Sr. López
Quico era el hijo menor de los tíos Neto y Lucha. Quico era simpático y hablantín, llenito tirando a gordo, le gustaba mucho bailar (y bailaba muy bien), pero lo que más le gustaba era decir mentiras, por el puro gusto, no por enfermedad, mentía en todo a todos, por el extraño gusto de engañar, con el inconveniente de que de tanto mentir, se contradecía. Igual un día le iba al América, luego a las Chivas o detestaba el futbol; mentía, mentía, mentía. Empezó cinco carreras, ninguna terminó, no duraba en ningún empleo y ya treintón se puso a vender coches usados y ganaba dinero a dos manos. Tío Neto decía: -Este va a acabar en la cárcel o asesinado a tiros –ni una ni otra, se hizo rico, se casó seis o siete veces y sigue diciendo mentiras, eso sí, porque no es cierto que al que obra mal…
Según Wikipedia, el “detector de mentiras, máquina de la verdad o polígrafo es un tipo particular de instrumento de medición utilizado para el registro de respuestas fisiológicas (…) registra las variaciones de la presión arterial, el ritmo cardíaco, la frecuencia respiratoria, estímulos nerviosos y la respuesta galvánica o conductancia de la piel, que se generan ante determinadas preguntas que se realizan al sujeto sometido a la prueba”. Bueno, pero no es infalible y no son tan pocos los que saben cómo engañar a la maquinita esa.
El ciudadano promedio no es imbécil, por lo que podemos suponer que su sueño ante un proceso electoral, sería que hubiera algún detector infalible de mentiras, promesas falsas o medias verdades. Eso no existe. Lo que sí existe y es muy eficaz, es leer. Nomás eso: leer. Y ya luego saca cada quién sus conclusiones.
¿Por qué o cómo le hacen algunos políticos en México -no todos, pero no pocos-, para echarse la vida mintiendo y saltando de un cargo a otro?… porque no nos enteramos de sus andanzas y no nos enteramos porque no leemos.
Diga usted si elegiría para Presidente a un señor que le ofreciera a todos los mexicanos que viven en los Estados Unidos sin papeles, que él los va a proteger, a cada uno; que diga que acabará con la corrupción y al mismo tiempo ofrezca una amnistía anticipada a todos los corruptos; que diga que va a quitar al Ejército y la Marina de las labores de seguridad pública y proponga una Guardia Nacional integrada por… 214,157 soldados y 55,574 marinos, porque (dicho por él): “No se puede enfrentar la violencia con violencia”… pues entonces que haga su Guardia Nacional con seminaristas, Boy Scouts y monjitas del Verbo Encarnado, ¿para qué soldados y marinos? (que dejan de serlo en cuantito cambien de uniforme, por cierto).
En serio votaría usted por un señor que siempre se ha opuesto al Mando Único de la policía que propone el actual gobierno y en su “Proyecto de Nación 2018-2024” (presentado el 20 de noviembre del año pasado), incluye como “pieza clave” la creación del Mando Único policial. El mismo que ofrece “un gobierno sin falsas promesas ni demagogia”, y anuncia que en su primer año dará, “casa por casa”, 2.3 millones de empleos, becas y acceso a educación universitaria a todos los jóvenes del país.
No son ganas de arrinconarlo, pero de verdad va usted a escoger para Presidente a un señor que ha dicho mañana, tarde, moda y noche, que las reformas de Peña Nieto son una birria y ayer, ante centenares de empresarios (Expo ANTAD en Guadalajara, Jalisco), declaró pando de satisfacción: -“(…) consideramos que con el marco legal actual, se puede sacar adelante al país” (¡toing!, onomatopeya de neuronas que saltan como resortes de sofá viejo, por sobrecarga de babas).
Usted es muy libre de votar por quien quiera, pero ese mismo señor ha dicho que luchará a brazo partido por el estado de derecho y en la reunión de ayer que le dije, aseveró lo siguiente: -“(…) como hijo de comerciantes sé lo que le conviene a la nación, lo que sea bueno para México para adelante y lo que no, lo que diga mi dedito, no”. O sea: él va a decidir (porque es hijo de comerciantes) y… lo que diga su dedito. Lo del marco legal actual, a condición de lo que diga su dedito: tome nota el planeta, en México la ley será digital (del dedito del señor).
¿De verdad nos conviene un Presidente que viaje en clase turista y sujeto a disposición?… porque él ha hecho de eso una cruzada: “Se va a vender toda la flotilla de aviones y helicópteros del gobierno… Vamos a vender el avión presidencial. Primero se lo vamos a ofrecer a Donald Trump, por ser vecino, y si no, a cualquier otro personaje”. O sea: él cree que el Presidente de los EUA comprará un avión usado… tendría que ser una ganga.
Por supuesto usted, vivo que es, ya sabe que este su texto servidor no está fantaseando, se refiere al candidato que ya siente calientito en los fondillos, imaginando el momento en que ante el Congreso de la Unión y frente a todos sus invitados especiales, le tercien la banda presidencial (la verdadera, no la que le tejieron de estambre para su primera protesta al cargo en el Zócalo), don Pejecutivo Legítimo, el candidato para el que es un mero trámite la elección, el que dotará a la patria de una Constitución Moral, el que convoca a su movimiento a todos, “mujeres, hombres, de buena voluntad, estamos buscando la unidad y una verdadera reconciliación”, como por ejemplo: Napoleón Gómez Urrutia, Nestora Salgado (con órdenes de aprehensión por algunos secuestros), Félix Salgado Macedonio y otros que de repente vieron la luz y se convirtieron a la verdadera fe del Pejesús, guadalupano y juarista, por propia declaración (¡ternurita!).
Si alguna duda tiene usted de que este señor promete cosas que sabe que no va a hacer y otras, imposibles de cumplir, recuerde solo esta: que hará entrar en razón al tal Trump, porque él no le tiene miedo (Putin, sí; Xi Ping, también)… y el Donald pregunta, como en el chiste lépero de Polo Polo, aquél del vampiro “gay”, que solo respetaba a los que decían un largo conjuro, pero era yanqui y el compadre se lo dijo en español, a lo que el vampiro dijo ya volteándolo: -“¿What?”
