
Juan Carlos Cal y Mayor
Juan Carlos Gómez Aranda es, sin duda, uno de los políticos más completos que ha dado Chiapas. Su vigencia, a pesar de su larga trayectoria, es prueba de ello. No es sencillo sobrevivir a administraciones que luego son estigmatizadas para poder barrer con ellas. Otro personaje que destaca por su profesionalismo y compromiso es Jorge Luis Llaven Abarca. Más alla de eso, los chiapanecos estamos acostumbrados a los políticos de ocasión, golondrinas que no hacen verano. Llegan a la política sin más méritos que adherirse –lacayunamente y sin pudor alguno– a los políticos en turno cuya popularidad los pone en condición de llegar al poder.
Es así como aspiran a colarse en los gabinetes sexenales, y quizás una de sus virtudes es la incondicionalidad inescrupulosa de la que, por supuesto, siempre sacan jugoso provecho en beneficio propio. Son leales al poder, no a la persona. Como San Pedro, son capaces de negar al mismo Cristo: “… esta misma noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces”. No faltan quienes se toman fotos con todos –según convenga– para luego decir que apoyaron sus campañas.
LA EVALUACIÓN
Recién tuve la oportunidad de participar en una entrevista que le realizamos un grupo de analistas y periodistas. Se trataba de evaluar los primeros 100 días de gobierno, más allá de la parafernalia de los eventos masivos que acompañan necesariamente a la política. Creo que Eduardo cumplió cabalmente con su palabra y no era una tarea sencilla. Contaba de por sí con un enorme bono democrático, pero estas acciones lo han legitimado aún más. Era la premisa de su gobierno y cumplió. Lo digo sin adulación. Lo más importante es que eso se percibe y ha permitido, de entrada, la reactivación económica y la convivencia social. Lo que el gobernante no debe hacer es dejarse llevar por el canto de las sirenas, porque ahora –aunque falta un largo trecho– ya hasta lo candidatean a lo grande. Lo que hay que hacer para ganarse la chuleta.
ECONOMÍA DEPENDIENTE
La pacificación se logra en un contexto de violencia por el que atraviesa el país. Por ello, muchos chiapanecos optaron por salir de Chiapas en los últimos años. Un reflejo de ello es el considerable aumento de las remesas. Entre 2013 y 2023, la recepción de remesas en Chiapas pasó de 520 millones de dólares a 4,367 millones. Las remesas representan más del 50% de los ingresos de los hogares de Chiapas. A eso hay que agregar que al menos 7 u 8 de cada 10 chiapanecos recibe un apoyo económico gubernamental. Todo este circulante es lo que mantiene activo al sector terciario (comercio, transporte, turismo). Eso refuerza el arraigo a pesar de las condiciones de inseguridad que prevalecían hasta hace tres meses.
VISIÓN SOLIDARIA
El reto ahora es definir qué queremos, para qué lo queremos y hacia dónde vamos. Y es que los chiapanecos, perdón por la afirmación, siempre queremos llevar agua a nuestro molino. No hay una visión solidaria que englobe el bienestar de nuestra economía. Los maestros luchan solo por sus privilegios salariales y no les importan los alumnos ni paralizar al estado. Igual esos jóvenes de la Mactumactzá, cuya lucha es para obligar al gobierno a crearles plazas sin importar si atienden o no a la demanda educativa. Una enorme mayoría aspira a una plaza gubernamental. La lucha por el poder se ha convertido en la lucha por la chamba.
Por eso, a nadie le importa rescatar nuestros ríos y acabar con la depredación de nuestros bosques y selvas. Las precarias condiciones con que operan los hospitales públicos no les interesan a las mayorías hasta que les toca padecerlas. Y aún así, nadie se queja. A nadie le importa que San Cristóbal no tenga un relleno sanitario. Que haya más de 200 plantas de tratamiento de aguas negras, de las cuales solo funcionan 5 en la capital, y que entre las principales causas de muerte en Chiapas se encuentren las enfermedades gastrointestinales como consecuencia de ello. A nadie le importa que Chiapas ocupe el primer lugar mundial en el consumo de Coca-Cola y otras bebidas azucaradas y que, como consecuencia de ello, la diabetes sea otra importante causa de muerte en el estado.
LOS DESAFÍOS
Así no se puede. Así no hay dinero que alcance. Chiapas tiene casi tres décadas con asignaciones presupuestales muy superiores a la mayoría de los estados. Es un barril sin fondo. No hay una política de población y los programas sociales han sido un incentivo por el que Chiapas tiene la mayor tasa de crecimiento poblacional en el país. Cada niño o niña que nace crea la necesidad de nuevos servicios de salud y educación en una población dispersa como arroz en una orografía por demás complicada y con muy pocas comunicaciones. Chiapas tiene también el mayor número de jóvenes con una educación deficiente que no les permite la movilidad social, mejorar su calidad de vida, aspirar a vivir mejor.
EXPERIENCIA Y EXPECTATIVAS
Por ello, sostengo la importancia de que en el gabinete haya personajes con experiencia. Estoy seguro de que tienen muy claro el panorama que enfrenta Chiapas. No pienso lo mismo de otros que llegaron a aprender y Chiapas no está para eso. No queda más que confiar en que el gobernador haya elegido bien y ellos sepan responder. Es demasiado pronto para evaluarlos, pero se tiene que hacer. Deberían contagiarse del entusiasmo que caracteriza al gobernador. Ser proactivos y no atrincherarse detrás de sus escritorios.
Chiapas tiene una gran oportunidad para romper ese círculo vicioso de solo depender de la generosidad presupuestal del gobierno federal. No digo que nos podamos convertir de pronto en una potencia económica, hay que ser realistas. No es sencillo porque el intercambio comercial tiene sus complicaciones logísticas. Gobernar no es sencillo. Se dice fácil cuando uno ve los toros detrás de la barrera. De lo que sí estoy seguro es de que se puede avanzar. Si el gobernador garantiza la vigencia plena del estado de derecho, los grandes proyectos como la carretera San Cristóbal-Palenque terminarán por surtir sus efectos.