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Trinidad Palacios, ombudsman de papel / Código Nucú

Trinidad Palacios, ombudsman de papel / Código Nucú
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César Trujillo

Juan Óscar Trinidad Palacios, presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), debería ser relevado como ombudsman en la entidad. Cada que un asunto relevante llega a sus oficinas, él se encuentra o fuera de viaje u ocupado atendiendo algún asunto de sus padrinos políticos. Desde su imposición en enero del 2014, su papel principal ha sido estar envuelto en críticas por su nulo desempeño y su inoperancia al frente de tan importante cargo que le ha quedado grande.

Hoy en Chiapas podemos decir que la CEDH, de la mano de Trinidad Palacios, ha tomado el rol de un aparato omiso ante las violaciones sistémicas a los derechos humanos de los ciudadanos. Ser resultado de una negociación cupular desde el PRI, bajo el cobijo del gobernador Manuel Velasco Coello y el apadrinamiento de Juan José Sabines Guerreo, ha arrojado a un ombudsman que es sólo una figura decorativa.

Su pésimo desempeño es tal que, incluso, ha recibido recomendaciones y hasta un procedimiento de responsabilidad previsto en la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos del Estado de Chiapas, ante la Contraloría Interna de la Comisión Estatal, según documentó el columnista Héctor Estrada, de la misma Comisión Nacional de los Derechos Humanos sobre la inacción en casos que requieren la intervención de la CEDH.

En tres años y medio al frente de la CEDH, Trinidad Palacios ha violentado las leyes a su antojo sin que nada pase y ha convertido a la Comisión en un aparato de membrete inservible a las necesidades de quienes han buscado el respaldo y cuyas quejan han sido guardadas en el cajón del olvido.

Bien señalan los propios trabajadores de la CEDH que a Trinidad Palacios sólo le importan los 159 mil 513 pesos libres de impuestos y retenciones que se mete a la bosa mes tras mes, sin que cumpla con su trabajo.

Aún recuerdo que en enero del 2014, durante la sesión ordinaria del Congreso local que fue presidida por el entonces diputado priista Neftalí Armando del Toro Guzmán, el nuevo funcionario afirmó que con su llegada garantizaba una revisión de las condiciones administrativas y financieras de la CEDH, pese a que él llegó sin cumplir con dos capítulos del  artículo 25 de la Ley de la Comisión de los Derechos Humanos.

Si usted busca, por ejemplo, la experiencia que tiene el ombudsman en materia de derechos humanos, encontrará que ésta simplemente no existe por ningún lado. Su trayectoria se marca como  diputado local y federal por el Partido Revolucionario Institucional, dirigente estatal del PRI y presidente del Tribunal del Servicio Burocrático, y la imposición ahora en la CEDH.

¿Por qué, entonces, tener a un político de ese nivel en un organismo tan importante? Es simple: Trinidad Palacios representa el más alto nivel del servilismo que le ha valido tener cargos en los que ha sido el mismo personaje gris e inoperante que es ahora.

Ya basta que se siga usando a la CEDH como caja chica y refugio de políticos. Que alguien les explique a los diputados que la palabra sueca ombudsman significa defensor del pueblo y que imponer a cualquier político en estas áreas no sólo representa una afrenta a los chiapanecos, sino que condena a los ciudadanos a la indefensión abanderada desde las altas esferas del poder.

A un estado como Chiapas, en donde se violentan los derechos de los ciudadanos a cada rato, le urge tener a un ombudsman real que investigue los reclamos y que funja como mediador en conciliaciones, que se enfoque en trabajar por las partes agraviadas ponderando la sensibilidad de las personas que han buscado el apoyo.

Bajo esa premisa es urgente que el Poder Legislativo escuche el sentir ciudadano y cambie a este personaje que ha convertido a la CEDH en una institución con sueldos onerosos sin devengar, donde no se emiten recomendaciones y se pondera la protección a sus amigos del PRI y a los políticos que le ordenen cuidar.

Urge, en verdad, un defensor que llegue a desburocratizar y mejorar las relaciones de la administración con la población. Pero más urge que se quite a un hombre que se dice institucional y que pondera los intereses del poder por sobre la gente.

Manjar

El viernes pasado el director del Diario Contrapoder, José Adriano Anaya, presentó una queja en contra del gobernador Manuel Velasco Coello; Humberto Pedrero Moreno, secretario de Hacienda; Jorge Luis Llaven Abarca, secretario de Seguridad Pública; y Fernando Castellanos Cal y Mayor, presidente municipal de Tuxtla Gutiérrez. Ésta se da por las violaciones al derecho humano, a la legalidad y la seguridad jurídica, así como a la violación al derecho a la libertad de tránsito y circulación y violación al derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Ojalá se tomen cartas en el asunto. Bien por el doctor Adriano. #Endefensadelosciudadanos // La recomendación de hoy es El cuaderno  de José Saramago y el disco What hits!?  de Red Hot Chili Peppers. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.

@C_T1

palabrasdeotro@gmail.com

César Trujillo

9611678707

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