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Usted ¡discúlpese! / La Feria

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Sr. López

 

El abuelo de este menda, don Armando (el materno-toluqueño), tenía un rosario de apellidos compuestos, de llamar la atención. Algunas veces le preguntó este imprudente López (hay de otros López, también imprudentes, otro día lo comentamos), el origen de esa fila de apellidos, hasta que ya en edad de entender (o porque le dio la gana), explicó que allá a fines del siglo XVIII, el abuelo de uno de sus bisabuelos (casi casi pariente directo de Adán y Eva), procedió a apropiarse de manera poco elegante, casi desaseada de un par de muy valiosos ranchos (“haciendas” les llamaban… eran ranchos y ranchotes, en fin, otro tema pendiente), asunto que provocó algunas diferencias entre familias, pleitos y desencuentros y de cuando en cuando, defunciones anticipadas. Aquello parecía no tendría fin, hasta que un Gobernador, amigo de ambos bandos, perdón, familias, mandó llamar a los bisabuelos del abuelo y les dijo a las claras que buscaran la manera de arreglar sus problemas o, con la pena, él, como autoridad, metería a la cárcel a los que hiciera falta hasta pacificarlos. Les dio un mes de plazo. Pasado el mes no había arreglo a la vista y entonces, el Gobernador amigo de los dos lados, les dio a escoger: cárcel o casaban los hijos de un lado con las hijas del otro y viceversa. Santo remedio: todos los que fueron naciendo eran primos hermanos y luego, primos segundos, las propiedades fueron quedando de un lado y otro, conforme fueron pasando a fiambres los viejos que habían mantenido caliente el problema. Cuando hay voluntad…

 

El viernes pasado publicó el diario Reforma el borrador de la carta que se sirvió dirigir nuestro Presidente al Rey de España. Uno duda de todo, como tenochca 100% ‘proof’ que es, pero el propio Presidente comentó que no sabía cómo se había “filtrado” el texto, ratificando que, al menos el borrador, es auténtico. Dice la nota del Reforma, en una de sus partes:

 

“(…) en la Conquista y el proceso de colonización derivado de ella se cometieron múltiples violaciones a las leyes.

 

““Se vulneró el principio del quinto real; se impuso la fe y se construyeron templos católicos sobre las antiguas pirámides y con los materiales de éstas; se instauraron la esclavitud y las encomiendas; las tierras propiedad de los naturales fueron usurpadas y repartidas a colonizadores y a órdenes religiosas; se realizó un sostenido saqueo de las riquezas naturales, particularmente por medio de la minería; se implantó un ordenamiento social basado en la segregación de castas y razas; se impuso la lengua castellana y se emprendió la destrucción sistemática de las culturas mesoamericanas”, se lee en el documento.

 

En el borrador se argumenta que, bajo una mirada contemporánea, estos hechos atentan contra los principios que rigen a ambas naciones en la actualidad y que las instituciones virreinales que gobernaron durante el periodo colonial formaban parte de la Corona española.

 

Incluso, expone que luego de consumarse la Independencia de México, el Reino de España intentó una reconquista a través de varias incursiones militares entre 1821 y 1854 que, aunque no lograron su propósito, causaron graves daños al País.

 

Ante estos hechos, el Gobierno mexicano señala que no busca un resarcimiento económico por los agravios cometidos ni proceder legalmente a causa de ellos. No obstante, expresa su deseo de que España admita su responsabilidad y ofrezca disculpas públicas.

 

““Actualmente, el Estado que presido no pide un resarcimiento del daño en pecuniario de los agravios que le fueron causados por España ni tiene el propósito de proceder de manera legal ante los mismos; en cambio, México desea que el Estado español admita su responsabilidad histórica por esas ofensas y ofrezca disculpas o resarcimientos políticos que convengan”, refiere el texto”.

 

Audaz, es la palabra más caritativa que puede usar este menda, para comentar semejante dislate, y evadir las que le calzan mejor… pero, ¡pelillos a la mar!, no sucederá nada a consecuencia de este episodio anecdótico de la Histeria Nacional.

 

Lo interesante es que hay quien ya prepara un reclamo y protesta, otro, pero contra el actual gobierno federal mexicano, por suplantación de identidad y despojo.

 

Resulta que los descendientes de los tepanecas (actual alcaldía de Azcapotzalco, capital del Imperio Tepaneca), tribu dominante en el valle de México, en 1430 fueron privados de su legítima propiedad de la mayor parte de lo que hoy se denomina como Ciudad de México, mediante una injusta guerra que les hicieron mexicas (conocidos como  “aztecas”), y acolhuas, por lo que desconocen la representación que se arroga el llamado Gobierno de México, impuesto después de la también ilegal posesión de españoles y de los actuales mexicanos.

 

Fortalecen su alegato, señalando que los denominados aztecas, se posesionaron de sus tierras durante solo 91 años (de 1430 a 1521), por lo que en realidad fue muy poco tiempo lo que duró su ilegal ocupación.

 

Se dice que buscan la firma en su reclamo, de los pobladores de los territorios (304,325 km²) sometidos a tributar ilegalmente y por la fuerza de las armas, en partes del centro de México, Guerrero, costa del Golfo, Oaxaca, Tabasco y Chiapas, donde injustamente realizaban sus expolios los aztecas.

 

Alegan que tlaxcaltecas, totonacas y una ridícula cantidad de españoles, derrotaron a los aztecas en 1521, y que lejos de devolver sus propiedades a sus legítimos dueños, las ocuparon como propias hasta 1821, cuando los propios descendientes de indios y españoles se las apropiaron ilegítimamente también, constituyendo el país llamado “Estados Unidos Mexicanos”. Piden una disculpa pública de tlaxcaltecas y totonacas.

 

A reserva de ver a qué llega este sabroso asunto (a nada): el problema es que los actuales mexicanos somos casi todos mestizos, indios de todas las tribus, mezclados con españoles, negros, franceses, etc… de manera que cada uno de nosotros tendrá que pedir disculpas a la parte de genes indios que porte… o sea, usted ¡discúlpese!

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