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Tramposos, falsarios y cretinos / La Feria

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Sr. López 

Tía Manola fue la mujer más necia no solo de Toluca sino del territorio nacional. Con ella no se hablaba, se discutía. De todo alegaba, en nada estaba de acuerdo, supiera o no del tema. El colmo fue la vez que uno de los tíos después de una larga polémica, ya por dejar el asunto, le dijo: -Ya entendí, tienes razón, disculpa… tienes razón, Manola -y la tía, como si le hubiera puesto un carbón encendido en el extremo inferior de su sistema digestivo, en la mera salidita, saltó gritando: -¿Qué?… ¿que estás de acuerdo?… si no soy tu taruga, ¡me opongo! –silencio de circunstantes, intercambios de miradas divertidas, retirada de la tía. Descorcharon una de champaña. 

De veras, en serio, que alguien se apiade del Presidente, no se vale, lo dejan solo. 

Para abrir boca y con poco riesgo, díganle que en la Cámara de Diputados, son 500 curules y en la de Senadores, 128 (ahorita, 127, hay una vacante). Luego, que la mayoría simple, la mitad más un voto (251), alcanza para modificar o emitir leyes; la mayoría calificada, dos tercios más un voto (334), permite meter mano a la Constitución. 

Luego denle la noticia: Morena NO tiene mayoría en ninguna de las cámaras del Congreso, ni simple ni calificada. Morena es minoría. ¡Zacapún! 

Por si se pone bronco, lleven preparada una tarjetita con los datos: Morena tiene 202 diputados; los demás partidos, 298. Y en el Senado, Morena tiene 60 lugares, 67 los otros grupos parlamentarios. 

Por eso andan de muy amigos los diputados morenistas con los del Verde (que tienen 41 asientos) y con los del Partido del Trabajo (que suman 33). Y en la Cámara de Senadores, Morena suma 75 votos con los 6 del Verde, 5 del PT y 4 del PES (partidito que perdió su registro pero cuenta). 

Sin sus socios, Morena no puede hacer nada. Nada. Así lo decidió el electorado. Esa voluntad de la ciudadanía es la que se tuerce con las asociaciones virtuosas o pecaminosas que no son nada raras en el Congreso. Pero estamos claros: la decisión de los votantes fue dejar a Morena como minoría parlamentaria. Lo demás es música de viento. 

Viene esto a cuento como preparación a las declaraciones de ayer del Presidente en el sentido de que si de verdad en la aprobación de su Plan B, sigue vigente la transferencia de votos entre partidos, vetaría el proyecto de Decreto que le envíen para su publicación. 

Esa transferencia de votos consiste en que los partidos coaligados, se trasvasen votos para que los chiquitos no pierdan el registro (se necesita el 3% de la votación para continuar succionando del generoso bote del presupuesto, no se crea que los mueve el espíritu cívico para querer seguir siendo partidos políticos). Eso lo agregaron los senadores para que el Verde y el PT votaran con ellos la aprobación del dichoso plan de revancha del Presidente. Y es una aberración porque es tomar votos de la ciudadanía en favor de un partido y dárselos a otro que no eligió. 

Dijo el Presidente: “(…) la veto aunque se invalide todo, por encima de los principios nada (…) no es posible, de ninguna manera, hacer algo encubierto o que dé la impresión de que se está actuando de manera tramposa (…)”. Bueno… bueno. 

Dejemos de lado que no existe eso del veto (ni le digan al Presidente, no se desgasten). Lo que dispone la Constitución en su artículo 72, fracción B, es que el Presidente puede devolver a la Cámara de origen (la que inicialmente aprobó una iniciativa), el Decreto de una ley con sus observaciones, lo que considera la propia Constitución como proyecto de ley o Decreto desechado (en todo o en parte). No lo puede hacer cuando de reformas constitucionales se trate ni para decretos cuya resolución sea facultad exclusiva de alguna de las cámaras, pero es otro tema y ahorita no importa. Muy bien. 

Lo interesante es que en el mismo artículo 72, fracción C, se ordena que para ratificar el proyecto desechado, sin hacer caso de las observaciones del Presidente, se necesita mayoría calificada (dos tercios de votos, en este caso de diputados), y pasa a la Cámara revisora, la de Senadores, que deben aprobarla también por mayoría calificada. Y eso para Morena, es imposible de conseguir. 

Si el Presidente regresa el proyecto de Decreto a los diputados, para que quiten lo del trasiego de votos a los partiditos rémora, revienta el asunto. Mire usted: 

Si no aceptan las modificaciones que les indique el Presidente, no tienen dos tercios de votos más uno para ratificar su proyecto de Decreto del Plan B. 

Y si los diputados se pliegan y quitan del Decreto el trafique de votos a favor de los partiditos, para poder aprobarlo con mayoría simple, no tendrían esa mayoría simple porque sus socios amantísimos, no van a prestarse a un suicidio patriótico, de ninguna manera y sin ellos no tienen ni la mayoría simple como hemos repetido hasta el éxtasis (porque da gusto). 

Ayer, el Verde y el PT en cuanto supieron de la declaración del Presidente, presionaron en la Cámara de Diputados para detener la discusión del Plan B como se los mandó el Senado. Al teclear este menda siguen encerrados con Morena. No hay que fiarse, bien pueden salir con alguna sorpresa pues son muy capaces de negociar en idioma contante y sonante. Aunque hay otro tema: esos partiditos son indispensables para Morena en las elecciones del 2024… es imposible que Morena gane, enfrentando a todos los partidos en su contra. 

Igual ya se les descompuso todo cuando parecía asunto de mero trámite: recibir, aprobar y promulgar. Pero, nadie esperaba que el Presidente amenazara con abortar el proyecto y menos que declarara, como hizo: “(…) no es posible de ninguna manera hacer algo encubierto o que dé la impresión de que esté actuando de manera tramposa, eso tiene que ver con el bloque conservador, esos son muy falsarios y cretinos”. ¡Chispas! (por no escribir una palabra de alto octano que rima con ¡carajo!)… los que agregaron esos artículos fueron los suyos, los de Morena, que así según las palabras del propio Presidente, son tramposos, falsarios y cretinos.

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