Juan Carlos Toledo
En una tierra rica en belleza natural pero históricamente rezagada en infraestructura turística, hoy Pijijiapan comienza a escribir una nueva historia. Detrás de este impulso está la sinergia entre el gobernador del estado, Eduardo Ramírez Aguilar, y el presidente municipal, Carlos Alberto Albores Lima, “Carlitos”.
Lo que en otras administraciones quedó en promesas, hoy se materializa en acciones concretas. Urbanizar la playa de Zapotal no es solo una meta estética, sino una apuesta estratégica para convertir a Pijijiapan en un nuevo destino turístico de Chiapas. Así lo ha visualizado el gobernador, quien ha ofrecido respaldo total a proyectos de infraestructura en zonas clave como Palmarcito, Playa Grande, La Conquista y el emblemático canal San José.
Carlitos, por su parte, ha hecho de la humildad y la cercanía con la gente su sello distintivo. Lo mismo lo encontramos recorriendo los 49.8 km de litoral en busca de playas aptas para el surf y las encontró para practicar el deporte acuático, en un diálogo con los palaperos de Chocomutal para dotarlos de baños dignos. Para él, el turismo no se trata solo de atraer visitantes, sino de dignificar a las comunidades que viven en estas zonas.
“El surf hizo crecer a Puerto Escondido, y puede hacer lo mismo por Pijijiapan”, afirma con convicción el presidente municipal. Esa visión ha llevado al municipio a organizar un torneo internacional de surf con más de 5 mil visitantes recientes, muchos de ellos de la Sierra de Chiapas, atrayendo a un nuevo perfil de turista y posicionando a Zapotal como una joya emergente en el Pacífico sur.
El gobernador, al que Carlitos reconoce como el principal promotor del turismo en Chiapas, no solo ha puesto el tema en el centro de la agenda estatal, sino que también ha hecho énfasis en el desarrollo con rostro humano: generar empleo, respetar el medio ambiente y fortalecer la identidad local. En palabras del edil: “Este gobierno trabaja con humanismo”.
Y ese humanismo se nota también en las decisiones que se toman con responsabilidad. No se trata de megaproyectos ajenos a la realidad local, sino de infraestructura que responde a las necesidades de las familias: caminos, electricidad, baños públicos, conservación ambiental y, sobre todo, seguridad.
La visión es clara: hacer de Pijijiapan un destino turístico sostenible, donde la naturaleza, la cultura y el deporte se conjuguen para mejorar la vida de su gente. Carlitos lo dice sin rodeos: “Después de tres años uno vuelve a ser el mismo pelado de siempre”, recordando que el servicio público es temporal, pero la dignidad y el respeto de la gente se construyen a diario.
Mientras los reflectores aún no apuntan del todo hacia este rincón costero de Chiapas, Eduardo Ramírez y Carlitos trabajan a contracorriente para que el mar, el surf, los manglares y la calidez de su gente se conviertan en orgullo y motor de desarrollo.
