Daniela Alfaro
En las recientes primarias republicanas de New Hampshire, Donald Trump, exmandatario de Estados Unidos, se aseguró la victoria, consolidando su liderazgo como posible candidato del Partido Republicano en las elecciones presidenciales. A pesar de este triunfo, Trump expresó su enojo por la persistencia de su única rival, Nikki Haley, en continuar en la contienda.
Trump, de 77 años, mostró su frustración después de que Haley, de 52 años, anunciara su intención de seguir compitiendo, incluso después de que otro aspirante republicano, el gobernador de Florida Ron DeSantis, abandonara la carrera solo dos días antes.
“¿Quién demonios era la impostora que subió al escenario antes y que reclamó una victoria?”, preguntó Trump a sus seguidores en Nuevo Hampshire, dejando clara su molestia por la decisión de Haley de no retirarse. Aunque Trump aseguró no estar demasiado enojado, expresó su determinación de “desquitarse”.
La campaña de Trump había planeado una demostración de apoyo para forzar la retirada de Haley antes de las primarias en Carolina del Sur, según Jason Miller, un alto asesor de la campaña. El viernes, Trump aseguró el respaldo del senador estadounidense Tim Scott, de Carolina del Sur, sorprendiendo al equipo de Haley y fortaleciendo la posición de Trump.
A pesar de la presión y el respaldo de Scott, Nikki Haley insiste en que la carrera “está lejos de haber terminado”. Argumenta que las primarias del Supermartes, el 5 de marzo, podrían ser un punto de inflexión, ya que muchos podrían estar abiertos a una alternativa a Trump.
La victoria de Trump en New Hampshire no solo consolida su posición como favorito republicano, sino que también intensifica la competencia con Haley, quien, a pesar de su derrota, afirma ser la última en pie junto a Donald Trump.