Antonio Cruz Coutiño
Con el tiempo la casa del EsteSur, nuestra casa, habrá de convertirse en franquicia internacional multivariada: cantina con barra, contrabarra y mesas de setenta por setenta, cabaret de última generación y sala de conversación, música y baile. Sala de redacción para los mejores columnistas del área México-centroamericana, galería del arte erótico y sensual y, naturalmente, punto de encuentro para los compas y nuestras amigas. Ahora está en los Manguitos, por el rumbo de la antigua Bella Época. En casa de la chingada ―así dice el Josejuán― aunque antes estuvo en el centro, donde se funda el semanario más chingón de la historia de Chiapas, el EsteSur, por el rumbo de la Secundaria López Mateos.
Y he aquí una predicción: no nos moriremos sino hasta ver la casa del EsteSurconvertida en franquicia de tamaño mundial. Al rededor del mundo y hasta Singapur llevaremos el desmadre, el buen gusto, la franqueza y la amistad a secas.
Por ahora, sin embargo, el proyecto apenas toma color. Funge como centro de operaciones de la ahora virtual revista. Es el estudio y “centro de comunicaciones” del Pepe López Arévalo y la sala de fiestas de los estesurianos de primera y segunda generación. Funciona como pista de baile para los enfebrecidos y las jariosas, pero muy en especial, es espacio discreto para las y los amantes amigos. Y digo esto en descargo de mi conciencia, pues recién me encontré con Adelín Díaz y Juan José Lara. Estábamos en el Alí Babar, pero cuando ya andábamos por la tercera, me cuestionaron. Oye pinche Toño, invita, cabrón. No seas díscolo… culero. Ya nos pasaron el tip, güey. Que se reúnen los del EsteSur, los López Arévalo. Que se ponen unas pedas de Jesús, padre y señor mío… Que se cargan a las chavas y que hasta pista para bailar y tubo de burdel tienen ―¡Tubo! ¡Tubo!―. Y en fin, esto y más. Hurgaban y querían respuestas. Pero no es la primera vez. Compañeros de la Facultad a veces preguntan. Escritores y artistas, amigos de los amigos y muy en especial la gente ligada a los medios. Oye, ¿Qué hay de cierto? Que llegan diputados y polacos de medio pelo… Que se ponen hasta’tras… Que nenas y amigas tienen el picaporte en sus manos… Que se hartan y beben… Que cogen y amanecen…
Es más, hasta mi mujer en varias ocasiones me ha preguntado y… neta que de tanto y tanto, ya hasta me la estoy creyendo. Nada nuevo. Todos pasamos por lo mismo. Digo, todos los del EsteSur, pues se ha convertido esa madre en una especie de Jauja, utopía y Amazonia mítica. Obvio: es el caliente imaginario colectivo de los tuxtlecos, típico del trópico y de la frontera sur.
Lo cierto es que nada es verdad, pero tampoco mentira. Los hermanos del Pepe, por ejemplo, no forman parte de la banda. Está prohibido citar ahí a nuestras novias y amigas (y esta es una gran verdad), pero es lícito llevar a las de enfrente. ¡A huevo!… y convocar a las amigas de los amigos, a las reclutas jóvenes de las feministas cercanas, y a los machines que invariablemente llevan el pomo y hasta una nalga. O dos. Total, sólo Dios llega a saber de su procedencia. Pero lo que digo es cierto. Pomos o viejas. Si no, ni madres. Les damos puerta.
Libertad encuentran quienes llevan a espaldas su propia cárcel. Compañía y miradas antisolemnes quienes hasta la madre se les sube a la cabeza. Grilla y buena vibra encuentran quienes saben para qué sirve el dinero. También para quienes hacen del oficio público una alternativa para la gente. Así que estamos y desaparecemos. Nos vemos y no nos vimos. Respeto absoluto a la libertad que las damas se autorecetan, cortesía para el desvarío gay y el propio de los amores lésbicos. Y hay conversación, comida y música abundante y variada. Llegamos todos y a veces no. Estamos unos, otros, aquellos o estos, pero siempre el Pepe, más que la pura verdad. Los viernes y sábados, a veces domingos y en ocasiones hasta a mitad de la semana.
Todo depende de la urgencia, la oportunidad o la arrechura, que para eso es el box. Me refiero a la cama queen que alguna vez un candidato azul introdujo por contrabando, o a las mesitas de patas gruesas que en habiendo necesidad, sobran para hacer el téibol, o las dos o tres muchachitas que de repente algún gigoló pasa de contrabando.
Ser y no ser. Verdad y fantasía. He ahí la cuestión. Y en cuanto al Pepe, su columna y sus mujeres, pura invención. Nosotros inventamos al Pepe y él nos inventa a todos. Naturalmente. Los que quieren aparecer… de fijo en el Noticias. Voz e imagen de Chiapas y sólo cuando tú quieras, amor, en alguna página virtual del negro y profundo cyberespacio.
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