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Vivir en riesgo / Código Nucú

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César Trujillo

 

La falta de servicios básicos y recursos, aunada a la apatía y frivolidad de gobiernos pasados, ha llevado a miles de personas a vivir en zonas de alto riesgo y estar en un estatus de alta vulnerabilidad en México.

En Chiapas, por ejemplo, 75 por ciento de los municipios de la entidad se encuentran en zonas de riesgo.

Tan sólo en la Costa y Soconusco, los datos muestran que más de 300 localidades están entre la cota cero y cinco dejando en peligro a cerca de 50 mil personas.

No es asunto menor. Si a esto le sumamos el fenómeno de la subida del nivel mar que comenzó a principios del siglo XX en el mundo entero, y la irresponsabilidad y falta de resiliencia de las grandes potencias, el problema es cada vez más grave para todos.

La confederación internacional Oxfam México (Oxford Committee for Famine Relief, conocida por sus campañas para recaudar fondos) ha señalado que “por su posición demográfica y su situación de pobreza, en nuestro país hay varios estados en la lista de vulnerabilidad ante posibles fenómenos naturales”.

Es más, el mismo Banco Mundial coloca a México en el número 23 “con mayor riesgo catastrófico”. El problema, per se, es que pese a todo no se cuenta con las medidas adecuadas de prevención, lo cual es sumamente grave.

Si bien, cerca del 60% de los municipios de nuestro país se encuentran en alta vulnerabilidad y alto riesgo de sufrir un desastre, es corresponsabilidad de los tres  órdenes de gobierno apostar por incrementar los recursos que se destinan a la prevención más allá de lo mediático.

Para ello, se deben rediseñar los mecanismos y estrategias que les permitan no sólo implementar planes, sino monitorear y evaluar, constantemente, si éstos no requieren adecuaciones y si no se han visto rebasados por cualquier eventualidad.

En estos tiempos, donde el consumismo raya en límites del absurdo y el mismo sistema capitalista se encuentra en quiebre, le urge a cada país y a sus entidades federativas, sobre todo a las clasificadas ya con varias zonas de alto riesgo, que se involucre a las personas que viven en esa situación (de vulnerabilidad) en la toma de decisiones.

Son ellas quienes tienen claro el peligro al que están  sometidas y que conocen el contexto en el que viven. Están ahí por las enormes brechas de desigualdad que se forjaron con los programas asistencialistas que han permitido que el poder y la riqueza se acomoden en pocas manos, guste o no.

Hoy, los gobiernos están obligados a intervenir y actuar bajo el reconocimiento y respeto de los derechos, y usos y costumbres de los habitantes en riesgo.

Pero intervenir en serio, lejos de posturas mediáticas y firmas en el blof que no aterrizan y que quedan manifiestas cuando la tragedia alcanza a los pobladores. Lejos de la vanidad y poses, aclaro.

Los estudios señalan que Jalisco, Chiapas, Nuevo León, Michoacán, Quinta Roo, Estado de México, Veracruz y Ciudad de México, son los estados más vulnerables ante un fenómeno natural.

Es decir: es en éstos donde los sistemas de alerta temprana deben priorizarse e implementarse para advertir las amenazas que enfrentan quienes menos tienen.

Si bien los sistemas de Protección Civil por años ha hecho su parte, extender los canales de comunicación que permitan la difusión de información oportuna en cuanto a los riesgos debe seguir siendo una prioridad y de urgente aplicación para cada uno de los estados mencionados arriba.

Los expertos, cuando hablan del riesgo, siempre explican que éste se constituye con la exposición a la amenaza. En efecto: si a esto le sumamos la vulnerabilidad en el que se encuentran miles de personas derivadas de la inoperancia de los gobiernos encontramos un binomio de miedo y preocupación.

Ojalá y se trabaje en ello. El comportamiento del clima ha resultado impredecible ya, pese a los grandes esfuerzos. Nadie quiere una tragedia y que se repita el refrán de “muerto el niño, cerrado el pozo”. Dicho está.

 

#MANJAR.- Dicen algunos priistas que su próximo dirigente es Alejandro Moreno Cárdenas, o “Alito” como también lo conocen. Afirman que con él, el tricolor regresará a los tiempos mozos: a la lucha para recuperar el poder y a mostrar el nuevo rostro. No dudo que sea lo que requieren como partido (si quieren repetir esquemas). Tampoco dudo que sea el ungido y que esto de la campaña sea mero trámite. Digo, Alito, cuentan, trae la palmada en el hombro y el consejo al oído derecho de hace unos días del expresidente Carlos Salinas de Gortari. Lo cierto es que el candidato es parte de esta nueva camada de políticos del blof que dilapidan el erario (lo hizo antes de abandonar la gubernatura) para catapultar su imagen, que derrochan dinero y que ponderan una riqueza que obtuvieron en los puestos y no en el abolengo: sí, leí ya su historia y lo que se escribe sobre él. Incluso, Alito y estos nuevos políticos, son capaces de echarse en el hombro banderas que nunca ondearán como la paridad, la defensa real por los derechos a la mujer a decidir sobre su propio cuerpo, la violencia política, los matrimonios igualitarios, entre otros. Para resurgir, el PRI se debe reinventar. No con ocurrencias sino desde su ideología, desde sus bases. Sí, la que alguna vez perdieron de vista y los tiene hoy en la lona. #TiempoAlTiempo // “Al comienzo, el conocimiento es sensorial. Al acumularse suficiente conocimiento sensorial, se produce un salto al conocimiento racional, es decir, a las ideas. Este es un proceso en el conocimiento”. Mao Tse Tung. #LaFrase // La recomendación de hoy es el libro Gatos de rabo corto de Alejandra Muñoz y el disco Burn de Deep Purple. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.

 

* Miembro de la Asociación de Columnistas Chiapanecos.

 

Contacto directo al 961-167-8136

 

Twitter: @C_T1

 

Mail: palabrasdeotro@gmail.com

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