Juan Carlos Cal y Mayor
Parece que no se le está dando la dimensión a lo sucedido ahora que el presidente anotó a nuestro paisano Zoe Robledo en la lista de presidenciables. Unos días antes Brozo, Víctor Trujillo, advirtió que Zoe podría saltar a la palestra y en política no hay casualidades. Cualquiera pensaría que gozando de la especial simpatía que le tiene al presidente, lo ve sin duda con buenos ojos para ser el candidato de Morena a la gubernatura de Chiapas y la tiene asegurada.
Habrá que ver en ese caso, qué decide hacer en su momento el senador Eduardo Ramírez, que tiene presencia, estructura y camino andado. Puede sumarse o competir con una alianza como algunos suponen o sugieren o incluso apostar a ser ungido por el propio Morena. Otra figura fuerte que puede dar mucho de qué hablar en su momento es Carlos Morales quién está haciendo un destacado papel, quizás el mejor, como alcalde de Tuxtla Gutiérrez. Otros presuntos aspirantes -y ahora hasta aspirantas- que con todo respeto no tienen nada que hacer a menos que padezcan de sueños guajiros.
LA INCLUSIÓN
Por eso llama la atención la inclusión de Zoe entre los presidenciables ahora que Claudia Sheinbaum, Ebrard e incluso Adán Augusto, recorren el país para placearse con la venia de Amlo apoyando a los candidatos de Morena las gubernaturas. Está muy claro que en Morena se elige a los candidatos mediante encuestas. Así ha sido y esas encuestas no son precisamente las que vemos en los medios de comunicación o las casas encuestadoras. El presidente hace las suyas y al parecer no le están saliendo las cuentas.
NADA PARA NADIE
El fenómeno Amlo no se va repetir. Su popularidad supera a la de Morena y eso no se traslada por ósmosis. El próximo titular del ejecutivo será elegido con mucho menos del 50%. Las encuestas arrojan variantes desde un 30 hasta un 45% para Morena y en la oposición del PRI-PAN-PRD todavía no se ponen de acuerdo en un método que les permita elegir a un candidato rentable en vez de algún impresentable. Se barajan nombres, pero ninguno logra repuntar con claridad entre los demás. Ricardo Anaya seguirá seguramente en exilio. De la Madrid sería una opción, sus planteamientos son inteligentes, pero no pertenece a las nomenclaturas. Lilly Téllez crece ante una PAN que no la ve como propia. Todo es especulación por ahora.
COLOSIO
Por su parte Movimiento Ciudadano, que se ha sumado al bloque opositor en el Congreso, trae su agenda propia. No parecen estar dispuestos a ser una sigla más de alianza opositora. Aunque Dante Delgado dice que tiene varias barajas, lo cierto es ni Samuel García, el gobernador de Nuevo León, ni Enrique Alfaro, el gobernador de Jalisco, tienen nada que hacer contra la inusitada empatía que ha generado, sin mover un dedo, Luis Donaldo Colosio Riojas.
He dicho que mal harían en subestimarlo. En decir que no tiene experiencia, que es muy joven, que “lucra” (porqué no habría de hacerlo) con el nombre de su padre. Lo cierto es que está generando una nueva expectativa ante un electorado que ha perdido la fe en los partidos. Que ya no cree en la clase política del país, sin importar su origen. Tampoco es suficiente el suponer que tener el poder de muchas gubernaturas y el control de los millones de beneficiarios de los programas sociales es suficiente. Cuando el pueblo se decide a votar no hay quién lo pare más allá de amarres, acuerdos en lo oscurito o el financiamiento a manos llenas. Así ganó Fox en el 2000 y Amlo en el 2018. Y el efecto ganador siempre suma.
NADA ESTÁ DECIDIDO
Intuyo que la inclusión de Zoe puede ser una carta bajo la manga del presidente por sí acaso le puede competir a Colosio los mismos segmentos electorales. Zoe es una figura fresca comparado con las desvencijadas “corcholatas” apuntadas en la sucesión. No dude usted entonces que lo comenzarán a encuestar. En una de esas se convierte en la carta fuerte, aunque aún falta tiempo para decidir. Nada mal nos caería tener por primera vez en la historia un presidente chiapaneco. Alea Jacta Est!