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Votar y botarlos / La Feria

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Sr. López

 

Como ya se lo conté antes, no repito completa la historia de aquel médico que en la década de los años 20 del siglo pasado llegó a instalarse en Autlán, luciendo título de la Facultad de Medicina de Montpellier, Francia, lo que de suyo hacía sospechoso que abriera consultorio en el pueblo. Pronto se supo que el doctor ése todo curaba con cebolla, sí, cebolla para constipación o diarrea, cebolla para catarros y pulmonías, cebolla para todo. Cebolla en tisanas y emplastos, cebolla molida y a mordidas, cebolla, cebolla y más cebolla, hasta que se topó con uno de la familia, un López de aquellos (no de los de Tabasco, esos eran otros López), que después de una noche entera de tener relleno de cebolla el agujero de un balazo en una pierna, se sacó él mismo la bala, su mujer lo cosió y en cuanto pudo andar, fue al consultorio del médico y lo hizo bailar un zapateado a tiros al echarlo del pueblo. Ni el título se llevó.

 

No es noticia, a nadie extraña: el Presidente, de pie, ¡firme!, sobre una montaña de 50,517 cadáveres, anunció el viernes pasado que no realizará cambios en la estrategia para enfrentar el COVID-19, y que no hay en el mundo nada mejor: “Son muy buenos, no hay en el mundo un equipo -de científicos- así que esté manejando la pandemia, y gracias a ellos hemos podido enfrentar esta pandemia” -tal vez no sea del todo exacto que como México no hay dos, pero lo que sí es absolutamente seguro es que como nuestro Presidente no hay dos (¡”Gracias a Dios!” se oye desde la ONU).

 

Por supuesto no es objetivo decir que somos el tercer país por muertos del Covid 19, comparar así al bulto, es incorrecto: no es lo mismo que se mueran 10 mil en San Marino que tiene 33,203 habitantes a que fallezcan 50 mil en México con nuestros casi 130 millones de alegres connacionales. No es lo mismo. (¿Qué?… sí, sí existe, es la ‘Serenissima Repubblica di San Marino’, el estado nación más antiguo del mundo, ubicado en la región centro de Italia, sin costa).

 

Sin que nuestro Presidente vaya a pensar que dudamos de su extraño optimismo, podemos concluir con la discreción del caso -no se vaya a incomodar-, que la situación por la pandemia en México no está como para sacar pecho y hacerle coros a Timbiriche cantando ‘¡México, México!’… mire usted:

 

Para calibrar cómo estamos, hay que compararnos con países que tengan más o menos nuestra población. Japón, por ejemplo, tiene por ahí de dos millones menos de habitantes que nosotros, bueno, pues México tiene 30 veces más muertos por el Covid 19 que Japón (30 veces es el 3,000%, fíjese); o Rusia, que tiene 17 millones más de población que nosotros, pero tenemos el triple de fiambres que los allá. Así de mal.

 

También podemos comparar tasa de letalidad (calculando el porcentaje de decesos del número de contagiados). Según la OMS la tasa de letalidad promedio en el mundo ronda el 0.6%. Según reporte de la semana pasada de la universidad John Hopkins, México tiene una tasa de letalidad de casi el 11% (10.86%)… esto es 18 veces más que la tasa promedio mundial, el 1,800% arriba, pero para no cargar las tintas y hacer como que uno es objetivo, se le hace saber que esa tasa de mortandad, nos pone en el cuarto lugar mundial: primer lugar, Reino Unido, 15.06%; segundo, en Italia, 14.15%; tercero, Francia, 13.25% (aunque en esos países ya casi controlaron los contagios… a ver cómo vamos acá en tres meses más).

 

Da gusto el patriotismo de nuestro Presidente pero mejor que compare a México con el resto del mundo, por su cocina más que por el manejo del Covid 19, porque a ver quién nos gana en comida rápida (tacos de canasta), o platillos de alto copete como un mole poblano que le saca ronchas de envidia al chef más rumboso de París; o por nuestra cultura y tantas cosas más, pero por favor, por favorcito, no por el manejo de la pandemia esta.

 

La pertinaz verborrea de nuestro Presidente no conoce límite. Sabe que nadie lo va a interrumpir para decirle ‘no es cierto’, ‘si no sabe no hable’ o ‘no diga tonterías’, y disfruta diciendo lo que le viene en gana, prometiendo lo que sea o afirmando cosas un poquito alejadas de lo que los tenochcas simplex conocemos como verdad, sentido común, lógica.

 

Así, el viernes se atrevió a afirmar que la situación de la pandemia en México es mejor que en los EUA, respondiéndole al majadero del Trump sin mencionarlo, diciendo muy humilde -claro- que él sabe que las comparaciones son de mal gusto, pero soltó que en México estamos mejor que en los EUA… pues que por favor alguien le explique que en nuestro país se mueren tres veces más personas enfermas de Covid 19 que allá, sí, la tasa de letalidad en los EUA es del 3.44% (no se regrese a buscar el dato, en México es del 11%): de pena ajena. Luego queremos que lo respeten y no lo reciban en la Casa Blanca como al de las pizzas.

 

O el Presidente López Obrador trae un plan secreto que explicaría y daría lógica a su discurseo, o algo anda mal en su manera de percibir la realidad y procesarla en el cerebro. El viernes explicó que según él: “Por razones políticas nuestros adversarios (…) han lanzado una campaña en contra del doctor Hugo López Gatell (…)”. Y agregó sentencioso, pedagógico: “¿Saben por qué quisieran que ya no estuviese Hugo López-Gatell?, porque no habría información y reinaría el caos”… ¡ah!, claro, por eso.

 

Una cosa que hemos de aceptar, si queremos ser serios, es que  nuestra salud está en nuestras manos. Sí. Por supuesto el gobierno tiene responsabilidades, pero aún quienes no pueden evitar salir a la calle, bien pueden tomar las precauciones que sabemos disminuyen enormidades la posibilidad de contagio. Y esto no atenúa las omisiones gravísimas de nuestro Presidente (que ha hecho un asunto de honor de no usar cubre bocas), y el doctor López Gatell (que se permite decir que el Presidente no es ‘fuerza de contagio’, sino ‘fuerza moral’)… y de la misma manera, el futuro de México no es incierto, también está en nuestras manos, basta con ponerse serios, votar y botarlos.

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