Viniste a este mundo con la voz ideal para leer poesía, con la mente incansable para investigar, leer y escribir. Sé que vivirás en tu poesía, investigaciones y novelas pero, sobre todo, en mi corazón. En todos los cuentos que me leíste desde niña, en las novelas que leímos juntos, en los museos que visitamos y, sobre todo, en las miles de horas de pláticas donde me compartías tu sabiduría.
Extrañaré que me recibas con girasoles los fines de semana, porque decías que es la flor que representa al sol y eso soy para ti; los domingos cuando me preparabas arepas y chocolatito, tu desayuno típico desde niño, tus abrazos que me hacían sentir protegida y me daban fuerza en los momentos difíciles, en los recuerdos de tu voz cuando cantabas y siempre cambiabas la letra y tonalidad de las canciones, en tu forma única de bailar que siempre me sacaba una sonrisa.
No hay suficientes lágrimas que me quiten el dolor que me deja tu partida, pero sé que siempre vivirás en todos los girasoles que vea. Te amo eternamente, papito.
Cintia Ixchel Cuéllar Mota
20-nov-2025
Texto leído ante sus cenizas.