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Vendiendo pepitas / La Feria

Vendiendo pepitas / La Feria
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Sr. López

Se contaba de una tía bisabuela de este menda, tía Temi (Artemia), de las de Toluca, que a mediados del siglo XIX, tuvo una infancia muy pobre, apenas aprendió a medio leer y era muy retobona, pero guapísima y por eso, la pretendió el hijo de un hacendado riquísimo, que ella rechazó a pesar de la insistencia del doncel (y la familia de ella), diciendo que prefería vender pepitas antes que casarse con él. Bueno, vendió pepitas toda su triste vida. Se contaba.

No sé usted pero este menda durmió en santa paz la noche del domingo, a pesar de que el lunes asumía el fétido Trump la presidencia del país más poderoso del mundo (China, favor de tomar su ‘ticket’ y esperar turno). ¿La razón?… ¡ah, qué usted!

La razón fue la galana declaración de nuestra Presidenta, líder de México, delirio de muchedumbres, nuestra señora esperanza de los pobres (o si prefiere,de los programas sociales), madre del buen consejo (cantar el himno), espejo de justicia (reforma al Poder Judicial), estrella de la mañana (desde el Salón Tesorería), salud de los enfermos (IMSS e IMSS-Bienestar, absténganse), refugio de los pecadores(pillos y priistas conversos a la 4T), consoladora de los afligidos (nosotros los del peladaje), doña Claudia Sheinbaum Pardo, quien desde Chinantla, Puebla, en alusión a las amenazas del Trump, pronunció con esa su voz broncínea:

“México no es colonia de nadie. No es protectorado de nadie. México es un país libre, independiente y soberano”… ¡La Declaración de Chinantla!

… directo a las páginas de la historia nacional, junto con “La patria es primero” (de Chente Guerrero); “Va mi espada en prenda” (del Lupillo Victoria); “¡Tantos soldados para custodiar una pobre mujer!” (de doña Chepina Ortiz de Domínguez); sin olvidar la de ‘El zorro’, Miguel Hidalgo: “Al que me siga a caballo le daré un peso; y a los de a pie, un tostón” (el pícaro calvito reclutando patriotas de a peso y cincuenta centavos, de veras). 

Por mérito propio queda en la historia la Declaración de Chinantla. Doña Sheinbaum sin saberlo, hace recordar lo dicho por Manuel Gómez Morín, el que fue rector de la UNAM, uno de Los Siete Sabios de México (fundador del PAN): “¿Qué armas más poderosas que las ideas? No tenemos otras, ni las hay mejores”… de veras, cuando se es idealista el riesgo es el ridículo involuntario. 

En cambio, con lógica de sajón, el primer presidente yanqui, el chimuelo George Washington (usaba dentadura postiza de marfil), dijo: “Las armas de fuego son las segundas en importancia después de la Constitución”. Eso se acerca más a la triste realidad humana. Ni modo.

Dijo la señora que no somos colonia, que no somos protectorado, y no lo somos; dijo que somos libres e independientes, y sí lo somos; pero también dijo que somos soberanos… y ahí habría que matizar un poquito.

En esto de la soberanía se han usado ríos de tinta. A brocha gorda, un Estado es soberano cuando se gobierna a una población en un territorio reconocido por el vecindario y no depende -es autónomo-, de otros Estados. Muy bien. Así, la soberanía ‘de iure’ es el derecho legal de la autoridad de un Estado a gobernar; y la soberanía de ‘facto’, es que sea real la capacidad de gobernar en ese territorio a esa población.

Por eso último es que importa que sea efectivo el gobierno en todo el territorio; y por lo mismo, se habla también de soberanía alimentaria, energética, tecnológica, militar y otras, pero no hay espacio.

Vistas así las cosas, la soberanía de México es más de ‘iure’, que de ‘facto’. Para empezar porque la comunidad internacional está muy al tanto de que en al menos un tercio del país, el gobierno no gobierna, mandan los carteles del crimen organizado (en Chiapas ya no, habían de fijarse en Palacio).

Para seguirle, porque no tenemos soberanía alimentaria. Conforme al reporte de UNAM Global, de los alimentos que se consumen en México (granos, carne, leche, etc.), más del 50% son importados, en su inmensa mayoría de los EEUU (la OCDE y la ONU, estiman que en la próxima década, México será el principal país importador de maíz del mundo, por encima de China).

Nuestra soberanía energética da grima. Con datos de la Secretaría de Energía, el 72.2% de los combustibles (entre otros, gasolinas, diesel y gas natural, esencial para producir energía eléctrica y la actividad industrial), son importados de los EEUU. De la refinería del Bienestar, Dos Bocas, ni hablemos.

No tenemos soberanía tecnológica, cero, nada, no generamos tecnología ni para fabricar tachuelas (los Voladores de Papantla no cuentan). Soberanía militar tenemos… mientras los EEUU no tengan la ocurrencia de dejarnos de vender armas y municiones, de las quedependen nuestras fuerzas armadas (que se verían muy mal de taparrabos, porque si no todos, la mayoría de sus uniformes se confeccionan con telas Ripstop y M81 U.S., importadas, claro).

Por supuesto nunca falta el optimista que considera como una gran fortaleza nacional, nuestras inmensas exportaciones… no lo son, es al revés: más del 83% van a los EEUU… con tantito que nos aprieten con aranceles, la economía del país entra a cuidados intensivos. Ya el año pasado la inversión extranjera directa -sin contar reinversión de utilidades ni entre empresas-, disminuyó 73.5% (ya sabían que Trump iba a llegar… y llegó ayer).

Así que sí, somos muy soberanos para que el gobierno nos apriete a los del peladaje, pero no tendríamos qué comer, ni combustibles para mover nada ni generar electricidad, si el tío Sam se pone trompudo; y si aparte de poner aranceles, le mete impuestos a las remesas, el país revienta.

En el contexto de su Declaración de Chinantla, la señora Sheinbaum afirmó: “El pueblo de México ha sacado adelante nuestra economía, pero también la de Estados Unidos (…) ¿A poco tendrían comida en la mesa los estadounidenses si no fuera por los mexicanos?”

Sí, señora, sí comerían y seguirían siendo la primera potencia. Tiene que haber una firme política de Estado no de ocurrencias, no vayamos a acabar vendiendo pepitas.

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