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Vacunas a la carta / Galimatías

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Ernesto Gómez Pananá

Hace un año, el mundo entero veía -y padecía- con asombro la llegada de la pandemia. Nunca tan rápido la ciencia había respondido. Hoy, casi una docena de variantes de vacuna anti COVID se han desarrollado y se aplican en todo el mundo. La carrera de la ciencia contra la muerte ha sido vertiginosa y por fortuna, ha conseguido su objetivo.

La pandemia pone a prueba nuestras habilidades más básicas: nos invaden el temor y la ignorancia y, así como durante un mundial, cualquiera se convierte en experto en fútbol, las circunstancias actuales propician que cualquiera pueda hoy, declararse experto en vacunas, expresando razones por las que tal o cual versión es la mejor o porqué tal o cual otra no es recomendable.

Al margen de quienes por cuestiones de creencia o convicción deciden no vacunarse, hay un punto que considero de necesaria reflexión:
He escuchado numerosas opiniones de personas preocupadas por los casos de afectaciones a consecuencia de la vacuna, mismas que pueden ir desde dolor de cabeza o fiebre ligera, hasta coágulos que generan la muerte.

Aquí vale la pena reparar en un detalle. Los porcentajes de casos de reacción adversa a una vacuna -la que sea, de cualquier padecimiento- siempre han existido, son normales, no existe una vacuna cien por siento segura ni cien por ciento eficiente,?no obstante, a cada recién nacido en México se le aplica la vacuna contra la Polio al nacer, y estando claros de que habrá algún caso entre muchos miles que reporte alguna reacción desafortunada, sin que por ello se anule el efecto positivo en los otros muchos miles de casos ni mucho menos la secretaria de salud decida suspender su aplicación o un padre o una madre decidan no aplicarla a su bebé.

Hoy, con las vacunas anti COVID, conocemos de esos casos trágicos gracias a las benditas redes sociales, a que el mundo entero está atento al avance en la guerra contra la pandemia y la lupa con la que miramos pervierte el análisis: casos desafortunados pero dentro del rango estadístico normal, se perciben como de mayor impacto y demeritan nuestra confianza en las vacunas.

He escuchado opiniones también respecto a las distintas marcas, están los pro Astra Zeneca o pro Pfizer, o los anti Sputnik o anti Cansino y resulta curioso que aquí también pueden proyectarse nuestras filias y fobias “ideológicas”: los anti “comunistas” que desconfían de la fórmula rusa -los rusos ya no son comunistas-; los que rechazan el suero preparado en India por ser tercermundista; los que creen que todo es un complot internacional en el que China es el autor intelectual que creó el virus y ahora vende la cura, o los que están esperando a que esté lista la Patria mexicana. Allá cada quien. De lo que sí tendríamos que estar plenamente convencidos es de que, en una situación de emergencia cómo esta, la mejor vacuna siempre será la que ya nos pusimos.

Oximoronas: durante muchos años, la ceremonia de entrega de los premios Oscar fue, junto con el Súper Bowl, el evento de más alta audiencia televisiva mundial. En 2020 pudo llevarse a cabo todavía. Unas semanas después vendría la pandemia. Hoy se entregan los premios 2021, ni la ceremonia ni mucho menos el cine son ni volverán a ser lo que fueron. Es nuestra nueva normalidad. Suerte a los tres mexicanos nominados por Sound of metal.

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