reaccionar; se le va la fuerza en explicaciones. 

Pero, eso sí, el viernes la prensa nacional nos informó con detalle que el día anterior, nuestro Presidente ganó un partido de béisbol, cuatro carreras contra dos al equipo del IMSS; que jugó como primera base y le tocó ponchar a dos rivales, tomó el bat y logró conectar en corto, pero lo poncharon antes de llegar a primera base. Al final del partido el Ejecutivo denunció que los del equipo contrario metieron algunos cachirules. ¿Ven?… todo en orden.

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