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Vivir en orden / A Estribor

Vivir en orden / A Estribor
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Juan Carlos Cal y Mayor

Circuló en redes sociales el video de un pretendido reclamo de un grupo de manifestantes, justo en el momento en que el gobernador Eduardo Ramírez daba un mensaje a los medios de comunicación presentes en el parque central. Un espacio de plantones permanentes y de toda índole. Sorpresivamente, el gobernador se encaminó hacia ellos para escucharlos, siendo que uno ya lo grababa con un celular mientras exigía la libertad del líder de una organización social denominada Frente Democrático Revolucionario de Obreros y Campesinos (FDROC), quien se autodenomina “marxista-leninista-maoísta”.

Ideologías obsoletas

Uno supondría que este tipo de manifestaciones ideológicas deberían ser cosa del pasado debido a su obsolescencia ideológica, sobre todo cuando tenemos, desde hace seis años, un gobierno que se asume de izquierda y llegó al poder por la vía democrática. Sin embargo, esto no funciona así. Este tipo de organizaciones sociales, que ya tienen años en Chiapas, siguen hablando de la opresión capitalista y lucran con ello para obtener concesiones e imponer condiciones en beneficio de sus agremiados. Solo que estas luchas, que para ellos son normales y legítimas, a menudo rayan en la ilegalidad.

¿Líderes sociales o malhechores con licencia?

No es la primera vez que este u otros líderes sociales están sujetos a un proceso judicial, al igual que varios de sus agremiados. Para ellos, esto es un símbolo de orgullo, un emblema de su lucha social. Basta con buscar sus antecedentes para descubrir que sus integrantes han sido detenidos transportando huachicol, bloqueando empresas —ya sean gaseras, refresqueras o cualquier patrón que, a su juicio, despida injustificadamente a un trabajador—, y obligando, bajo amenaza, a pagarles hasta lo imposible. También han bloqueado accesos a poblaciones, perjudicando a un sinfín de personas, pero ya sabe usted que así es la “lucha social”. Se trata de joder al vecino para presionar al gobierno a cumplirles sus caprichos.

La sombra de la ilegalidad detrás de la lucha social

En esta mezcla de grupos de poder que controlan actividades como el comercio de diversos productos, los espacios públicos y hasta las concesiones del transporte, no pueden quedar exentos de responsabilidad si infringen la ley. Para agregar más complejidad, los cárteles de la delincuencia también actúan a su antojo, volviendo muy delgada la línea entre estos luchadores sociales y los grupos delictivos. Están acostumbrados a imponer su ley ante la ausencia del Estado de derecho, al punto de que los políticos, en ocasiones, no tienen más opción que pactar con ellos o tolerarlos, ya sea por complicidad o so pena de ser llamados represores.

Víctimas de sí mismos: presos políticos o transgresores de la ley

Por eso, observé con detenimiento las expresiones del gobernador al enfrentarse a estos grupos, quienes suelen victimizarse llamándose presos o perseguidos políticos. No, señores, no se trata de eso. La libertad de manifestarse, de expresarse y de exigir sus derechos está garantizada, pero no la transgresión de la ley ni los derechos de terceras personas que queremos vivir en paz. No se puede hablar de opresión capitalista cuando más de dos millones de personas en Chiapas reciben algún tipo de ayuda social.

Orden, la palabra que incomoda a los agitadores sociales

La regla del juego se llama orden, y es precisamente lo que les dijo el gobernador: “Vamos a vivir en orden todos, y sé que a algunos no les va a gustar.” Más claro, ni el agua. El gobernador sabe lo que dice y hace lo que sabe. Es la ventaja de su larga trayectoria en la política chiapaneca, donde él mismo es un digno ejemplo de la cultura del esfuerzo. Viene del pueblo y entiende la realidad social. Al mismo tiempo, tiene una formación como constitucionalista y comprende el deber que le corresponde como el estadista que quiere ser.

La fiesta se acabó: no más impunidad

Los que parecen no entender que ya se acabó la fiesta son este tipo de grupos sociales de presión que enrarecen el clima político en medio de la incertidumbre y el miedo en el que ha vivido la población en los últimos años. No se trata de a qué te dedicas, si te crees líder social o eres delincuente. Se trata de que en Chiapas ahora tenemos un gobierno respaldado como nunca antes por amplios sectores de la sociedad, sin distinciones, que clama desesperadamente por el derecho a la paz y la convivencia social.

Firmeza o caos, no hay medias tintas

Por eso, no se debe ceder, aunque en este tipo de casos haya algún justo que pague por los pecadores. El Estado tiene el monopolio exclusivo del uso de la fuerza y nadie puede hacerse justicia por propia mano. Si el Estado abdica de este deber, los ciudadanos quedan a merced de la anarquía. Eduardo Ramírez está siendo más firme que nunca para que el mensaje a estos grupos o cualquiera que quiera transgredir la ley sea claro y sepan a lo que se atienen. Si dobla las manos, estamos perdidos. Por eso hay que respaldarlo ahora más que nunca.

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