Francisco Félix Durán
“Una película Serbia”, estrenada en el año 2010 y dirigida por Srđjan Spasojević, es uno de los filmes más polémicos del siglo XXI y que el verla puede producir animadversión, pero si conocemos algo de la historia del país mencionado descubrimos una crítica al régimen actual, así como a las vejaciones ocurridas durante y después de la Guerra de Kosovo.
El filme narra la historia de Milos, un actor porno retirado que es invitado a hacer una nueva película por una buena suma de dinero, que podríamos definir como “pornomiseria” y “snuff”, enfrentándose a escenas reales sin saberlo de pedofilia, somnofilia, maieusiofilia y sadismo, entre otras parafilias.
Mencionado lo anterior, ¿se preguntarán por qué ver esta película? La razón es sencilla, todas las aberraciones que vemos en ella existen porque se consumen bajo gobiernos con morales falsas que ignoran a las clases desfavorecidas y que poco les importa la manera en que sobrevivan, por ello, es una falacia que España y la Confederación Católica de Asociaciones de Padres de Alumnos la hayan vetado.
Así es como en un país en donde la prostitución está prohibida, nos encontramos con víctimas de la Guerra de Kosovo, en donde los militares y policías de Serbia violaron a miles de mujeres y niñas con total impunidad. De hecho, durante y después de esta guerra, el comercio sexual incrementó en la región de los países balcánicos hasta nuestros días, con la compra de mujeres víctimas del trabajo sexual.
Asimismo, aunque la Guerra de Kosovo se llevó a cabo entre 1998 y 1999, Kosovo no obtuvo su autonomía hasta el 2008 y hasta la fecha la tensión bélica se mantiene con Serbia. Situación que en este país ha facilitado el tráfico sexual e incluso hoy, miles de migrantes provenientes de Afganistán, Pakistán, Irak y Siria, son víctimas sexuales de la pobreza que viven y en su mayoría los más comerciados son las niñas, niños y adolescentes.
Este es el retrato de “Una película Serbia” ante un gobierno supuestamente correcto, pero cuando en el 2017, la conductora de televisión Senada Nurkic, relevó que también ejercía la prostitución, solo fue despedida del programa y aunque esta profesión está prohibida, no recibió castigo alguno porque como ella misma dijo: “los que me quieren encerrar en la cárcel son los mismos que me ayudan a pagar las facturas y a ganar el dinero que necesito para vivir”. Y es que ciertamente pocos podrían pagar los 500 dólares que cobraba por encuentro, así que ya podemos vislumbrar quienes eran sus clientes.
Finalmente, mencionaré una de las escenas más aberrantes de este filme y es cuando uno de los personajes tiene sexo con una mujer a punto de dar a luz, para que al concluir el parto este tenga sexo con el bebé. ¿Qué enfermo verdad? Pero si hemos de ser sinceros y en palabras del director Spasojević, la auténtica pornografía es la manipulación cinematográfica que “en su mayoría tratan a las víctimas como a héroes, y las utilizan y manipulan con el fin de despertar la empatía del espectador. Crean una historia falsa y romántica sobre esa víctima y la venden como si fuera la vida real. El fascismo cinematográfico a través de la rectitud política”.