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Tomen asiento / La Feria

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Sr. López

 

El primo Ernesto era normal de cabeza, no tonto, no muy inteligente. El problema era que sus papás lo fueron convenciendo de que era algo así como la reencarnación de Newton, Pitágoras, Santo Tomás y Einstein, todos juntos. Cuando iba a presentar su examen de admisión en la Facultad de Ciencias de la UNAM, Pepe, el más impresentable primo que tenerse pueda (que sí es muy inteligente), le advirtió que era cosa seria y que no cualquiera pasaba el examen. Ernesto, sereno, seguro como Trump en Los Pinos. Pepe le consiguió unas guías de estudio para el examen; Ernesto tranquilo, las repasó como Messi rematando sin portero. Pepe le consiguió el examen resuelto (nunca dijo cómo); Ernesto medio lo vio: de qué se iba a preocupar él. Sus papás tranquilos también. Llegó el día, fue a presentar el examen, regresó con el garbo de Pavarotti después de un concierto: ¡éxito! Nunca apareció en las listas de aprobados. Estudió contabilidad en una universidad particular. No le va mal, ahí va.

 

Corrupción e inseguridad pública, son de los mayores reclamos de la sociedad. La corrupción AMLO la arreglará por la fuerza que irradia su aura republicana: gobernará como Juárez, Madero y Cárdenas, ¿quién será el infame funcionario que se atreva a fallarle? Resuelto eso, queda lo de la desafiante inseguridad que asola (se vale igual que “asuela”), no pocas regiones del país.

 

Hablamos de la inseguridad que causan bandas de criminales que cuentan con la complicidad de gente del poder político y financiero de aquí y el extranjero. Cosa mayor, de gravedad extrema. La delincuencia común es la menos difícil de combatir, aunque también esté desbordada en no pocos lugares del país (no, no “en el país”, lamento contravenir el pesimismo promovido por quien sabe quién, quién sabe para qué; el país marcha; todavía no llegamos a extremos, pero hay que ponerse vivos).

 

El martes pasado en Nuevo León, ante mil 450 integrantes de la Cámara de la Industria de la Transformación, después de hablar de cosas de impuestos, AMLO soltó respecto de la inseguridad:

 

“Vamos a utilizar de otra forma al Ejército y la Marina ¿qué quiero decir con que de otra manera? Que empecemos a reconvertir estas instituciones y que de defensa nacional sean instituciones para la defensa interior y para la seguridad pública; nosotros no tenemos amenaza de ninguna potencia extranjera y en el caso de que sucediera una situación de ese tipo, que no lo queremos ni lo deseamos, defenderíamos a nuestra patria todos los mexicanos, como siempre ha sido”… bueno, ya nos podemos ir preocupando.

 

Explicó que en octubre presentará su plan de seguridad integral para garantizar la paz en el país. Y adelantó que su plan considera la creación de un solo cuerpo policial con la suma de 240 mil elementos del Ejército y los 40 mil de la Marina. Y para que no dudemos del triunfo, agregó: “Si se unifican todos los esfuerzos y hay mando único, porque lo va a haber, yo todos los días desde las 6 de la mañana voy a tener una reunión con el gabinete de seguridad y un reporte de lo que esté sucediendo en el país. Todos los días voy a tomar decisiones y lo mismo voy a pedir que hagan los gobernadores”. Mmm…

 

O sea, él, ya como Presidente, diario, a las seis de la madrugada va a tomar decisiones para ir arreglando la inseguridad pública, no importa que él no sepa nada del tema, igual que su propuesto Secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, total ignorante en el tema. La suma de dos ceros, da cero. La seguridad pública es para expertos (que sí hay).

 

Y para que la cosa amarre, AMLO le va a pedir a los gobernadores del país (32), que diario se desmañanen para eso… para nada. Señor Presidente electo, la seguridad es tema de las 24 horas del día y es asunto de los que saben, los expertos, que informan lo que importa y es trascendente, al Presidente, a los gobernadores que si acaso, opinan pero no deciden por más que sean los responsables finales de todo.

 

Hágase de cuenta que tuviéramos un problema de salud pública: ¿el Presidente lo iba a arreglar reuniéndose todos los días a las seis de la mañana con su gabinete de salud… asistido por un Secretario de Salud que en su vida ha recetado un Mejoral?

 

De regreso a la reconversión de nuestras fuerzas armadas. Efectivamente no tenemos amenaza de invasión o guerra de un país enemigo y si pasara, ya dijo el Presidente electo, defenderíamos todos a la patria… ¿todos?… ¿a pedradas?, no saquemos de escala lo de “uun-soldado-en cada-hijo-te dio”.

 

Pero si por no estar fortificando las playas de Cancun esperando el desembarco de las tropas combinadas de Haití y Jamaica, resulta que sobran el Ejército y la Marina Armada, entonces parece que alguien debe explicarle a AMLO -en su primera desmañanada-, para qué están y qué hacen, qué leyes rigen a nuestras fuerzas armadas y para qué están capacitados sus elementos: pensar en convertir en policías a nuestros militares es como pensar que un señor que riega su jardín a manguerazos puede ser bombero… sí, medio se parece lo que hacen, pero es totalmente diferente. Ahora, por el momento, nuestros militares enfrentan el problema, pero no son la solución, sus funciones son otras y muy importantes.

 

Quedó dicho: el próximo gobierno creará un solo cuerpo policial con la suma de 240 mil elementos del Ejército y 40 mil de la Marina Armada… a ver cuántos años se tarda en cambiarle el modo de pensar y actuar a personas entrenadas largamente para otra cosa, para no mencionar a los mandos. Y cuando lo logre y nuestras fuerzas armadas sean la policía del país, va a podrir lo que no está podrido: el principal problema con la delincuencia organizada es su capacidad de corromper piedras.

 

Pero, tómeselo con tranquilidad: ¡es puntada!, como fue puntada lo que le respondió a los empresarios sobre su reforma fiscal: que una vez que haya ordenado el gasto y acabado con la corrupción, propondrá una reforma fiscal que hará muy simple el pago de impuestos. ¿Cuándo acabe con la corrupción?… señores, tomen asiento.

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